lunes, 31 de diciembre de 2012

jueves, 27 de diciembre de 2012

Deniegan por segunda vez la petición de libertad para Alfon


La Justicia ha denegado por segunda vez la petición de libertad para Alfon, el joven detenido en la huelga del 14-N que sigue en prisión.
Según informaba el perfil de 'Acampada Sol' (@acampadasol) en Twitter, para el próximo viernes hay convocada una manifestación para la absolución de los detenidos en las protestas de la jornada de huelga general.
 Este ciudadano, un joven de 21 años detenido junto a su compañera cuando se dirigían a formar parte de un piquete informativo de su barrio, Vallecas, permanece en la cárcel de Soto del Real, después de que su compañera fuera puesta en libertad vigilada.
Durante la jornada de huelga del 14N las fuerzas de seguridad detuvieron a 39 personas, la mayoría de ellas en la capital, en incidentes relacionados con la huelga general.


Alfonso Fernández Ortega fue detenido cuando se dirigía a formar parte de un piquete informativo en Vallecas junto a su compañera, que fue puesta en libertad vigilada. La policía le encontró supuestamente "gasolina en su mochila para no se sabe qué tipo de atentado", aunque no existen huellas del joven en la misma. Alfon denuncia que "se la pusieron". Hoy, aún permanece en la cárcel Soto del Real.

Mañana día 28 diciembre habrá concentraciones y manifestaciones en todo el estado español para pedir su libertad en Málaga también nos sumamos será una concentración en la entrada de Calle Larios a las 19:00 te esperamos hoy le ha tocado a Alfon, mañana puedes  ser tu


martes, 18 de diciembre de 2012

La CNT denuncia en Argentina el genocidio franquista


La Confederación Nacional del Trabajo presenta el miércoles 19 de diciembre en Argentina denuncia contra los crímenes del franquismo, dentro del proceso que se tramita en ese país contra el genocidio cometido por el régimen desde 1936 hasta 1977. De este modo la CNT-AIT se suma a las acciones emprendidas ante los juzgados argentinos por parte de familiares de asesinados y desaparecidos, asociaciones de recuperación de la memoria histórica y demás entidades personadas en el procedimiento.
La CNT pretende así sacar a la luz la represión sufrida por la organización y el Movimiento Libertario desde el golpe militar del 18 de julio de 1936 hasta la promulgación de la ley de amnistía de 1977, una ley que pretende pasar página a los más de 40 años de un régimen instaurado por la fuerza y basado en la violencia física y social. Su máximo dirigente y ejecutor, el general Francisco Franco, contó para ello con la colaboración de diferentes sectores militares, financieros, políticos y eclesiásticos católicos, todos ellos implicados en la autoría y dirección del golpe.
La CNT entiende que esa Ley de Amnistía incumple de modo flagrante la normativa internacional, especialmente en lo que atañe a los capítulos de genocidio y desaparición forzada. Coincide en ello con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que pidió formalmente el pasado 10 de febrero su derogación al Gobierno de España, por entender que incumple la normativa internacional sobre Derechos Humanos e impide en particular, entre otros, el derecho de reparación.
Personada como denunciante, la central anarcosindicalista aporta miles de nombres de sus militantes represaliados por el franquismo, testimonios y declaraciones de testigos presenciales y supervivientes, así como documentación relativa al expolio e incautación de bienes muebles, inmuebles y cuentas bancarias pertenecientes a la CNT.
A lo largo de sus trescientas páginas, la denuncia de CNT desglosa los capítulos de la represión sufrida por el anarcosindicalismo desde los primeros momentos del golpe hasta los encausados en el famoso TOP (Tribunal de Orden Público), pasando por los asesinados, desaparecidos y torturados, los campos de concentración, los batallones de trabajo y las fosas comunes que el estado español sigue aún sin reconocer y dignificar.
La CNT-AIT proclama pública y enérgicamente frente a un olvido cómplice, su deseo e interés por poner de manifiesto y difundir el desastre que supuso la instauración del franquismo, así como los desgarradores impactos que generó a la organización confederal ser cebo preferente de la acción represiva de dicho régimen totalitario durante decenios. Un balance objetivo de lo relatado, transcurridos ya casi tres cuartos de siglo del golpe militar y una vez consultada la numerosa bibliografía especializada sobre la Guerra Civil española, arroja las siguientes dramáticas cifras, algunas de ellas basadas incluso en fuentes oficiales del gobierno franquista: 50.000 fusilados, 73.000 asesinados en retaguardia, 30.000 desaparecidos, 500.000 internos en campos de concentración, 10.000 fallecidos en campos de concentración, 300.000 encarcelados y un número indeterminado de violaciones, raptos y robo de niños.
Los inductores y responsables directos del golpe planearon con detalle no sólo el push militar, si no una verdadera estrategia de terror que quedó plasmada en diferentes documentos ideológicos, estratégicos y tácticos que la CNT cita en su denuncia. En la misma se exponen datos sustanciales corroborados tanto oral como documentalmente por parte de investigadores de la propia CNT-AIT, profesores universitarios y publicaciones al efecto realizadas por grupos de investigación de memoria histórica, en las que se han barajado documentos oficiales, declaraciones personales e informaciones procedentes de represaliados y familiares, que muchas veces ni constan en el corpus legal ni en los registros de la propia administración.
El informe no es ni pretende ser exhaustivo en este punto, pero si es fiel reflejo y traza indicativa de la realidad que ocurrió en todo el territorio español. Por ello se ha optado por presentar series estadísticas de la represión a miembros de la CNT-AIT y movimiento libertario, en diferentes provincias o regiones muy significadas desde el primer momento del golpe militar por la virulencia de su actuación, proceso en el que destaca la indefensión jurídica de los encausados, el violento maltrato y segregación del que fueron objeto ellos y sus familiares, la ocultación de la llamada represión directa con asesinatos sin previo juicio, los llamados “paseos” o asesinatos indiscriminados por parte de los cuerpos policiales y militantes extremistas de Falange o Requetés, las “sacas” de las cárceles para proceder al asesinato de presos mediante falsas liberaciones o la “ley de fugas”, multas e incautación de bienes y enajenación del patrimonio sindical, generándose así un estado de terror y miedo entre la población, a la que se le ocultó la existencia de numerosos fosas que hoy día siguen aflorando en un mapa que afecta a todo el país. Una parte significativa de dichas fosas, cunetas, cuevas, minas, desfiladeros, etc., en los que fueron abandonados los cuerpos de muchos de los represaliados siguen sin ser catalogadas ni mucho menos exhumadas, pese a existir una inoperante Ley de Memoria Histórica promulgada el 31 de octubre de 2007, que obliga en la práctica a familiares, entidades afectadas y grupos de memoria histórica a buscar por su cuenta recursos para proceder a la exhumación de los restos, contando en muchos ocasiones con una mínima colaboración judicial para permitir las mismas.
 En los casos en los que ha sido posible, con una fiabilidad estimada superior al 95 %, la información contenida sobre represaliados ha sido verificada con índices onomásticos de la Causa General, del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas, de la Comisión Liquidadora de Responsabilidades Políticas, del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, del Juzgado Especial de Peligrosidad Social y del Ministerio de Justicia-Dirección General de Prisiones, complementándose con el cotejo de los informes de defunciones procedentes de Registros Civiles y libros de defunciones de cementerios.
La represión ocurrida de 1966 a 1977 puede cotejarse a nivel judicial con la documentación del Tribunal de Orden Público T.O.P. (creado el 2 de diciembre de 1963 y disuelto el 4 de enero de 1977), aunque aquí la dificultad es mayor, ya que la administración al existir encausados con vida, entorpece mucho su consulta. Parte sustancial de la investigación de este período está por hacer, ya que los plazos legales en muchos casos aún no han transcurrido, aunque muchos familiares de los represaliados en segunda, tercera o incluso cuarta generación así lo estén demandando desde hace tiempo. Fueron años en los que el Estado demostró una gran pericia en la infiltración en unos medios confederales muy debilitados tras la guerra y la posguerra, tanto como en prácticas de intoxicación y desprestigio del Sindicato, previas a procesos de escisión auspiciados desde instancias del poder a cuyo frente se encontraba, entre otros, el que fue ministro franquista de Interior Rodolfo Martín Villa, que destacó por ostentar altos cargos dentro del régimen como Ministro de Relaciones Laborales, Procurador en Cortes o Jefe Provincial del Movimiento de Barcelona.
En cuanto al expolio de los bienes del patrimonio sindical, reflejo del esfuerzo de sus militantes por crear una red de sedes sindicales, cooperativas, ateneos libertarios, escuelas racionalistas, colectividades económicas, comedores, etc., la CNT-AIT sigue reivindicando al Estado español un volumen significativo del mismo, parte del cual fue enajenado violentamente por el franquismo.
La CNT-AIT como organización sindical emblemática dentro de la clase obrera española en el momento del golpe militar y predominante en el espectro laboral en muchas provincias, contaba con cerca de 1.700.000 afiliados, cifra que luego durante el conflicto civil creció con la suma de nuevos adherentes. Dicha posición sumada a sus tradicionales planteamientos de defensa del trabajador, del desfavorecido, del apoyo mutuo y del internacionalismo, determinó ser objeto de un ataque selectivo y deliberado por parte de los grupos más reaccionarios procedentes del estamento político, militar o religioso, teniendo continuidad dicha actuación hasta incluso concluida la denominada “transición política” al actual modelo de monarquía parlamentaria, en los años ochenta del siglo precedente.
Cumple decir con orgullo y tristeza que una buena parte de las cifras indicadas está nutrida con miembros de la CNT-AIT, que la propia organización estima en una cifra no inferior a un tercio de los fusilados, asesinados, desaparecidos, prisioneros y encarcelados por el régimen franquista. Las dificultades, pasadas y actuales, en el acceso a fuentes de información relativas a la represión del régimen franquista, junto al desinterés e indolencia cuando no desidia del Estado español en afrontar un proceso de memoria histórica que reivindique el reconocimiento y buen nombre de todos los represaliados, se presenta como una labor urgente a realizar.
La CNT trata ahora de intensificar las acciones para conseguirlo promoviendo la mayor difusión posible acerca de la represión durante el franquismo, de modo que las generaciones futuras bien informadas de lo ocurrido puedan rechazar ese tipo de planteamientos de barbarie. La Confederación pretende estudiar en profundidad y poner de relieve los impactos de la represión franquista, hasta ahora nada bien conocidos en su integridad, recuperar la verdadera memoria de todos los que dieron su esfuerzo y su vida por la libertad, impedir la tergiversación de la historia real, recuperar el buen nombre de unas víctimas olvidadas muchas veces anónimas y destacar el ejemplo desinteresado de todos los confederales y libertarios en general que se opusieron a la dictadura. Nuestros objetivos no pueden ser otros que romper el miedo que todavía se encuentra asentado en la sociedad española en relación con la memoria histórica, quebrar los múltiples obstáculos que desde la administración se ponen a la investigación en dicha temática y difundir entre la población, especialmente entre las nuevas generaciones, el magnífico y generoso esfuerzo que realizaron aquellos que lucharon por un futuro libre de tiranías.
 Secretaria de Cultura
Secretariado Permanente del Comité Confederal


sábado, 15 de diciembre de 2012

ENRIQUE LISTER: EL HOMBRE QUE ASESINO A LOS ANARQUISTAS


Enrique Líster (Ameneiro, 1907 - Madrid, 1994) Político y militar español. Es conocido dentro de la historia del anarquismo, por traicionar a las tropas libertarias durante los años de la revolución española.
Siguió los cursos militares de la célebre Academia Militar de Frunze en la URSS (1932-1935). Al estallar la Guerra Civil Española, en 1936, formó parte del ejército popular, participando en la defensa de Madrid como comandante del V Regimiento. Estuvo al mando de la división que llevó su nombre y del V Cuerpo del Ejército.
Terminada la guerra se exilió a Moscú, ingresó nuevamente en la Academia Militar Frunze y obtuvo el grado de general del Ejército Soviético. Con este grado, y con los de general de los Ejércitos polaco y yugoslavo, intervino contra los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Se nacionalizó ruso, con el nombre de Vissiaranovich Lisevski, y fue enviado a Francia. En este país vivió desde 1945 a 1951; en ese tiempo se ocupó de reagrupar a los ex-combatientes de la Guerra Civil Española que residían en Francia, primeramente bajo la denominación popular de guerrilleros y después, con carácter ya militar, con la de Fuerzas Armadas Republicanas españolas; participó en la organización del maquis contra España. Durante su estancia en Francia fue detenido dos veces, en 1948 y en 1949. De aquí pasó a Checoslovaquia, donde vivió hasta 1956.
Líster con su brigada sonriente y con las manos manchadas por su vileza
En 1970 rompió con Santiago Carrillo, que tenía el apoyo de la mayoría en el Comité Ejecutivo del PCE, del que Líster es expulsado; se consumaba así la escisión, iniciada con la invasión de Praga por las tropas soviéticas. Líster fundó entonces el Partido Comunista Obrero Español (PCOE). En abril de 1976, Líster anunció la fusión del PCOE con la oposición de izquierda del PCE (OPI). El 4 de agosto de 1976, después de publicarse el decreto-ley sobre amnistía, Líster solicitó el pasaporte en el Consulado español en París y en septiembre de 1977, presentó en dicho consulado la petición de permiso para instalarse en España.
En 1977 publicó el libro Memorias de un luchador, que levantó una gran polémica, ya que una parte del mismo es una dura crítica a la actuación de Santiago Carrillo durante la Guerra Civil Española. Un año después publicó en España su libro Basta, que cinco años antes había circulado, pero de forma clandestina. Esta obra la escribió tras prohibírsele intervenir, en agosto de 1970, en una reunión del Comité Central del PCE, celebrada en París. En abril de 1986, el PCOE decidió en su Congreso la disolución de la organización y su integración en el Partido Comunista de España. Enrique Líster fue miembro de dicho Comité Central con voz, pero sin voto. En 1988, fue reelegido, en el XII Congreso del PCE, miembro del Comité Central de dicho partido. 6 años despúes fallecio.
Líster y el anarquismo
Líster, como buen estalinista, fue ferreo defensor de acabar con el anarquismo durante la guerra civil española. Uno de los episodios más tragicos fue el fusilamiento de anarquistas y trotkistas de Castilla, cuando estos instauraron colectividades (cosa que habia prohibido el comite comunista).
“Hubo que crear un Tribunal en Mora de Toledo y tomar algunas medidas muy serias. Luego me acusaron de que si yo había fusilado y tal y cual; y yo he respondido que sí, que yo he fusilado, y que estoy dispuesto a hacerlo cuantas veces haga falta. Porque yo no hago la guerra para proteger a los bandidos ni para explotar a los campesinos; yo hago la guerra para que el pueblo tenga la libertad”: Líster
Además de esto, Líster era conocido dentro de los anarquistas españoles como un comunista antianarquista, quien preferia poner en trinchera a los libertarios y en la retaguardia a los republicanos. Durante la batalla del Jarama, en febrero de 1937, A Líster le dieron bajo su mando en su división a una brigada anarquista, una Internacional y otras comunistas. La brigada anarquista venía de la división 14 de Mera y estaba en proceso de reorganización. Pero por presiones mayores la brigada fue cedida para la batalla.
Durante la batalla Líster utilizó a los anarquistas y a los internacionales como auténtica carne de cañón. Un texto de la lista GCE dice:
Comentar aquí, que en los combates del Pingarrón de finales de febrero, se produjo la famosa "masacre" del Batallón Abraham Lincoln, enviados de refresco al frente el 15 de febrero, y que sin experiencia alguna en combate encabezaron el asalto al Pingarrón (tras los británicos de la "British") siendo mandados por Robert Merriman, y perdiendo, entre muertos y heridos a 200 hombres de un total de 450, lo que obligó a fusionarlo con el batallón Washington tras la batalla. Los anarquistas de la XVII, "malos combatientes" y "propensos al rápido repliegue" según informes de la época y sólo válidos para tareas defensivas y de retaguardia, perdieron en 1.100 bajas en el mismo ataque, siendo dirigidos por el comandante Eusebio Sanz.
Si tenéis oportunidad de ver el escenario de la batalla, y las medidas defensivas que tenían los sublevados en dicha cota, os daréis realmente cuenta de lo insensato del asalto, tal y como se llevó, y de la verdadera masacre que allí debió de tener lugar.
Líster finalmente habria de pasar a la historia, cuando invadio Aragón (la comunidad anarquista más importante durante la revolución) con sus tropas estalinistas:
El trabajo real fue hecho por las fuerzas militares bajo la dirección del estalinista Enrique Líster.
Uno de los héroes prefabricados de los estalinistas (CNT publicó su fotografía con el título "Héroe de muchas batallas. Lo sabemos porque el Partido Comunista nos lo ha dicho" -la ironía era el único camino de pasar la censura-), Líster, marchó con sus tropas hasta el fondo de Aragón. Los consejos municipales elegidos directamente por la población fueron disueltos por la fuerza. Las colectividades fueron divididas y sus dirigentes encarcelados. Lo mismo que con los prisioneros del POUM en Cataluña, ni siquiera el gobernador general supo a dónde fueron a parar los miembros del Comité Regional de la CNT arrestados por la banda de Líster. Habían obtenido salvoconductos del gobernador general, pero ni eso les salvó. Joaquín Ascaso, presidente del Consejo de Aragón, fue encarcelado acusado de... ¡robar joyas! La censura del gobierno prohibió a la prensa de la CNT publicar la noticia del encarcelamiento de Ascaso, se negó a revelar el lugar del encarcelamiento y desde su asqueroso punto de vista reaccionario tenían razón. Porque Ascaso era carne y hueso de las masas, como el difunto Durruti lo había sido, y las masas habrían derribado las cárceles con sus propias manos.
Baste decir que la prensa oficial de la CNT -no demasiado ansiosa de levantar a las masas- comparó el asalto a Aragón con el sometimiento de Asturias por López Ochoa en octubre de 1934.
Para justificar la violación de Aragón, la prensa estalinista publicó cuentos fantásticos; Frente Rojo escribía:
"Bajo el régimen del extinguido Consejo de Aragón, ni los ciudadanos, ni la propiedad, podían contar con la mínima garantía... El gobierno encontró en Aragón arsenales gigantescos de armas y miles de bombas, cientos de ametralladoras de último modelo, cañones y tanques reservados allí, no para luchar contra el fascismo en el frente de batalla, sino propiedad privada de los que quieran hacer de Aragón un bastión desde el que luchar contra el gobierno de la república... No hay un campesino que no haya sido obligado a entrar en las colectividades. Los que se resistían sufrieron en su cuerpo y su pequeña propiedad las sanciones del terror. Miles de campesinos han emigrado de la región, prefiriendo dejar el campo a sufrir los viles métodos de tortura del Consejo... El campo fue confiscado, y anillos, medallones, e incluso los cacharros de barro de cocina fueron confiscados. Los animales fueron confiscados, el grano e incluso los alimentos cocinados y el vino para el consumo doméstico... En el Consejo Municipal se instalaron conocidos fascistas y jefes falangistas. Blandiendo carnets sindicales, oficiaban de alcaldes y concejales, de agentes del orden público de Aragón, bandidos de origen ejercían una profesión y un gobierno de bandidaje."
Artículo dedicado a la memoria de Germinal Noir y Pablo izkierdo(anarquistas)

martes, 11 de diciembre de 2012

Para qué sirve un cura


De pequeño creía que los curas no tenían madre ni padre. En mi pueblo había un buen puñado y siempre pensé que habían nacido así, tal como yo los veía, con su sotana, sus sandalias, su mano dispuesta para ser besada por críos y abuelos. Fue muy cruel, en extremo doloroso, aquel día lejano en que, acompañado por mis hermanos y unos amigos, entramos en la Iglesia de El Salvador de Caravaca para inspeccionar sus rincones ocultos. Después de acceder clandestinamente a la torre y correr sobre las nervaturas góticas de la espléndida bóveda gótica, bajamos a la sacristía. De pronto todo se vino abajo, el párroco se estaba cambiando. Se había quitado la piel negra dejando ver unos pantalones de tergal, un jersey de lana y unos zapatones de Segarra. ¡Qué inmensa decepción! Yo hasta entonces creía que había animales, vegetales, minerales y curas, pero a resultas de aquella visión llegué a la conclusión de que éstos, los curas, podían incluirse entre los primeros, los animales, porque todo era fachada, vestimenta, indumentaria, disfraz.
Muy decepcionado, me puse a pensar –cosa muy rara entonces y ahora en mi–, a cavilar sobre mi relación con aquellos seres que acaban de entrar por sorpresa en el reino animal. Ellos mismos, algunos de mis amigos, algún familiar, nos hablaban constantemente de la obligación que teníamos de confesar todos nuestros pecados con la frecuencia suficiente para evitar ir al averno si la muerte nos encontraba de súbito. Pecado, muerte, infierno, resignación siempre en sus bocas, aquellos tipos parecían inspectores celestiales encargados de amargarnos la vida y después, tras unos rezos, darnos la paz interina del Señor. Yo no era ni malo ni bueno ni todo lo contrario, sólo era un chaval de un pueblo pobre rodeado de una huerta y unas montañas hermosísimas. Nada más. Pero tenía que buscar en mi menuda materia gris cosas que contar a quienes todavía no pertenecían al reino animal y sí al curil. Que si le había cogido dos reales a mi abuela, que si el otro día rompimos una de la doscientas bombillas que oscurecían el pueblo, que si había robado un puñado de albaricoques… No bastaba, el cura seguía indagando, eso eran naderías, pequeñas travesuras, pecados veniales que en caso de muerte repentina no darían con mis huesos en el infierno sino todo lo más en el purgatorio, que era como una especie de sala de espera de un aeropuerto en huelga de controladores. Buscaban más, pero yo no sabía qué, hasta que un día, hablando con un colega bastante borde –vamos, era más malo que las tueras, pero para estas cosas, muy cumplidor– me preguntó que si después de cascármela me confesaba. Quedé estupefacto, mudo, desconcertado. Yo no, nunca se me ha ocurrido, además no creo que pase nada. Sí, ya lo creo que pasa, que estás en pecado mortal desde que empezaste, y ya hace añicos, de modo que o te confiesas o prepárate. ¡Joder, con el prepárate! Día tras días los curas nos aterrorizaban con la muerte y los horrores que Satanás y Pedro Botero tenían preparados para los que cómo yo podían morir estando en pecado mortal. Así que, un día cualquiera, me acerqué al confesionario y tras contar la monserga de siempre, le dije al cura que había cometido actos impuros. Esa fue la fórmula que me había prescrito mi colega. Al clérigo le cambió la cara, despertó y salió del letargo en el que yacía entre el cojín del culo y la pared de madera de aquella caja vertical y tétrica. ¿Y cómo lo haces, te tocas, tienes rozamientos, poluciones, lo haces con amigos, en solitario? ¿Qué piensas cuando lo haces, en mujeres, en tu madre, en tu hermana…? Ni por un momento se le ocurrió que mis actos impuros pudieran venir del apareamiento con otra persona, daba por hecho que yo era autónomo, y no erraba. Lo cierto y verdad es que yo, pese a mis catorce años y tres de experiencia, no tenía ni puta idea de en qué consistían los actos impuros, me sonaba eso a algo que yo no hacía, algo exótico más relacionado con ellos que conmigo, el caso es que al acabar –el cura no tenía prisa– quiso saber desde cuando era impuro. Mentí –otro gran pecado– y le dije que desde hacía unos meses. Visto que no sacaba más información, frustrado, me mandó rezar no sé cuantos yopecadores, avesmarias y señormíojesucristo. Lo hice y salí de allí escopeteado. Al poco ocurrió lo que les he contado al principio y nunca más volví a pisar una iglesia para cosas de religión y mucho menos un confesionario. Tal fue la consecuencia de ver al rey desnudo.
Aquello era el franquismo, y esos animales que se dedicaban a vigilar por nuestra salvación eterna y nuestra sumisión terrenal, estaban en todos lados y a todas horas. Eran el brazo tonto de la ley, tonto pero enormemente dañino y eficaz. Todo lo que pasó, y lo que pasamos, en aquellos años no se podría contar en cien artículos, haría falta bastante más papel, y eso que uno siempre fue a escuela pública, pero en el contexto del nacional-catolicismo, y transcurridos los años, se comprende perfectamente: Los curas eran parte esencial del engranaje represor del fascismo español y a eso se dedicaban, era su único “trabajo”.
Cuando llegó esta democracia que hoy languidece ante el regreso de los que nunca debieron ser ni estar, y comenzamos a saber muchas cosas que ignorábamos, pensé que muchos de mis amigos hablarían de lo que habían sufrido física y moralmente por la influencia nefasta de los curas, incluso llegué a imaginar que algunos –los más dañados por abusos y todo tipo de violencias– se atreverían a escribirlo, a darlo a conocer. No ocurrió así, el silencio habitó entre nosotros y nadie, absolutamente nadie de mi pueblo ni de los diversos reinos de España se ha atrevido a escribir seriamente sobre esa parte terrible del franquismo. Siendo España el país con más abusos sexuales clericales del mundo, aquí nadie dice ni media, como en tantas otras aquí también se impuso la ley del silencio. Es otra parte de nuestra Historia que está por escribir.
Pero bueno, eso fue entonces, y antes, y mucho antes. Pero, ¿y ahora, cuando ya dicen que pasó el terror franquista y que somos modernos, para qué sirve un cura? Pues para lo mismo que antes. Para llevarse ocho mil millones de euros del Erario y dedicarlos a embrutecer a los chavales que caen sus manos dejando su impronta nociva sobre sus conciencias; para tratar de impedir que una mujer pueda decidir si quiere ser madre o no según su plena y consciente libertad; para adoctrinar en negativo a cualquier persona que se acerque a ellos; para impedir que los homosexuales sean considerados personas de pleno derecho; para santificar las guerras que son santas; para imponer leyes de Educación trogloditas como la que ha elaborado un señor de apellido inglés que se ocupa de ese apartado en un Gobierno previamente aleccionado por ellos; para vivir en un paraíso fiscal, no pagar impuestos de ningún tipo y creerse dueños de los miles y miles de monumentos que el pueblo español construyó con su sudor y su sangre; para retrasar el progreso, para afianzar las doctrinas más caducas y perversas que ha ideado el hombre, para contravenir todos y cada uno de los de los preceptos de la doctrina que dicen seguir y que jamás siguieron, para estar al lado, muy pegaditos siempre, de la parte más retardataria y funesta de la sociedad, para vivir del cuento, para segregar, para excluir, para defraudar, para mentir, para hacer todo lo posible para que su reino sea de este mundo con cargo a los presupuestos públicos.
No, como otras cosas de nuestro pasado más doloroso, la iglesia católica española no ha muerto, ha vuelto. Y goza, en todos los reinos de este maltratado país, de tanto poder como el que tuvo antaño porque en treinta y cinco años de democracia borbónica ni un solo gobierno ha sido capaz de poner coto a sus privilegios seculares, antes al contrario, los han aumentado de forma grosera e indecente hasta convertirlos en los primeros “educadores” del Estado, hipotecando de forma gravísima nuestro futuro como personas libres, decentes, cultas y solidarias, amantes de la Justicia y enemigas de las “virtudes” de la caridad.


El poder de la Iglesia Católica

La 'religión' más perseguida del mundo es el ateísmo




viernes, 7 de diciembre de 2012

80 años de prensa sindical y libertaria en el periódico ‘CNT’


La andadura de la prensa sindical ha sufrido múltiples vicisitudes: represión, persecución y exilio. A pesar de todo, hoy sigue editándose como herramienta de lucha.
JULIÁN VADILLO / REDACCIÓN
JUEVES 29 DE NOVIEMBRE DE 2012.  NÚMERO 186
El 14 de noviembre de 1932 aparecía por primera vez en Madrid el periódico CNT. Concebido como “Órgano de expresión de la Confederación Nacional del Trabajo”, podía ser uno más entre los miles de periódicos que los anarquistas editaron en España (“si se juntan dos anarquistas hacen un periódico”, decían). Sin embargo, la importancia del CNT estriba en otros aspectos. Era el reflejo de una incipiente CNT madrileña, que con la proclamación de la Segunda República había comido terreno a la que históricamente era la central sindical de Madrid, la UGT. Sobre todo en dos sectores: camareros y construcción, este último clave para los socialistas madrileños.
Igualmente, la nueva cabecera ganó protagonismo frente al que hasta ese momento era el periódico de referencia de los libertarios y de la extrema izquierda republicana: La Tierra. Estamos ante un periódico de clara implantación madrileña, pues los órganos por excelencia de los anarquistas de aquel momento son Solidaridad Obrera y Tierra y Libertad. Su primer director fue el asturiano Avelino González Mallada y era de tirada diaria. La temática del periódicoCNT durante la República es muy clara: defensa de los valores del anarcosindicalismo y denuncia de las políticas que el gobierno republicano-socialista está llevando, que consideran insuficientes para la mejora de la clase obrera en España. En sus páginas se pueden seguir todos los conflictos que surgen a lo largo de 1933, con especial atención a los sucesos de Casas Viejas o el llamamiento al boicot electoral en noviembre de 1933. Muchas plumas que escribían para La Tierra pasan a ser colaboradores del periódico confederal.
La victoria de la derecha en 1933 y las políticas regresivas que comienzan a desarrollar desde entonces tienen una contestación en el diario. El apoyo a los numerosos conflictos, como las huelgas de la construcción, de camareros y la huelga general de octubre de 1934, se refleja en sus páginas. Y es precisamente la represión generada tras la derrota de la huelga general de octubre de 1934 lo que liquida la primera época del diario confederal. Podría haber acabado ahí la historia del CNT. La victoria del Frente Popular en febrero de 1936 no significó el regreso del diario. Sin embargo, el golpe de Estado contra la República el 18 de julio de 1936 animó a los libertarios madrileños a volver a sacar nuevamente la cabecera. A partir del 24 de julio el tabloide volvió a estar en las calles de Madrid, al incautar las rotativas del diario ultraconservadorEl Siglo Futuro. Dirigido en ese momento por José García Pradas, en sus páginas escribieron las plumas más importantes del anarcosindicalismo español. No caminó en solitario el órgano confederal en Madrid. En 1937 surgiría una nueva cabecera, Castilla Libre. Y así, junto a otras como Campo Libre o Frente Libertario, en formato diario y con variación de páginas, el CNT fue fiel hasta el final de la Guerra Civil.
Sobreviviendo al exilio
Pero la derrota de la Guerra Civil significó el exilio y la represión para todos los integrantes del movimiento libertario. El CNT pasó a la clandestinidad. En un momento complicado para la historia del anarquismo, en el que la contribución de sangre en la lucha contra la dictadura fue enorme, surgieron multitud de cabeceras con el título de CNT, que duraban poco tiempo. A medida que caían los distintos comités nacionales de la CNT, leer la prensa confederal era más difícil. Aun así innumerables cabeceras recorrían las ciudades españolas de forma clandestina. El CNT llegó a tener una tirada de 12.000 ejemplares en 1945. Pero la represión y la división en la que se vieron inmersos los libertarios hicieron que poco a poco se fuera fragmentando su visibilidad, que aún en la década de 1960 era de gran importancia.
Junto a la edición clandestina en el interior, también se desarrolló una edición en el exilio confederal. Pero las políticas del general Charles de Gaulle, que tendieron a la represión contra las estructuras de las organizaciones españolas exiliadas, hizo desaparecer el CNT, que pasó a denominarse Espoir, con sede en Toulouse.
Tras la muerte de Franco y la vuelta de parte de los exiliados, la cabecera volvió a aparecer y cubrió las noticias más importantes del anarcosindicalismo en aquellos momentos: el mitin de San Sebastián de los Reyes, la legalización en mayo de 1977, el mitin de Montjuic, el caso Scala, las jornadas y el V Congreso de 1979. La ruptura y escisión provocaron que se publicase de forma irregular hasta la llegada de la década de 1990. Desde entonces CNT tiene una periodicidad mensual (durante un tiempo fue quincenal).
Las vicisitudes por las que pasó el periódico no son muy distintas a las que se pasaron en otros periódicos de la época como Mundo Obrero, El Socialista, Claridad, Nuestra bandera, etc. Muchos de ellos aun siguen existiendo, si bien sus formatos han cambiado mucho.Mientras CNT continúa siendo tal y como se concibió, el resto de publicaciones no han pasado de ser boletines internos (como el caso de El Socialista). Quizá sólo Rojo y Negro de la CGT mantenga una línea similar. CC OO y UGT tienen boletines internos que rara vez pasan más allá de sus afiliados (y a veces ni eso). El CNT sigue manteniendo la esencia y aún se puede localizar en algunos kioscos.
ILUSTRES COLABORADORES
En sus páginas escribieron las plumas más importantes del anarcosindicalismo. Lucia Sánchez Saornil (fundadora de Mujeres Libres), Juan Gallego Crespo, Abraham Guillén o Eduardo de Guzmán, entre otros. Incluso anarquistas internacionalmente conocidos como Emma Goldman o Rudolf Rocker escribieron en sus páginas.
Pero destacamos a tres cronistas: Elías García, fallecido en Córdoba en 1937, y que era cronista de los frentes del sur, Manuel Zambruno Barrera (Nobruzán), que tuvo crónica casi diaria, y Mauro Bajatierra Morán, con diferencia el mejor cronista de guerra del conflicto civil español y una de las primeras víctimas del fascismo en Madrid en marzo de 1939. El periódico aglutinó durante ese período a los mejores fotógrafos, a importantes poetas como Antonio Agraz o a dibujantes como Coq (Gallo) o Alejo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

6 DE DICIEMBRE ¡NADA QUE CELEBRAR!


Han pasado 34 años desde que a los pueblos de “España” se les impuso este ominoso documento político-jurídico. Han sido 34 años de dictadura del Estado y el capitalismo, de destrucción acelerada de la esencia concreta humana, inmoralidad rampante, aniquilación de la vida convivencial, opresión reduplicada de las mujeres, imposición de las religiones políticas a la plebe, laminación del saber, el arte y la cultura, de barbarie, aniquilación del individuo y deshumanización en suma.
Tras estos 34 años el pueblo ha sido convertido en populacho y el ser humano en ente subhumano, todo ello para que el poder del par Estado-capital sea más seguro y más efectivo.
La casi desaparición de lo humano ha resultado ser el elemento sustantivo de estos 34 años de “democracia”. Ahora tenemos una sociedad desestructurada, unas multitudes rebajadas al nivel de lo zoológico, más propias de una granja de la ganadería industrial que de una sociedad civilizada, y unos individuos triturados por el victimismo, el egotismo, el hedonismo, la cobardía, la pereza, la debilidad personal, la pérdida de las facultades pensantes, la codicia y la agresividad hacia sus iguales.
A las mujeres se les está destruyendo a través del Ministerio de Igualdad y sus posteriores derivaciones de la Ley de Violencia de Género, de la androfobia y sobre todo de un victimismo tan virulento que, al tenerlas por irresponsables, les infantiliza y desestructura. Se les prohíbe el amor, el sexo heterosexual y la maternidad, se les ha hecho robots dedicados al trabajo asalariado, y  se les ha sacrificado a los apetitos de codicia y del poder de la patronal, así como a las exigencias estratégicas del Estado.
Una sociedad en la que los mayores sólo piensan en el dinero y el consumo y los jóvenes en el alcohol y las fiestas no tiene futuro: esa es la obra de la Constitución de 1978, construida e impuesta por la izquierda, la derecha y los nacionalismos burgueses de las naciones oprimidas.
Además, el majadero tinglado económico montado por los gobiernos del PSOE se ha venido abajo. No podía mantenerse tanto derroche, corrupción, irresponsabilidad, fanatismo desarrollista, catetil devoción por la tecnología y ciega veneración por el dinero. Un orden económico destinado a embrutecer a las masas con el placer, la pereza, la irresponsabilidad y el consumo se ha ido al garete, dejando la temible herencia de 6 millones de personas en paro, la pobreza avanzando en oleadas y un futuro sobremanera negro. Lo que hace verdaderamente trágica la crisis económica es el desplome de la calidad del sujeto  y la destrucción de la vida colectiva y convivencial.
Quienes apoyaron de la forma más fanatizada y durante tantos años la vigente Constitución no pueden ahora pretender cambiar de bando y aparecer como “críticos” y “disidentes”.  Los que hablan de iniciar un nuevo “Proceso Constituyentes” son los que desean repetir el gran engaño de 1978, cuando al pueblo/pueblos se le impuso, por medio de la demagogia y la amenaza, la Ley Fundamental que ahora padecemos. Quienes forman parte de la casta política no pueden aportar soluciones, ya que ellos son causa principal de los males.
Un proceso constituyente llevaría a la octava Constitución española. Por necesidad sería tan militarista como la de 1812, tan criminal como la de 1837, tan repulsiva como la de 1845, tan demagógica como la de 1869, tan carca como la de 1876, tan policial y represiva como la de 1931, republicana, y sobre todo, tan dirigida a la destrucción de la esencia concreta humana como la de 1978, hoy vigente.
Los males sociales y personales son sin remedio mientras no desaparezca del todo la casta política, no sea el pueblo quien se autogobierne por medio de asambleas, no se extinga el capitalismo y se imponga un régimen de autogestión, colectivización y cooperativismo, no se elimine la sociedad del adoctrinamiento y se abra camino a la libertad de conciencia, no haya un clamor popular contra la inmoralidad y un compromiso personal por la rectitud y la ética, no se ponga fin al victimismo, la irresponsabilidad y la frivolidad.
Lo que necesitamos es una revolución integral, no un nuevo “proceso constituyente” ni una “III República” burguesa, con la advertencia de que una república de las asambleas y el colectivismo no sería la III sino la I.
Una revolución integral es lo que necesitamos, no una nueva Constitución. El pueblo, y no el Estado, debe ser lo único existente. El colectivismo con respeto por la propiedad privada no explotadora, pero no a la gran empresa capitalista, es lo único que nos ha de permitir vivir como seres humanos, con consumo mínimo de bienes materiales y uso máximo de los bienes espirituales.
Pero las soluciones políticas y económicas no son, ni mucho menos, suficientes. Necesitamos hacernos responsables como individuos, para auto-construirnos como personas. Basta de culpar en exclusiva a “banqueros” y “políticos” conforme al nuevo populismo, banal, pueril y del todo inofensivo, ahora de moda. Mientras no reconozcamos que cada una y cada uno de nosotros somos también culpables, y no establezcamos la decisión de un cambio en nuestra manera de pensar, sentir y desear, pero sobre todo, de obrar y vivir, nada tendrá remedio.
Sin autotransformación y autoconstrucción personal no podemos avanzar. Las soluciones políticas, por sí mismas, son del todo insuficientes, incluso las mejores. Lo mismo sucede con las económicas.
La revolución integral incluye una revolución en el interior de cada una y cada uno. Si no damos un paso adelante para admitir nuestra responsabilidad y culpa, para destruir el capitalismo en nuestro interior, que toma la forma de egoísmo e interés particular, y para destruir al Estado dentro de nosotras y nosotros, que se presenta como desamor, odio, afán de dominación, egos inflados y ausencia de espíritu de servir y amar, no hay solución.
La lucha tiene que ser en el exterior, en la sociedad, y en el interior, dentro de cada una y cada uno. Lo demás es autoengaño y demencia victimista.
Ninguna Constitución futura, ningún político profesional, ningún nuevo partido, nada que no sea el propio esfuerzo, del yo con las y los iguales, puede emanciparnos. La libertad no nos la regalará nadie, tenemos que merecerla y conquistarla.

Video del juramento del Rey impuesto por el dictador Franco



lunes, 3 de diciembre de 2012

Cuaderno de otoño. 4 de Diciembre. Matria.


            Nos ofrecéis para salvarnos toda la tierra de la tierra, y nosotros apenas necesitamos para vivir las riberas  del Gran Río.
            Despojados de lo superfluo, nos enfrentamos al espejo y este nos invita a un paseo por el alma donde nos reconocemos en los demás. Y ese Ser universal no puede ser el veneno que nos mate, sino la miel que nos alimente.
            Nosotros somos quien somos, hijos de Astarté, de Helvia, madre de Séneca y abuela de Lucano, descendientes de Aïsha al-Hurra (Aixa), hermanos de Marianita Pineda. Somos los restos humanos que quedaron al vencer por primera vez en una batalla a un ejército de Napoleón. Los que pusimos la mesa, el papel, la pluma, la tinta, el vino y la sangre para escribir la primera constitución española. Fuimos las espaldas desde donde la Junta Suprema de Andalucía paró al absolutismo. Los Jornaleros y campesinos rebelados contra la injusticia en la "Revolución del pan y el queso", ajusticiados en la ciudad de Loja. Los insurrectos en la campiña y la sierra de Cádiz, juzgados en el proceso de "La mano negra". Los que formaban parte de las cuerdas de presos camino de Filipinas. Los ejecutados en la ciudad de Jerez en aquella ignominia. Los que sentamos  las bases para redactar la primera constitución andaluza, la de Antequera de 1883. Los mismos jornaleros que al grito de ¡Viva Andalucía Libre! vivimos el  Trienio Bolchevique, abriendo paso al "Manifiesto de la Nacionalidad" en 1919. Somos los que pusimos cuerpo y alma contra la dictadura de Primo de Rivera. Las mujeres de la Fábrica de Tabacos de Sevilla que se remangaron para construir la ciudad.
            Nosotros somos quien somos, los que vimos en la II República nuestra liberación, los que luchamos por la reforma agraria de 1932 y el Estatuto de Autonomía de Andalucía de 1933, los que pusimos los muertos en Casas Viejas y tomamos las armas de la palabra y las otras contra el golpe fascista de 1936, los que llenamos las cárceles, marchamos al exilio, los que aún hoy ocupan las fosas comunes diseminadas por nuestros campos, cementerios y cunetas. Los que quedaron aquí para ser la mano de obra barata del señorito y de los otros pueblos y conspiramos contra la dictadura desde las parroquias, los grupos de teatro, la música, la poesía y el tajo. Somos Cristóbal Ibáñez Encinas, Manuel Sánchez Mesa, Antonio Huertas Remigio, obreros de la construcción de Granada asesinados por el régimen en la huelga de 1970. Javier Verdejo Lucas, abatido por las balas en la Playica de San Miguel de Almería mientras escribía ¡Pan, Trabajo y Lib...! Y somos los mismos que un 4 de Diciembre de 1977 tomamos las calles de nuestra Matria, reconociéndonos una vez más a nosotros mismos. Y aquel día de nuevo la sangre manchó las piedras de la calle (que la tierra le sea leve al obrero malagueño José Manuel García Caparrós). Y seguimos caminando por las veredas de nuestra tierra hasta 1983, cuando mil jornaleros entre los que se encontraba Juan Antonio Romero, "El Comandante", hijo de Badalatosa, volvieron a poner encima de la mesa el eje central de las reivindicaciones de nuestro pueblo: la Reforma Agraria. Como si doscientos años de lucha no fueran suficientes.
            Y aquí estamos aún. Siendo quiénes éramos, mujeres y hombres de este lugar, al Sur del Norte y al Occidente del Oriente. Y con lo que hemos escrito y vivido podríamos llenar todas las estanterías de la Biblioteca de Alejandría. Somos los que echamos la red a la mar y la semilla a la tierra, los que construimos las ciudades y hacemos el pan, somos... Y de nuevo en una encrucijada, viendo cómo nuestro propio parlamento legisla contra nosotros en el nombre de la izquierda y por imperativo legal, como si alguna vez nos hubiesen regalado algo. Pero nosotros, Matria, encontraremos el camino.
 Andalucía, otoño de 2012.
 Marcos González Sedano

domingo, 2 de diciembre de 2012

¿Anarquista o libertario? Regreso a las fuentes del anarquismo


"Desde luego, el mundo de la anarquía no es un invento mío -escribía Joseph Dejacque-del mismo modo que tampoco es una invención de Proudhon ni de Pierre, ni de Jean. Uno solo no inventa nada. Los inventos son resultado de observaciones colectivas" (1). Pero es precisamente él quien introduce el término libertario, que consideraba superior al anarquismo en su concepción de la libertad; es, en todo caso, lo que afirmaba Pierre Leroux cuando escribía, no sin espíritu polemizador: "Ya no es Proudhon, en efecto, el que puede representar hoy día esta Secta (la anarquía), tras la conclusión final (la mujer esclava de la autoridad marital) que ha producido. Faltaba otro. El estandarte Libertad está hoy en manos de uno de sus discípulos, de un an-arquista como él, pero que se toma la an-arquía más en serio que él. Se trata de Dejacque, un proletario, que escribe en Nueva York una hoja cuyo título, neologismo inventado por él, expresa bien su pensamiento: El Libertario" (2). Desde entonces se admite la sinonimia de los términos libertario y anarquista, pero conviene hacer notar que se utilizan con los matices aportados por sus respectivas definiciones. Lo libertario está vinculado a la libertad y los derechos individuales, mientras que lo anarquista es ante todo antiautoritario y socialista. Ronald Creagh, estudiante del anarquismo más allá del Atlántico, ha mostrado perfectamente la convergencia de un pensamiento y un movimiento auténticamente americano, de espíritu puramente libertario, con el anarquismo europeo introducido tras el fracaso de la Comuna de París. Afirma lo siguiente: "Así aparece la esencia del anarquismo americano anterior a la guerra civil y hasta este periodo: no una condena del principio de Estado sino la exigencia del consentimiento explícito e individual del ciudadano a todas las contribuciones legales o económicas que se le exigen. Aunque un gobierno despótico sea aceptado por quienes lo eligieron libremente, un gobierno de los más tolerantes será siempre una odiosa tiranía para quienes no lo aceptan" (3). Eso indica que ser libertario no implica necesariamente ser anarquista.
Proudhon, en su periodo reconocido como el más anarquista, fue libertario, estimulando un movimiento de desenvoltura que algunos llamaron "indiferentista" en política. Hizo falta el golpe de Estado de 1851 y la obstinación autoritaria del poder por mantenerse para que Proudhon se planteara promover una oposición anarquista más sistemática. Así hizo evolucionar su doctrina socio-económica mutualista hacia una concepción más "militante" de la revolución social federalista. Eso caracterizará su conducta a partir de 1860, y esta evolución teórica será claramente marcada entre las dos ediciones de La Justice (1858 y 1860). Abandonó su postura puramente libertaria en política para anunciar una auténtica política anarquista. Así, en la edición de 1860, revisada y aumentada, critica a fondo la posición libertaria de los jóvenes anarquistas: "La mente va de un extremo a otro. Advertida por el fracaso del comunismo, se ha arrojado a la hipótesis de una libertad ilimitada", pero precisa: "Mientras que la utopía comunista tiene todavía sus seguidores, la utopía de los libertarios no ha podido ni siquiera iniciarse (…) En el sistema de la libertad pura, si fuera posible admitir por un solo instante su realización, habría todavía menos sociedad que en el comunismo. (…) Es una aglomeración de individualidades yuxtapuestas, marchando paralelamente, sin nada orgánico, sin la fuerza de la colectividad" (4). Al situar hombro con hombro a libertarios (démonos cuenta de que emplea el término introducido por Dejacque) y comunistas, subraya muy claramente el carácter mutualista-colectivista de la anarquía que los federalistas proudhonianos y los colectivistas bakunianos desarrollarán pronto en la Comuna y la Internacional de los Trabajadores. Esta condena del despotismo comunista y de la utopía individualista, claramente pronunciada por el "padre de la anarquía", toma toda su importancia ante ciertas derivas del pensamiento comunista y libertario en el seno mismo del anarquismo actual. Para el libertario, el antiestatismo surge generalmente de una exigencia de libertad individual y no de una crítica social del principio de autoridad; ahora bien, el anarquismo espontáneo, salido de una idea libertaria, como se habían manifestado abiertamente en la Revolución francesa, no gustaba mucho a Proudhon, que veía en ello -siguiendo a Mirabeau- una incitación al regreso rápido de la autoridad y el despotismo. Así, precisaba -tal vez pensando en Stirner- que "la teoría de la Libertad, en la que el egoísmo bien entendido, irreprochable en la hipótesis de una ciencia económica cumbre y de la identidad demostrada de los intereses, se reduce a una petición de principios" (5). Petición de principios que se encuentra a menudo en el fundamento de las concepciones comunistas e individualistas de carácter puramente libertario. Pero la idea de una libertad absoluta no solo es rápidamente sancionada por la autoridad, además alimenta las críticas dirigidas a la anarquía social positiva. Así es como Karl Marx había establecido una distinción entre el ideal libertario y su solución política, dando a su manera una insólita lección de anarquía, en la famosa circular privada que pretendía la expulsión de los bakuninistas de la Asociación Internacional de Trabajadores. Escribió: "La anarquía, el gran caballo de batalla de su dueño Bakunin, que de los sistemas socialistas solo ha tomado las etiquetas. Todos los socialistas entienden por anarquía esto: el objeto del movimiento proletario, la abolición de las clases, una vez alcanzado el poder del Estado, que sirve para mantener a la gran mayoría productora bajo el yugo de una minoría explotadora, desaparece y las funciones gubernamentales se transforman en simples funciones administrativas" (6). El ideal "anarquista" de Marx no se aleja de esta sencilla declaración de intención libertaria y oculta una realidad autoritaria resultante de una política abolicionista de las clases por medio de una dictadura de clase. Este absurdo, que defienden de manera diferente los blanquistas y de una manera más general todos los jacobinos de la revolución social, encuentra generalmente una justificación en la idea comunista de una sociedad ya formada. La continuación del texto de Marx desvela el fondo: "La Alianza (la organización de Bakunin en la Internacional) toma, según Marx, las cosas al revés. Proclama la anarquía en las filas proletarias como el medio más infalible de romper la poderosa concentración de fuerzas sociales y políticas en manos de los explotadores. Bajo ese pretexto, demanda a la Internacional, en el momento en que el viejo mundo trata de aplastarla, que sustituya su organización por la anarquía" (7). Así es como el ideal anarquista, admitido por el socialista autoritario como el fin de la revolución, permanece fuertemente alejado como realidad política, medio económico y revolucionario abierto a la liquidación social. La anarquía entre las filas proletarias es repentinamente despreciada por el señor del socialismo, que no ve en ella, en el fondo, más que un puro desorden. La fraseología "anarquizante", no obstante, ha impresionado a los exégetas más celosos de la escuela, que admiten desde entonces una profunda intención anarquista en Marx. Con entusiasmo, algunos intelectuales han llegado a atribuir la paternidad y la autenticidad de este pensamiento al filósofo alemán (8). Ahora bien, es curioso notar que el ideal anarquista del socialismo es en Marx la anarquía negativa, dicho de otro modo, el espontaneismo libertario (que Proudhon denominaba un movimiento de desenvoltura), mientras que rechaza vivamente la anarquía positiva, dicho de otro modo, la organización antiautoritaria de los federalistas.
Para Daniel Guérin, no hay ninguna duda; si el fin es libertario, el ideal comunista marxista sería al final… el comunismo libertario. De hecho, el marxismo espera todavía escapar por medio de esta declaración de principios a las cuestiones que suscita la práctica bolchevique, por ejemplo. Pero los hechos son obstinados. Las políticas autoritarias, incluidas las proletarias y revolucionarias, no han permitido nunca dar vida a las declaraciones de principios libertarios, y el marxismo resulta ejemplar a este respecto. Según los marxistas, los libertarios alientan un comunismo utópico que solo pueden llevar a cabo mediante una apropiación autoritaria (parlamentaria o revolucionaria). Ahora bien, Proudhon tenía razón, el despotismo inherente al comunismo no puede equilibrarse por una simple petición de principios libertarios. Para anclar la espontaneidad libertaria en la realidad social, la intervención de la realidad autoridad-libertad, capital-trabajo, etc., sería, según el anarquista, absolutamente necesaria, y por eso quería reconstruir el partido de la revolución preconizando la abstención y provocando una secesión democrática y social. El federalismo permite esta revolución al prohibir cualquier regreso al régimen autoritario, con su política gubernamental, su administración centralizada y su economía monopolista, como lo había sabido entender una minoría de comuneros. El comunismo libertario es en este sentido un colectivismo anarquista, como afirmaron los bakuninistas, superando la utopía comunitaria con el mutualismo y el federalismo aplicados de abajo arriba.
Gustave Lefrançais había advertido que Proudhon "había hecho dar una paso de gigante al socialismo al que liberó para siempre de las garras de una escolástica enervante" (9), porque la cuestión política era directamente resuelta por la organización económica y social. "El pueblo es un ser colectivo -escribía Proudhon- los que lo explotan desde tiempo inmemorial y lo mantienen en la esclavitud se basan en la naturaleza de esa colectividad para deducir una incapacidad legal que eterniza su despotismo. Nosotros, por el contrario, obtenemos de la colectividad del ser popular la prueba de que es perfecta y superiormente capaz, que lo puede todo, y que no necesita de nadie. No se trata de cuestionar sus facultades" (10). El movimiento libertario hace así un llamamiento a una organización colectivista y es esta solución la que se plantea Proudhon muy seriamente en su periodo llamado "federalista", que a menudo se quiere oponer a su periodo llamado anarquista. Pierre Ansart tiene, por tanto, razón en insistir, el Proudhon federalista no contradice al anarquista; lo realiza (11). La leyenda de los dos Proudhon, anarquista rabioso y luego federalista moderado, no se sostiene. El Proudhon ochentón era libertario, se contentaba con la inminencia revolucionaria y afrontaba a la vez, no sin ironía, un posible golpe de mano del Estado, si consideramos sus "vacilaciones" de los años 1852-1857. (Resultaba paradójico para un anarquista, pero se trataba más bien de una postura intelectual al servicio de la propaganda, adoptada con el fin de evitar la censura, la prisión o el exilio, y no de una verdadera vacilación política. Su controversia con Alfred Darimon a propósito de la abstención no es equívoca desde ese punto de vista). El "segundo" Proudhon es el que será solidario con el movimiento obrero y socialista, que dará a la insurrección una justificación democrática preconizando la abstención, y que sistematizará la anarquía positiva por el federalismo. Bakunin, que por temperamento reivindica el Proudhon ochentón, se inscribe, se diga lo que se diga, en el surco federalista. Y así es como el anarquismo ha encontrado su origen en ese movimiento proudhoniano-bakuninista que se manifiesta "oficialmente" en 1872 en la Internacional, en el Congreso de Saint-Imier, del que se celebran ahora los 140 años, y no en una inspiración libertaria que se podría disfrazar de una ideología individualista o comunista, como ocurre hoy en ciertos medios intelectuales y militantes.
Esta pequeña evocación del pasado trata sobre todo de mostrar que el anarquismo no puede reducirse a una simple intención o voluntad libertaria. El anarquismo tiene una historia, unas teorías y no hace de la libertad un dogma que podría contrariar la idea misma de la justicia social. Nuestro movimiento debe ser considerado en lo que encierra de enseñanza y reflexión, y es útil recordar aquí que si bien en todo anarquista hay un libertario, no siempre se puede afirmar lo contrario.
Claude Fréjaville
(Le Monde libertaire)