domingo, 29 de abril de 2012

Memoria de los esclavos de Franco



Un capítulo negro de la historia de España
Centenares de nuevos documentos evocan la vida de los presos en los campos de concentración de la dictadura - El Tribunal de Cuentas cede sus fondos a Cultura
La burocracia lo justifica todo por escrito. También la ignominia y la miseria. "Vale por dos botes de leche para un evadido enfermo procedente del campo rojo, por prescripción del médico". El 23 de febrero de 1938, el cabo de guardia autorizó en una nota manuscrita el extra alimenticio (¡dos botes de leche!) a un enemigo enfermo. Luego estampó el sello de la Comandancia Militar de Fraga (Huesca). Mientras los españoles se mataban entre sí, la miseria y la ignominia avanzaban haciendo estragos.
La nota de los botes de leche viajó por un intrincado laberinto hasta acabar en el Tribunal de Cuentas. Igual que centenares de documentos similares. Vales donde se da cuenta de las latas de atún, sardinas, "vaca ajardinada", libras de chocolate, alubias, café o mermelada que se distribuían a soldados y prisioneros durante la Guerra Civil y la posguerra. Es una pequeña memoria de la miseria. Pero el Tribunal de Cuentas conserva también la gran memoria de la ignominia: los movimientos en 132 campos de concentración y 541 batallones de prisioneros forzados a trabajar en obras militares o civiles tras ser apresados por el ejército sublevado. Sus integrantes fueron la avanzadilla de los llamados "esclavos de Franco", que reconstruyeron buena parte de lo destruido durante la Guerra Civil. Este fondo podrá ser consultado en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, donde la subsecretaria de Estado de Cultura, Mercedes de Palacios, depositará las 145 cajas procedentes del Tribunal de Cuentas, tras el convenio firmado entre el presidente del organismo, Manuel Núñez y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, hace un año. EL PAÍS ha tenido acceso a su contenido.
Altas y bajas. En estos fondos se pueden rastrear numerosas identidades de quienes pasaron por 132 campos de concentración y quienes nutrieron 541 unidades de trabajadores forzosos (acuñadas bajo diferentes denominaciones: batallones disciplinarios de soldados trabajadores, batallones de trabajadores...). Hay listados con las altas y bajas de cada mes. Una copia se remitía al Tribunal de Cuentas para justificar el dinero necesario para alimentar a los detenidos y, en el caso de los batallones, para pagarles por su trabajo. Un ejemplo: el campo de concentración de Huelva comienza a funcionar en febrero de 1939 con 3.202 prisioneros. En julio se cierra con 662. Los listados detallan los nombres de cada recluido y su destino: a disposición del gobernador civil, pendiente de la comisión clasificadora, al inspector de carabineros, hospitalizado, en libertad o fallecido.
- Documentos perdidos. Durante años, los investigadores han ignorado el fondo del Tribunal de Cuentas. Por puro desconocimiento. El historiador Francisco Espinosa fue el primero en acceder a él a finales de 2008. Hace dos días, como quien dice, y tuvo que batallar, con el apoyo de la abogada Eva Moraga, contra el hermetismo del Tribunal de Cuentas. "Ese archivo estaba silenciado, no tenían interés en que se conociera, supongo que por simple pereza burocrática", reprueba Espinosa. "Carecíamos de espacio para atender a investigadores, se hizo un esfuerzo por habilitarlo y desde entonces hemos recibido a 16 investigadores", contrapone la subdirectora jefe de archivo del Tribunal de Cuentas, Soledad Cases. "No fue para ocultar ni para negar", agrega. Lo cierto es que, aún el 3 de junio de 2008, el secretario general del Tribunal de Cuentas, José Antonio Pajares, afirmaba en un escrito que no se podían consultar los fondos de batallones y campos de concentración debido a que "las deficiencias constructivas del edificio" donde se almacenaban había obligado a clausurarlo "por motivos de seguridad". En la carta de respuesta a Espinosa, se omitía señalar que los fondos ya habían sido digitalizados. Javier Rodrigo, que manejó una apabullante documentación para su tesis sobre los campos, no pudo acceder a estos datos. "Cuando preparé mi tesis, no lo sabía. No estaba recogida en los fondos históricos estatales, aunque intuía que tenía que existir una documentación económica sobre las altas y bajas de cada campo". Y lamenta que no cumplieran los requisitos de un archivo: publicidad, catalogación y disponibilidad.
Ironías de los archivos. Antes que los historiadores, llegaron los represaliados con sus peticiones. Desde 2002, al ritmo de las indemnizaciones públicas para quienes habían sido encarcelados y castigados por sus ideas políticas, 3.229 personas pidieron al Tribunal de Cuentas que certificase su paso -o el de un familiar- por un batallón o un campo de concentración. Según Soledad Cases, en 1.820 casos se dio una respuesta negativa. Con la transferencia de estos fondos al Ministerio de Cultura, corresponderá a partir de ahora al Centro Documental de la Memoria Histórica expedir los futuros certificados para los represaliados republicanos. Un irónico giro administrativo: el fichero general del centro salmantino sirvió para rastrear las veleidades "rojas" de los demandantes de empleo durante la dictadura.
Campos de reeducación. Javier Rodrigo, el historiador que ha investigado más a fondo el sistema de campos del franquismo, ha contabilizado 188, que permanecieron operativos en algún momento entre 1936 y 1947. "Fueron internamiento, clasificación, reeducación y origen de explotación. También fueron humillación, hambre, maltrato, disciplina, descontrol, lucha por la integridad y transformación. Y, en muchos casos, eliminación física. Pero que nadie se llame a engaños: su objetivo no fue nunca asesinar a sus internos (de eso se encargaría la justicia militar), sino ser el bisturí social con el que separar el bien del mal, la España de la anti-España", escribe en su libro Cautivos. Campos de concentración en la España franquista (1936-1947) (Crítica). Por esos recintos pasaron entre 367.000 y 500.000 prisioneros de guerra republicanos y, a partir de 1940, refugiados de la II Guerra Mundial. Los campos nutrían masivamente a los batallones de trabajadores.
 - Reconstruir la ruina. Se destruyó entre todos, se reconstruyó en buena parte con los perdedores. Los prisioneros republicanos, agrupados en batallones y unidades de trabajo, acometieron significativas obras, como se constata en los fondos del Tribunal de Cuentas. El batallón de trabajadores número 31, formado por 388 prisioneros, lo hizo en el aeropuerto de Labacolla, en Santiago. Cobraban en febrero de 1940, según lo firmado por el comisario de guerra, 2,50 pesetas diarias. Del campo de concentración de la plaza de toros de Zaragoza, donde se hacinaban 2.148 republicanos en abril de 1939, salió la mano de obra para trabajar en el pantano de la Muedra (189 prisioneros), el ferrocarril entre Soria y Castejón (299), las minas de Utrillas (199) y los puertos de Castellón y Vinaroz (393). La explotación laboral se mantuvo también con los presos de las cárceles -que sí habían sido juzgados y condenados- en un complejo entramado de cesión de mano de obra a instituciones y empresas privadas que haría las delicias de una empresa de trabajo temporal inmisericorde. Entre las obras más simbólicas legadas por este sistema figuran el Valle de los Caídos o el Canal del Guadalquivir, construidas ambas por presos que creían redimir penas.
 - Víveres recortados. El lenguaje repetitivo y plano de los papeles militares esconde pistas. Se podría decir que el jefe del batallón de trabajadores de Belchite era más generoso con sus prisioneros que el jefe del campo de San Pedro de Cardeña, en Burgos. Verán por qué. En abril de 1939, el primero certifica que "en el mes anterior no se ha podido obtener ninguna economía en la compra de víveres para la confección de ranchos". El segundo, por el contrario, escribe ufano que "las economías realizadas durante el mes de la fecha importan la cantidad de 14.277,6 pesetas, diferencia entre lo reclamado y lo invertido, cuya cantidad será ingresada en el Banco de España en la cuenta corriente de la Inspección de Campos de Concentración".
- Miranda de Ebro, el más longevo. Se cerró en 1947. Su historia está casi más vinculada a la II Guerra Mundial, ya que albergó a numerosos refugiados. En los listados del Tribunal de Cuentas se suceden apellidos como Wilson, Weil, Van Derber, Roux, Rivière, Sorel, Zalewski o Zielinski. En agosto de 1943 había 3.265 extranjeros. Durante un tiempo se mezclaron sin sentido alemanes, judíos, franceses, británicos y polacos, hasta que los conflictos obligaron a delimitar zona aliada y zona germana en el campo.
LA HUELLA DOCUMENTAL DEL DRAMA
- En la reconstrucción del nuevo pueblo de Belchite trabajaron prisioneros extranjeros que habían combatido en las filas de la República. En febrero de 1940 había 303 extranjeros. Cada uno cobraba 2,50 pesetas diarias.
- Además de Miranda de Ebro, que funcionó entre 1937 y 1947, en Burgos se abrieron campos en Aranda de Duero, Lerma, San Pedro de Cardeña y Valdenoceda.
- Córdoba, con 17, fue la provincia con más campos de concentración. Le siguieron Granada (10), Badajoz (8) y Alicante (8).
TEREIXA CONSTENLA - EL PAÍS - Salamanca - 11/03/2010


lunes, 23 de abril de 2012

Los Niños y niñas que fueron evacuados en la guerra civil Española

"Siempre me he sentido abandonado por España. Nadie hizo nada por nosotros y por eso nunca quise volver allí" asegura Félix Amat, de 87 años
75 años después de su evacuación, algunos de los 'niños' vascos cuentan en la SER cómo vivieron su exilio en Inglaterra lejos de sus padres. Algunos volvieron a rencontrarse con sus tierras, pero más de 250 personas no fueron reclamadas por nadie y han pasado su vida lejos de España.
En 1937, durante la Guerra Civil Española, casi 4.000 niños y niñas del País Vasco fueron evacuados a tierras británicas. El Habana, un buque inglés con capacidad para 400 personas, se acercó hasta el puerto de Santurtzi (Bizkaia) y los trasladó hasta Southampton, en Inglaterra. Dejando atrás su tierra y sus padres, sólo llevaban consigo algo de ropa y un cartón donde figuraba su nombre y un número de identificación. 75 años después de esa evacuación, algunos de esos "niños" vascos cuentan su historia a la SER.
Cuando Bene González subió al Habana tenía 15 años. Al estar su padre en la guerra, lo más duro para ella fue dejar sola a su madre. "La separación de mi madre fue un trauma terrible porque yo era la mayor de mis hermanos y estaba muy apegada a ella" lamenta Bene. El viaje en barco fue una de las peores cosas que recuerda. La marea era fuerte y el Habana tenía capacidad sólo para apenas 400 personas. El miedo que caracterizaba el rostro de todos los niños que había a su alrededor fue lo que más la impresionó "esos niños lloraban de forma diferente. Los niños de ahora gritarían de pánico pero ellos lloraban en silencio y llamaban a su amaxo".
Una vez en el Puerto de Southampton, había unos autobuses que llevaron a los niños y al personal docente y sanitario hasta los campamentos. "llevábamos una vida aburrida. El día se nos hacía muy largo porque no había mucho que hacer" recuerda Bene. Uno de los peores momentos fue la noticia de la caída de Bilbao "aquello era terrible, todo el mundo lloraba porque lo primero que pensamos era que sí Franco había entrado a Bilbao habría matado a nuestros padres".
Más tarde, los niños fueron trasladados a las colonias, a Bene le tocó ir a Escocia donde asegura que llevaba una buena vida. Pero ella añoraba el día en el que pudiera volver a España y ver a sus padres. "En la colonia estaban preocupados porque ya se veía venir la Segunda Guerra Mundial, por eso yo tuve mucho miedo. Y menos mal que nada más llegar a España es cuando empezó la Guerra, aunque algunos se tuvieron que quedar porque sus padres fueron asesinados. Pero yo me alegro mucho de haber vuelto" celebra Bene González.
Otros "niños" no tuvieron tanta suerte. Una amiga de Bene que se llamaba Encarnación Benavente, quedó desamparada y la acogió una familia inglesa. "Con 18 años, se casó con un marino de guerra y poco después tuvo un hijo. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, nos cuenta Bene "empezó a trabajar en una fábrica porque su marido estaba en la Guerra y entonces enfermó de tuberculosis. Murió con 22 años dejando sólo a su hijo, que apenas tenía dos años".
Para esta mujer de 90 años, la evacuación no fue cuestión de republicanos ni de franquistas "tenía el objetivo de alejarnos de las bombas y fueron dos bandos en lo que desgraciadamente fue una Guerra Civil, en la que lucharon hermanos contra hermanos. Es lo más triste" concluye Bene.
La experiencia para Félix Amat fue totalmente diferente. Para él y para sus hermanos fue un viaje divertido en el que pudo disfrutar del mar y lo veía como una oportunidad de ver otro país lejos de lo que sucedía en ese momento en España "yo no recuerdo que fuera tan horrible. Lo único duro que hubo es que no podíamos comer bien porque nos mareábamos" cuenta Amat. "Mis padres me explicaron que tenía que irme fuera durante 3 meses por la guerra y por los bombardeos. Durante esos días, la gente venía a Bilbao con sus maletas y sus animales porque pensaban que allí estarían más protegidos" explica este hombre que tiene ya 87 años.
El año anterior a su llegada a Inglaterra, se había celebrado la coronación del Rey Jorge VI y las calles aún permanecían decoradas por eso, nos cuenta Félix que "la llegada al puerto de Southampton fue divertida. Pensábamos que las banderas y la decoración era nuestro recibimiento, pero no fue así. Guardo muy buenos recuerdos de esa etapa de mi vida. Mi niñez en la colonia fue como un paraíso lejos de la Guerra". De los 4.000 niños, al menos 250 no fueron reclamados por sus padres después de la guerra. Félix Amat es uno de los que se quedaron en Inglaterra "mis hermanos y yo no podíamos volver porque no sabíamos donde estaban nuestros padres. Después de 75 años todavía estamos aquí".
Pero Félix Amat tampoco quería volver a España porque ya se había hecho a la vida inglesa "después de termina la Segunda Guerra Mundial yo ya tenía novia. No quise volver porque no quería dejarla en Inglaterra". Aunque ese no fue el único motivo que le retuvo en esas tierras. Cuando localizó a su familia le comunicó que la posguerra en España estaba siendo muy dura y además "habían mandado una carta para que yo hiciera el Servicio Militar, pero como no estaba en Bilbao pues no la podía hacer. Cuando quise volver no me querían dar el pasaporte español porque me consideraban un prófugo". Pero por todo lo que pasó, Félix Amat no ha echado en falta España "soy más inglés que español. Siempre me he sentido abandonado por España y por eso nunca he tenido ganas de volver".
José Armolea tenía tan sólo 13 años cuando sus padres le dijeron que él y su hermano tenían que coger ese barco para no morir en la Guerra Civil. Vivía en Portugalete desde donde zarpó el Habana "vimos ese barco llegar un par de días antes". A pesar de escuchar a diario el sonido de las bombas, Armolea recuerda su vida en Bilbao como la mejor etapa de su vida. El viaje duró 48 horas y para José fue algo difícil de comprender "no entendíamos lo que estaba pasando, ese campamento era enorme y estaba lleno de niños. Pero al principio no fue una dura experiencia, porque estaba convencido de que ganaríamos la guerra y la vuelta estaba cerca" recuerda José, ahora con 86 años. A Armolea no le gustó mucho Inglaterra. "Teníamos que hacer turnos para que cada día uno fuera a por la comida porque hacía mal tiempo y eso que la comida era inglesa y muy rara. Además teníamos que dormir en colchones de paja". Como al resto de niños, sus padres le aseguraron que iba a ser cuestión de 3 meses y que estaría en buenas manos. Pero las cosas no fueron tan bien como él se esperaba "lo diré una y mil veces, Franco mató a toda mi familia".
Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, José Armolea fue trasladado a Bournemouth con una familia inglesa que se hizo cargo de él hasta que empezó a trabajar. "¿Que qué pensaba? Pues que he tenido mucha suerte al tener una familia aquí y sólo trataba de vivir de la mejor manera posible. Es una situación difícil de entender y de explicar".
Fuente: http://www.cadenaser.com/espana/articulo/franco-mato-toda-familia/csrcsrpor/20120408csrcsrnac_11/Tes
Video
Los niños exiliados en la Guerra Civil
http://www.youtube.com/watch?v=Fsvi8tYZJGE
Os recomiendo esta película: Ispansi
http://www.youtube.com/watch?v=eBg8CUhwTOA

viernes, 20 de abril de 2012

80 aniversarios del periódico cnt



Nuestro querido periódico ya es octogenario. En el III Congreso de Madrid de 1931 se fraguó la idea, y fue un 16 de abril de 1932 cuando en un Pleno Nacional de Regionales se decidió que la anarcosindical debía poseer su propio órgano de expresión llamado cnt.
No fueron muy originales a la hora de buscarle un nombre, pero para los agitados años 30 del siglo pasado aquello debía ser lo de menos, lo importante era romper el cerco mediático existente en aquella época, eso que hoy llamamos contra-información y que sigue más vigente que nunca.
El primer número vería la luz el 14 de noviembre de ese mismo año. Desde entonces muchos han sido los años transcurridos hasta llegar a los 388 números editados hasta el momento, en los cuales podemos hacer un seguimiento de los grandes acontecimientos que la historia ha deparado en clave libertaria, al igual que comprobar los ascensos y descensos de la vida propia del sindicato. Y es que el cnt ha sido fiel reflejo de las posibilidades del sindicato para cada época. De la fuerza demostrada durante el periodo republicano y la guerra civil, en formato diario y con una tirada de 35.000 ejemplares (sin olvidar la Soli con una tirada de 200.000 ejemplares diarios durante la guerra), al largo exilio franquista en el que salían números de forma esporádica.
Hoy nos encontramos con una CNT muy viva, en constante crecimiento, y adaptada a los tiempos que corren. Fiel reflejo de ello es este periódico que cada mes intenta superarse así mismo tanto en contenidos como en calidad, todo ello basado en unos objetivos ambiciosos tal y como lo idearon nuestros abuelos en aquel Congreso de Madrid.
Permaneced atentos en los próximos meses pues varias son las sorpresas que estamos preparando para conmemorar como se merece esta histórica publicación y volvamos a conseguir entre todos y todas que el cnt vuelva a ser, no solo el órgano de expresión del anarcosindicalismo, sino de toda la clase trabajadora.
http://www.cnt.es/noticias/80-aniversario-del-peri%C3%B3dico-cnt

domingo, 15 de abril de 2012

Tolouse, un paseo por la capital del exilio español

Tolouse fue uno de los epicentros de la oposición contra el franquismo. Allí el anarquismo hispano arraigó. Y durante mucho tiempo el Movimiento Libertario tuvo su bastión fuerte en esta ciudad occitana.
Mauricio Basterra / Periódico cnt
Toulouse es una de esas ciudades del sur de Francia que disfrutas en cada uno de sus rincones. Conocida como la Ciudad Rosa debido a la gran cantidad de edificios que alberga de ladrillo visto, hacen de Toulouse una ciudad que no es monumental ni especialmente bonita (desde un punto de vista exclusivamente turístico) aunque es agradable y habitable. Calles estrechas e irregulares en su casco histórico nos muestra un Toulouse medieval, centro de toda una zona donde los cátaros o albigenses protagonizaron junto al papado uno de los acontecimientos de guerras de religión más famoso de la historia (la ciudad de Albi está a algo más de 70 kilometros de la ciudad tolosiana). Una ciudad , capital de una zona, donde se hablan dos idiomas en su población: el francés y el occitano (los carteles de la ciudad están en ambos idiomas. Al igual que el metro que te avisa de las paradas en los dos idiomas).
Pero la importancia de Toulouse radica también en otros aspectos de su historia. Una ciudad epicentro de la lucha contra el invasor nazi. A pesar de estar en la denominada Francia Libre, no podemos olvidar que la colaboración que el Petain hizo con Hitler fue más que evidente. Y que por la zona camparon a sus anchas los soldados de Hitler también. Ello motivó una fuerte resistencia del pueblo de Toulouse. La gran cantidad de población judía que albergaba la ciudad le hizo el blanco de las operaciones de exterminio de los nazis. Pero a cada paso que andas por Toulouse (como en casi todas las ciudades francesas) se recuerda la epopeya de un pueblo y de unos resistentes que hicieron frente al invasor. Placas y calles así lo recuerdan aun en la Ciudad Rosa. Así como un pequeño y didáctico Museo de la Resistencia y la Deportación, creado para mostrar a los alumnos de los distintos institutos de la zona lo que significó el nazismo. No perder la memoria es fundamental.
Y en esa resistencia contra los nazis y contra los colaboracionistas franceses, los españoles tuvieron un papel fundamental. Y es que en Toulouse hay una parte importante de la historia de España. De la España desterrada. De la España del exilio. De la España que combatió por la libertad. De la España antifascista. Toulouse fue con diferencia la capital del exilio antifascista español. Fue la ciudad que albergó el mayor número de españoles exiliados por delante de otras como Montpellier, Perpiñán, París o Burdeos. La diáspora española, que se extendió por todo el mundo, hizo de Toulouse la capital del exilio español. Y los habitantes y la ciudad han sabido reconocer la contribución de sangre y la entrega abnegada que los exiliados españoles hicieron. Fue un exilio mayoritariamente anarquista y socialista, si bien hubo un puñado de comunistas. Y no hay que olvidar que el gobierno republicano en el exilio ubicó su sede durante un tiempo en la Ciudad Rosa.
A la misma altura que las grandezas de la lucha heroíca del pueblo francés contra la invasión nazi está la participación de los españoles en Toulouse. Porque los anarquistas, los socialistas, los comunistas y los republicanos que se exiliaron allí participaron de esa resistencia. Uno de los destacados resistentes de aquellas jornadas de lucha contra los nazis y colaboracionistas fue Francisco Ponzán. Anarquista aragonés y maestro de profesión, Ponzán participó en el Consejo de Aragón durante la Guerra Civil. Tras la derrota se exilió a Francia y se instaló en Toulouse, donde continuó con la resistencia al fascismo. Allí dirigió una red de evasión de los campos de concentración y contra la deportación. Una vida apasionante la de Francisco Ponzán Vidal que Antonio Téllez nos plasmó en su obra La Red de Evasión del Grupo Ponzán. Anarquistas en la guerra secreta contra el franquismo y el nazismo (1936-1944). Ponzán fue detenido y encarcelado en la prisión de Saint-Michel. El día antes de la liberación fue entregado por los colaboracionistas a los nazis que lo fusilaron y lo quemaron junto con otros cincuenta y tres antifascistas en el bosque de Buzet. Francia reconoció la labor de Ponzán, así como Gran Bretaña y Estados Unidos. El Ayuntamiento de Toulouse dedicó una avenida a aquel que había salvado a unas 3000 personas de una muerte segura en los campos de exterminio de los nazis. En España todavía no se ha reconocido la valía de Francisco Ponzán y, como muchos otros, los documentos aun lo tratan como un bandido o lo condenan al ostracismo.
Pero esa victoria sobre el nazismo permitió que Toulouse fuese uno de los epicentros de la oposición contra el franquismo. Allí el anarquismo hispano arraigó. Y durante mucho tiempo el Movimiento Libertario tuvo su bastión fuerte en esta ciudad occitana. Así, muy cerca de la estación de trenes, en el número 4 de la Rue Belfort se instaló la sede la CNT. En un barrio cosmopolita los anarcosindicalistas tuvieron su centro de actuación, que el exilio libertario ha mantenido hasta hace apenas unos años. Allí, durante muchísimo tiempo, se editaron los periódicos del exilio confederal. El último periódico que salió de allí fue CeNiT, órgano de la Regional Exterior de la CNT cuando está volvió a recuperar su legalidad en España. Un edificio con una entrada de una antigua brasserie era la sede de la CNT y de los libertarios españoles. No fue la única sede. Antes de la Rue Belfort estuvieron instalados en la Bourse du Travail, entre la Place Saint-Sernin y la Rue Merly. Allí, en octubre de 1944 se celebró uno de los Plenos más importantes del Movimiento Libertario en el exilio
Otro centro emblemático del Movimiento Libertario español se situó en la Rue de l´Etoile. Allí, en el número 14, se fundó en 1959 el Ateneo Español. Si bien fue impulsado por los anarconsindicalistas, sus puertas se abrieron a todas las organizaciones del exilio para convertirse en un centro de debate y de oposición a la dictadura franquista. Hoy el Ateneo está desaparecido.
De entre las zonas públicas que los libertarios más utilizaron habría que destacar la Place Wilson, pues alrededor de la misma se instalaban tenderetes y puntos de propaganda donde se podía encontrar los periódico CNT o Ruta. Algo que hacían también los otros partidos y sindicatos en exilio. También en cines como "Les Nouveautés", en el Boulevard Carnot, acogió conferencias y mítines. Pero en esa línea quizá habría que destacar la importancia de la Place Dupuy, en La Halle aux Grains, donde cada 19 de julio el Movimiento Libertario recordaba el triunfo de la Revolución española y el aplastamiento de los militares rebeldes contra la República en Barcelona y en distintos lugares de España. Un acontecimiento que se extendió en el tiempo hasta no hace muchas fechas.
Destaquemos por último que en la Rue du Cimetière Saint-Cyprien número 63, está la tumba de Federica Montseny. Federica vivió en Toulouse y, a pesar de la muerte de Franco y las largas estancias que pasó en España desde 1977, no dejó de vivir allí. Y en la Ciudad Rosa falleció el 14 de enero de 1994. La actividad de Federica Montseny en Toulouse es ampliamente reconocida.
Son muchos más los lugares emblemáticos del exilio español, no solo libertario. Por ejemplo en la Place du Capitole (plaza del Ayuntamiento) se celebraron numerosas manifestaciones de exilio. Muy cerca de allí, en la Rue de Taur número 69 fue donde instaló su sede el PSOE y la UGT. Allí los socialistas albergaron un cine que hoy es la Cinemateca de Toulouse. Los catalanistas también tu vieron su hueco y en la Rive Gauche (ribera izquierda) del río Garona, en la Rue de Novars número 7, todavía se mantiene el Casal Catalá (muy cerca del Quai de l´Exil republicaine espagnol). También en la Rue Pargaminières se celebraron importantes comicios de los socialistas españoles, así como en muchos de los sitios antes citados, también lo hicieron comunistas y los republicanos. La excepción es que estos dos últimos tuvieron otros lugares donde desarrollaron más sus actividades. El exilio comunista se centró sobre todo en los países del Este europeo y en Latinoamérica, así como el epicentro de los republicanos fue México y algunas zonas de Francia.
Esos lugares, esas plazas públicas, esos centros de reunión y manifestación son parte de la historia de España. De una historia proscrita por la oficialidad. Perseguida por cuarenta años de franquismo y silenciada por casi otros tantos de democracia. Nuestra misión es recordar y recuperar la historia de lo que sucedió. Caminando por esas calles, recorriendo los lugares de ese exilio empatizas con los que entonces luchaban por un mundo mejor. Toulouse lo ha sabido reconocer. Y por ello, muy cerca de la actual Casa de España (uno de los pocos centros que quedan del exilio republicano), en la Avenue de Minimes número 85, a la entrada del Jardín de Claude Nougaró se encuentra una obra de Joan Jordá que se llama "Monumento al exilio español".
Sirva esto como un pequeño reconocimiento para demostrar que una parte de la historia del España esta a unos cientos de kilometros de la frontera francesa, en una hermosa ciudad que se llama Toulouse.
http://www.cnt.es/noticias/tolouse-un-paseo-por-la-capital-del-exilio-espa%C3%B1ol

jueves, 12 de abril de 2012

Un poco de historia con unas canciones

1963. "Que dirá el santo padre" (Violeta Parra)
Julián Grimau era militante del PCE desde 1936. En 1959 volvió a España para organizar el partido desde la clandestinidad. Detenido por la policía franquista en 1963, fue juzgado sin garantías y fusilado, lo que provocó una avalancha de protestas contra la dictadura franquista en toda Europa yAmérica Latina. Fraga era entonces ministro de Información y fue el encargado de anunciar la ejecución. Firmó personalmente la condena -Franco lorequirió a todos los ministros- y calificó al dirigente comunista como "Ese caballerete". En una entrevista en El País el 30 de abril de 2006 afirmó no arrepentirse del fusilamiento de Grimau. La chilena Violeta Parra escribió esta canción, que en este vídeo interpreta Quilapayún .
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=TFiDKfE_nfU
1969. "Que volen aquesta gent" (Maria del Mar Bonet)
Enrique Ruano fue detenido el 17 de enero de 1969, acusado de repartir propaganda de CCOO. Según la versión oficial, fue trasladado el día 20 a un edificio de la calle General Mola (actualmente Príncipe de Vergara) de Madrid, para realizar un registro. Según la versión policial, Ruano se lanzó al vacío por una ventana que daba a un patio, aprovechando el momento en que le quitaban las esposas. La investigación sobre los hechos fuearchivada. La policía falsificó un supuesto diario personal de Ruano en el que se evidenciarían unas presuntas tendencias suicidas. Manuel Fraga era entonces ministro de Información y Turismo. Se encargó de orquestar la campaña mediática para tapar el asesinato político de Ruano. El caso searrastró por los tribunales hasta 1996, en que los policías acusados fueron absueltos por falta de pruebas. Dedicada a Ruano, Lluís Serrahimaescribió esta letra, que cantó María del Mar Bonet: "Que volen aquesta gent" .
http://www.youtube.com/watch?v=8HnuNRkf4Pw&feature=player_embedded
1974. "A Margalida" (Joan Isaac)
Salvador Puig Antich fue un militante anarquista catalán. Murió ejecutado por el régimen franquista el 2 de marzo de 1974, tras ser juzgado por untribunal militar y condenado a muerte como culpable de la muerte del subinspector de 23 años Francisco Anguas Barragán en Barcelona. En aquellos tiempos, Aunque Fraga era embajador en Londres (una circunstancia que los periodistas del régimen no dudan en emplear para atenuar su responsabilidad en los hechos), no dudó en justificarlo en varias entrevistas concedidas a la prensa internacional. Un periodista de Reuters lepreguntaba en mayo de 1974 con qué legitimidad se constituiría el nuevo gobierno después de la ejecución. "¡Con la legitimidad de las metralletas!", Respondió. Antes, en febrero de 1974, Fraga ya había recibido al director de una revista diciéndole: "Usted no ha venido a verme, ha venido a interceder por Puig Antich". Sobre Salvador, Joan Isaac escribió esta canción, "A Margalida", inspirada en su ejecución pero convirtiendo en protagonista de la historia a su compañera sentimental. Fue compuesta en 1976 y publicada por primera vez en 1977.
http://www.youtube.com/watch?v=vvqIoVhi5jw&feature=player_embedded
1975. "Al alba" (Luis Eduardo Aute)
Juan Paredes Manot, 'Txiki', fue militante de ETA durante la dictadura. Junto a su compañero de militancia Ángel Otaegi y los militantes del FRAPJosé Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena, fue condenado a muerte y fusilado el 27 de septiembre de 1975, poco antes de la muerte de Franco. Fueron, de hecho, los últimos ejecutados de la Dictadura. Fraga aún era embajador en Londres, ya se había consolidado como un "liberal" del régimen, pero básicamente lo que hacía era seguir lavando la cara al mismo. Pocos meses después, en diciembre del 75, sería nombradoministro de Gobernación de la "democracia".
http://www.youtube.com/watch?v=zPW_iz40Bl0&feature=player_embedded
1976. "Campanades a morts" (Lluís Llach)
El 3 de marzo de 1976 la policía armada irrumpe en la iglesia de San Francisco de Asís de Vitoria, donde se habían refugiado cientos de trabajadores en huelga. La brutal represión policial terminó con la muerte de 5 trabajadores y causó heridas de bala a más de 150. Manuel Fraga era entoncesministro de Gobernación. Estos hechos inspiraron el disco de Lluís Llach Campanades a morts, en este vídeo en una versión con la OrquestaSinfónica de Gasteiz y el Orfeón Donostiarra.
http://www.youtube.com/watch?v=Dz5cVlXcgYc&feature=player_embedded
“Los pueblos que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo”.

lunes, 9 de abril de 2012

Historia de Solidaridad Obrera

La historia de Solidaridad Obrera, popularmente conocida con el diminutivo de Soli, es en realidad un sinfín de historias. Todas ellas son una parte importante de la también historia de la CNT y del movimiento libertario; la una va ligada a la otra y analizarlas por separado sería faltar a la verdad, ya que los acontecimientos históricos y el devenir de la CNT, cuando crece y decrece ésta, marcan también su evolución.
Solidaridad Obrera, como medio de comunicación y portavoz del Sindicato más importante hasta la Guerra Civil, marca hitos en la historia del periodismo. Desde su fundación en 1907, no ha dejado de estar siempre en el candelero de la información. Algunos de sus directores y miembros de la redacción sufrieron prisión y torturas, y no por ello dejó de faltar a la cita con los trabajadores. Su influencia fue de tal calibre que en los años 30 para anunciar, por ejemplo, una huelga general, única y exclusivamente se insertaba el anuncio en la Soli, sin pegar un solo cartel en la calle, lo que da idea del tiraje y lectura de la misma por parte de los trabajadores.
El concepto periodístico de aquella época poco tiene que ver con la de los últimos veinticinco años; por entonces al director y algunos redactores se les exigía por parte de la CNT dedicación exclusiva y remunerada en algunos casos. De hecho la misma CNT catalana instauraría la figura del «periodista confederal»; este concepto acuñado durante muchos años sirvió tanto para los llamados directores obreros como para los que acreditaban un título periodístico. Fueron directores de Soli en los años 20 y 30, entre otros: Angel Pestaña, Hermós Plaja, Joan Peiró, Eusebi Carbó, Sebastià Clara, Felipe Alaiz, Liberto Callejas, Manuel Villar, Jacinto Toryho y Josep Viadiu.
Las diferentes corrientes dentro de la CNT y sobre todo el tan maniqueado enfrentamiento entre sindicalistas y anarquistas también tuvo su reflejo en la Soli, que fue pantalla de unos y otros como quedó demostrado con el caso del trentismo. Algo bien diferente a esta última etapa que estamos repasando y en donde el intento, razonable, de no convertir el diario en un boletín interno ha marginado un debate y posterior reflexión sobre la propia marcha de la CNT y del movimiento libertario en general. Las diferentes divisiones ideológicas o tácticas que se han producido en estos veinticinco años, salvo excepciones, apenas si tienen reflejo en las páginas de la Soli.
Poca o casi ninguna atención le han dedicado los historiadores e investigadores a la historia de la Soli en toda su existencia, salvo el excelente trabajo de Susanna Tavera, «Solidaridad Obrera: el fer-se i desfer-se d’un diari anarco-sindicalista, 1915-1939» o trabajos puntuales como el de Paco Madrid y Ferran Aisa en el folleto que editó el Ateneu Enciclopèdic Popular con ocasión del 80º aniversario de su fundación en 1987 y del que nos hemos aprovechado para confeccionar esta página.
LA HERENCIA DE UNA CABECERA HISTORICA
El 24 de enero de 1939 sale la última Soli en Barcelona manifestándose contra la desmoralización y el derrotismo; dos días después caía Barcelona en manos de las tropas franquistas. Acababan así más de treinta años de un proyecto revolucionario cultural y de alternativa a cualquier otra clase de periodismo.
Durante la clandestinidad y el exilio (Francia, México, Argel, etc) la Soli siguió editándose e informando a los trabajadores aunque las condiciones por supuesto eran otras; dicho período, que merece también un estudio en profundidad, debemos ahora pasarlo por alto para centrarnos en esta última étapa.
La reconstrucción de la CNT en Catalunya tuvo lugar el 29 de febrero de 1976 en la parroquia de Sant Medir en el barrio de Sants (Barcelona). En dicha asamblea confluyeron colectivos de todas las tendencias: anarcosindicalistas, anarquistas, sindicalistas, consejistas, marxistas-libertarios, trotskistas, etc., lo que a la larga se tradujo en tensiones y conflictos entre ellos, influyendo notablemente en el devenir de la CNT y, de rebote, en el órgano confederal.
La Soli reaparece el 1º de Mayo de 1976, en tamaño folio y con periodicidad mensual durante los primeros 15 números, concretamente hasta julio del 77. En un primer momento, la responsabilidad del diario recae en la Secretaría de Prensa y Propaganda del Comité Regional, siendo su administrador Matías de la F.L. de Badalona mientras su redacción se encontraba en la calle Méndez Núñez.
Posteriormente se hace cargo de la Soli un colectivo de militantes del Sindicato de Artes Gráficas de Barcelona, que cambió el formato a tamaño diario y mantuvo la periodicidad mensual. Es en esta etapa que, por primera vez, se puede comprar la Soli en los kioskos; su administrador será Cipriano Damiano. Es un período en que los propios sindicatos de la CNT se vieron desbordados tanto por la afiliación masiva como por los conflictos y luchas obreras que se estaban llevaron a cabo: caso de la empresa Roca o de la primera huelga de gasolineras.
En mayo de 1977 y con el lema «Recuperemos la Soli» se produjo la ocupación de los antiguos locales de la Soli incautados al acabar la Guerra Civil y por aquel entonces ocupados por el diario «Solidaridad Nacional». Se reclamaba y se reivindicaba el patrimonio de Solidaridad Obrera que, hasta la fecha, no ha sido devuelto; asimismo se editó un suplemento con el inventario de todas las rotativas y maquinaria y demás enseres que tenía el diario hasta enero de 1939.
En junio se legalizaba la CNT y las divisiones internas y los enfrentamientos eran ya una patata caliente que pronto estallaría. El colectivo de Artes Gráficas, que era en realidad quien había gestionado la publicación, en un informe de mayo de 1977, entendía que la Soli no debía ser una publicación al servicio de la CNT, sino de la clase trabajadora, argumentando que «…Solidaridad Obrera, por tanto, debería poseer una organización autónoma dentro de la Condeferación... para ponerla al servicio de la clase trabajadora. Se trata, pues, de hacer una publicación que, inspirada en los principios de la CNT, y elaborada y escrita mayoritariamente, pero nunca exclusivamente, por miembros de la CNT, se ponga al servicio de la clase trabajadora en general. Se trata de evitar que Solidaridad Obrera sea una publicación “oficial” de una organización. De evitar que sea un boletín interior y que sea el portavoz de una determinada corriente, e incluso de evitar que sea el portavoz sumiso de la Confederación.»
En Abril de 1978 es nombrado director el periodista Ramón Barnils y como administrador Toni Batalla. Es esta una etapa controvertida y que genera polémica en la CNT por la manera en que se realizaba la gestión, con un tipo de periodismo distinto al que se había realizado hasta entonces. La edición pasó de ser mensual a quincenal y alcanza la tirada más alta de todo este período (15.000 ejemplares); su ubicación estará en la calle Princesa, 56. Barnils y su equipo imprimen un nuevo aire a la redacción, con secciones fijas, corresponsales, impresión en los talleres del entonces «El Noticiero Universal», distribución en kioskos, y algo que levanta por entonces ampollas en numerosos militantes de la CNT: una redacción retribuida (el cobro estaba entre 10.000 y 15.000 ptas. mensuales por redactor).
Esta situación desemboca en un conflicto que acaba con la destitución de Barnils y su equipo en un Pleno Regional celebrado en abril de 1979. Es nombrado entonces Severino Campos quien mantendrá la periodicidad quincenal. Redactores en esta etapa serán Gerad Jacas, Josep Alemany y Ferran Aisa. En diciembre de 1979 se celebra el V Congreso de la CNT que significará la ruptura definitiva entre los diversos sectores enfrentados. Solidaridad Obrera se traslada a Madrid y confecciona un número especial para dicho Congreso.
En enero de 1981 se hace cargo de la dirección Ramón Liarte y es nombrado administrador Lucas Moreno. Las oficinas se habían trasladado ya a la calle Reina Cristina, sede también del Comité Regional de la CNT. La ruptura va dejando su huella; aparece una nueva Soli de los escindidos que unicamente sacó unos cuantos números. En esta etapa se deja de imprimir en los talleres de «El Noticiero Universal» y se realiza en una imprenta de l’Hospitalet de Llobregat. Se vuelve a la periodicidad mensual y se reduce tanto el número de páginas como su tirada. La redacción con Liarte estaba formada por Gerard Jacas, Ferran Aisa, Esteban Alonso, Joseph March, Carmen Díaz, Eugenio Recuero, Joaquin Carrasco y Lluís Correal. Posteriormente saldrán algunos y habrá nuevas entradas, como la de Sentis Biarnau y J. Mateu. En diciembre de 1980, y mientras dura el juicio del Caso Scala, se edita una Soli diaria de 4 págs. durante 6 días y con una tirada de 5.000 ejemplares.
En marzo de 1982 se hace cargo de la Soli el propio Comité Regional hasta la elección en mayo como directora de Carmen Díaz y el administrador, que no se incorporará hasta abril de 1983, será Pere Farriol. En esta etapa serán redactores casi los mismos de antes, aunque con nuevas entradas: Severino Campos y posteriormente Rafael Henares y Carles Sanz. Es también en este período cuando aparece en los títulos el «Colectivo Tinta Negra» del Sindicato de Artes Gráficas de Barcelona, que es quien de hecho ya suministraba y realizaba la parte fotográfica del diario. En esta étapa se le da un aire nuevo con la realización de entrevistas a personas fuera del ambito libertario: Josep Termes, Jaume Sobreques, Carme Illa, Josep Mª Huertas Clavería, etc. Asimismo, a partir el número 115 (agosto de 1982), se pone por primera vez la raya roja de la cabecera, que permanecerá hasta nuestros días. También y coincidiendo con el VI Congreso, en enero de 1983 en Barcelona, se realiza un número especial.
A partir del número 150, septiembre de 1984, es nombrado director Francisco Posa, que estará en la gestión hasta el verano de 1985; en la redacción figuraban, entre otros, Josep Alemany, Esteban Alonso, Lluís Correal, Miguel Correas, Carles Sanz, Sentis Biarnau, etc. En este período se inicia una tematica más de tipo cultural y se inserta por primera vez suplementos especiales de cultura.
En septiembre de 1985, nº 163, es nombrado director Luis Andrés Edo, y durante su gestión el administrador será el propio Comité Regional y posteriormente José Hernandez. Coincidiendo con el 50º Aniversario de la Revolución Española se realiza el primer número del «Sin Fronteras», una revista bien impresa y con artículos entre otros de Federica Montseny, Enrique López Alarcón, Carles Sanz, Josep Alemany y Lluis Correal, así como dossiers sobre las colectivizaciones agrarias, socializaciones, ateneos libertarios, mujeres libres y escuelas racionalistas. En esta etapa se inserta una encuesta dirigida a toda la militancia reflexionando sobre la CNT y el anarcosindicalismo que trajo alguna que otra polémica.
En el nº 180 (marzo de 1987), será Josep Alemany el director, pasando la administración a Lluís Correal. Durante este período desaparece casi por completo la información laboral y sindical y el diario se abre a artículos con temas de actualidad.
En junio de 1988 es nombrada nuevamente como directora Carmen Díaz y como administrador continúa Lluís Correal. Durante este período se produce el traslado a la Plaça Duc de Medinaceli, 6 , siempre en Barcelona. Vuelve la información laboral y sobre la propia CNT, así como la famosa contraportada de seguridad e higiene; al mismo tiempo se inician los «Suplementos SOLI», de 4 páginas, con temática exclusivamente cultural.
Ya en octubre de 1990, con la aparición del nº 212, es nombrado director Adrià Sotés, pasando a ser el administrador Jordi Ballesta. También en esta época se hará un nuevo traslado de la redacción, que pasará a estar ubicada en la Ronda Sant Antoni, 13. En este período un grupo de compañeros se hace cargo de la fotografía y el diseño, apareciendo como «equipo Soli».
A partir del nº 234, de enero de 1993, es nombrado director Albert Sabadell, que es al igual que Barnils periodista, volviendo a recaer la administración en Lluís Correal. En sus páginas hay cambios tanto en el diseño como en el contenido con mucha más información orgánica de la CNT; así, en la Conferencia Nacional de Sindicatos, celebrada en Barcelona en marzo de 1993, se editó una Soli durante tres días a tamaño folio y de 4 páginas.
Este equipo permanecerá hasta diciembre de 1994. Mientras, en la CNT de Catalunya se produce una división que acabará con la desfederación del 80% de los sindicatos de Catalunya y la consiguiente aparición de dos cabeceras de la Soli de la que ambos se sienten herederos. A pesar de todo ello no hay reflejo en sus páginas de estos graves acontecimientos. La otra Soli, de la que no nos ocupamos en este artículo, se edita en Badalona y actualmente va por el nº 309.
La Soli, cuya versión digital estás viendo, después de unos meses en los que no pudo salir, reanuda la publicación en septiembre de 1995, con el nº 251, asumiendo la dirección el Comité Regional, siendo el administrador Guti y con un nuevo traslado, esta vez a la calle Hospital, 115. El equipo de redacción, bastante numeroso, estará compuesto por Juanjo Velilla, Jordi Vélez, Manuel Castro, Pako, Salva, y Nono Kadáver y Manolito Rastamán como dibujantes, que inauguran una nueva manera de presentar la Soli con dibujos e historietas, retomando una tradición en la prensa libertaria que prácticamente se había perdido en las publicaciones de CNT. En 1995, con la aparición del número 255, es nombrado director Salvador Gurruchagui, siendo inicialmente el administrador Jordi Vélez y posteriormente Miguel Ángel López. Este período viene caracterizado por el hecho de que su director supo contactar y rodearse de colaboradores y apoyos externos a la CNT, a fin de darle un aire nuevo al contenido. En 1997 se produce el traslado, hasta hoy, a la actual sede de CNT en Barcelona en la calle Joaquin Costa, 34. Esta etapa durará hasta la publicación del nº 284, de enero de 1999.
A partir de entonces, y hasta la fecha, la gestión de la Soli recae en un equipo de compañeros quienes figurarán como «la Asamblea de Redacción». En esta última etapa las portadas y los dibujos recrean una nueva manera de presentar la publicación.
http://www.soliobrera.org/historias.html

martes, 3 de abril de 2012

Ramón Vila Capdevila ultimo maquis anarquista

El 1 de abril --muchas fuentes citan erróneamente el 2 de abril-- de 1908 nace en Peguera (Berguedà, Cataluña) el militante anarcosindicalista y maquis anarquista Ramon Vila Capdevila, también conocido bajo varios pseudónimos (Caracremada, Pies Largos, Capitán Raymond, Ramon Llaugí Pons, El Jabalí), según los diversos periodos de su actuación. Había nacido en una familia modestísima y era conocido como En Maroto, nombre de la masía donde vivía. Sus padres fueron Ramon Vila Llaugí y Carme Capdevila Solé. Pasó la niñez en la colonia minera de Peguera, donde quedó huérfano el agosto de 1920. Dos años después, se puso a trabajar en el ramo del textil en la Pobla de Lillet, afiliado a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) y participó en la publicación El Trabajo, editada en las cuencas del Llobregat y del Cardoner. En 1926 asistió, con Antonio Vidal, Manuel Buenacasa Tomeo y otros compañeros, al Pleno Intercomarcal clandestino del Alto Llobregat. Entre 1929 y 1930 saboteó la maquinaria de una fábrica de la Pobla de Lillet que había despedido obreros y realizó otro acciones ludistas; por este hechos fue detenido y condenado a ocho años de prisión. En la prisión conoció destacados militantes anarquistas y anarcosindicalistas, y, también, consiguió la exención del servicio militar.
Con la llegada de la II República española y su amnistía, salió en libertad. Nuevamente se estableció en la Pobla de Lillet, se afilió a las Juventudes Libertarias y, debido a su condición de expresidiario, se vio obligado a trabajar en las minas de Fígols. El enero de 1932 participó activamente en el levantamiento anarquista de Fígols. Después de los hechos capitanea la fuga de unos 400 hombres, que también tuvieron participación, pero fue detenidos en la Nou de Berguedà y él fue encarcelado en Manresa y más tarde en Barcelona. Al salir, a finales de 1932, no encontró trabajo en Fígols hizo de leñador en Berga, donde conoció Marcelino Massana Vancell. El abril de 1936 tuvo un importante enfrentamiento con la policía en Castelló de la Plana, en el cual cayo herido Ramon Rives Capdevilla y un agente; detenido, se le intentó aplicar la «Ley de fugas».
Salió de la prisión el 18 de julio de 1936, con el levantamiento fascista, y se enroló el septiembre en Manresa en la «Columna Tierra y Libertad», combatiendo en primera línea al frente de Teruel, junto con Marcelino Massana, Ramon Casals, Josep Ester y Josep Viladomiu, entre otros. En octubre, con la rotura del frente, fue a parar a una columna comunista, dentro de la cual fue detenido y traído a Montjuic, de donde fue liberado, poco después, gracias a las gestiones de la CNT. También perteneció al Servicio de Información Periférica Militar (SIPM) e incluso se infiltró en la retaguardia enemiga en Zaragoza. El marzo de 1937, con la militarización, abandonó los frentes y volvió a Fígols, donde hizo una gran amistad con el director de las minas colectivizadas, Maximiliàno Puertas. Después fue nombrado delegado de Abastecimientos de la central térmica de Fígols y comandante del Cuerpo de Carabineros. Con el triunfo franquista, pasó en Francia con Puertas y pateo los campos de concentración (Santo Cebrià y Argelers). En 1941 huyó del campo de Argelers y se integró en la lucha clandestina encuadrado en los primeros grupos antifranquistas como guía y enlace.
Después realizó acciones de sabotaje, como por ejemplo la voladura de los Carburos de Berga y de diferentes líneas de alta tensión en el Bages, el Berguedano y Osona. En 1943 fue detenido por la policía nazi en uno de sus frecuentes desplazamientos por el Midi por no traer suficiente documentación, fue encerrado dos meses en el Castellet de Perpiñán y después fue enviado a trabajar por la organización alemana Todt a las minas de aluminio de Bedarius, de las cuales huyó para integrarse en la resistencia gala de Limoges («La Armée Secrete» y «Franco-Tireurs-Partisans»). Adscrito en la red de Menessier y a la guerrilla, sobresalió en operaciones de castigo contra las divisiones de las SS y de sabotaje bajo el pseudónimo de Capitán Raymond. Después de actuar a Gironde y Charente en las unidades de la Unión Nacional, a Rochecouart comandó un grupo de 200 guerrilleros de «El Armée Secrete», que asaltó y aniquila toda una división alemana a Oradour-sur-Véze, y después encabezó una compañía del «Batallón Libertado» a la costa atlántica. Al frente de este batallón, en 1945 consiguió liberar algunos prisioneros de los últimos reducto nazis, a Royan y a Pointe-lleva-Grabo.
Con la derrota nazi, se incorporó en la lucha antifranquista en las comarcas pirenaicas, apoyando grupos de acción que se dirigían a Barcelona, especialmente Francisco Sabaté Llopart, y actuando muchas veces con Marcelíno Massana en la comarca del Berguedà, especialmente entre 1946 y 1949, realizando espectaculares sabotajes. El 17 de mayo de 1947, a raíz de una visita de Franco a las minas de Sellent, dirigió un grupo de 50 guerrilleros que tenía que atentar contra el dictador, pero un incidente chafa el plan. Entre 1947 y 1948 hizo de guía, pasando hacia Francia Antonio Gil Oliver. También, en este periodo, colaboró con Josep Lluís Facerias, especialmente a través de la sierra del Canigó y la del Cadí. Trajo, también, el grupo francés encargado de instalar en Barcelona la imprenta de Solidaridad Obrera. Hacia el 1949 operaba al Alto Berguedano con Francesc Denís (Catalán), Manel Sabaté y el italiano Elio Ziglioli. En la Pobla de Lillet, cayó gran parte de su grupo y fue gravemente herido. A partir de 1951 empezó a ser muy buscado por la policía franquista, puesto que se le atribuía el asesinato de dos ingleses a la collada de Tosses. En 1953 la CNT en el exilio desautorizó la lucha armada, pero él mantuvo el combate por su cuenta. En esta coyuntura, se le presentó la oportunidad de emigrar a América, cosa que rehusó.
El 7 de agosto de 1963, después de haber realizado cinco días antes el que sería su último sabotaje en una línea de alta tensión que alimentaba la ciudad de Barcelona, fue sorprendido y abatido por un pelotón formado por 200 miembros de la 231 Comandancia de la Guardia Civil de Manresa a la Cruz de Perelló, cerca del castillo de Balsareny (Castellnou de Bages, Bages, Cataluña), y fue enterrado a la otra banda del muro del cementerio de Castellnou, sin cruz ni referencia. Ramon Vila Capdevila fue el último maquis catalán y con su muerte se puede dar por desaparecida la resistencia armada al franquismo. El 7 de octubre de 1978, con la conmemoración de su septuagésimo aniversario, se le organizó una acto de homenaje en Sellent, al cual tenía que asistir Frederica Montseny, junto con más de 2.000 personas; pero fue disuelto por la Guardia Civil a instancia del gobernador civil. Posteriormente se le han organizados varios actos similares por todas partes Cataluña. En 2002 y 2006 Josep Clara publicó Ramon Vila, Caracremada, el último maquis catalán.
Ramon Vila Capdevila (1908-1963)
puertoreal.cnt.es
El Maquis a Catalunya (1939-1963) - Cap. 7 Ramón Vila "Caraquemada"
http://www.youtube.com/watch?v=PPJ9HQxGbAM
Pelicula “Caracremada” - Tráiler
http://www.youtube.com/watch?v=3vozr4p343E