miércoles, 26 de febrero de 2014

El penal de Valdenoceda funcionó entre los años 1938 y 1945

El penal de Valdenoceda en Las Merindades albergó durante siete años (1938-1945) a más de tres mil presos republicanos que malvivieron y algunos murieron en condiciones infrahumanas en una antigua fábrica de sedas: en palabras de alguno de ellos una de las cárceles más cruentas de toda España. Sobre este Penal la Agrupación de Familiares de Presos Republicanos de Valdenoceda, la cual poco a poco ha ido identificado y devolviendo a sus familias los restos de algunos presos, al final de la entrada añadimos el listado de los 92 presos que quedan por identificar.
La localidad norteña de Valdenoceda (Merindad de Valdivielso)  está situada a 6 km. de Villarcayo, y a 65 de la capital , aquí se sitúa el último campo de la provincia de Burgos en incorporarse a la extensa red penitenciaria en Burgos: la Prisión Central de Valdenoceda,  que ya estaba en funcionamiento en mayo de 1938,  según se desprende de una solicitud que el General Jefe de la 6ª Región Militar eleva al Mando pidiendo que le envíen a Valdenoceda una compañía del Batallón de Orden Público nº 412 para custodiar 1.100 reclusos que habían de ser enviados a un establecimiento penal de dicho pueblo.
El penal de Valdenoceda funcionó  entre los años 1938 y 1945, etapa de la posguerra con una represión generalizada, Valdenoceda forma parte primer sistema represivo y penitenciario franquista, cuyas principales características son: su carácter masivo, la improvisación en el acondicionamiento de las instalaciones y la elevada mortalidad de la población reclusa, como todas las prisiones franquistas estuvo encaminada al genocidio de parte del País.
EL EDIFICIO
De la primera mitad del siglo XIX, debido al interés por establecer a orillas del Ebro fábricas de harinas y otros artefactos de agua. En su monografía sobre la ruta de la lana,López Sobrado et al. (2006) citan que ya en 1855 Madoz hacía referencia a la fábrica. Por otra parte, en el segundo libro Burgos en el recuerdo, Elías Rubio (1992) recoge que en 1894 el edificio seguía funcionando como fábrica de harinas. A finales del siglo XIX la familia de  Alday Maliaño (Santander) compró la fábrica de harinas para convertirla en la primera fábrica española de seda artificial. En 1928, la desmantelaron y uniéndose dicha fábrica con una empresa alemana y la casa Cros de Barcelona, se  trasladaron a al Polígono de La Milanera de Burgos donde con el tiempo pasaría a denominarse Sedera Española S.A.
Diez años más tarde, 1938, el edificio será empleado como penal  y se oficializo la función de Prisión Central por orden ministerial publicada en el BOE del 15 de noviembre de 1938, aunque funcionaba como cárcel desde tiempo antes, puesto que para esa fecha ya habían fallecido tres presos según el registro Civil. Un batallón de presos trabajadores el que acondiciono la antigua fábrica de sedas como penal.
Después de 1943 funcionó varios años como granja de animales. Hoy en día está abandonado. Los años han convertido al penal de Valdenoceda en un edificio ruinoso del que se conservan las salas comunes que servían de habitaciones y la escalera metálica que los mismos presos construyeron cuando la nieve y la lluvia se fue comiendo la que había de madera.
LAS INSTALACIONES CARCELARIAS
La improvisación y la nula voluntad política se reflejó  en la falta de instalaciones adecuadas que aseguraran unas mínimas condiciones de higiene y salubridad, en el hacinamiento, hambre, frio, suciedad y enfermedades de los presos, que a su vez que estuvieron presas en estos lugares provoco una alta mortalidad.
Los dormitorios se instalaron en los pisos superiores del penal. Allí dormían los presos y las chinches e insectos que, ante la falta de higiene, se convirtieron en compañeros de quienes cumplían pena. En las columnas de madera todavía pueden verse las marcas de las puntas que los presos colocaron para colgar sus ropas, sus petates. Asimismo, existía una zona dedicada a la enfermería y un comedor, así como una posible zona de baños o aseos, en los que de vez en cuando dejarían ir a los presos.
Parte de ese sistema, era el régimen de las celdas de castigo, situadas bajo el edificio. La zona más temida por los reclusos, y en la que muchos de ellos perdieron la vida. Ante las crecidas del Ebro, provocaba que los presos que allí se encontraban aislados pasasen horas con el agua al cuello.
Como en otros campos existió la gran presión ideológica del fascismo, a los presos que no se negaban a acudir a las enseñanzas del nacional-catolicismo y acudían a misa o se confesaban consiguieron permisos o conmutas de la pena. Al contrario contaba con un largo sótano para alojamiento de aquellos que eran catalogados como “indeseables”.
En este penal como en otros también hubo sacas,  eran llamados, subidos a un camión y nunca más se supo terminando en alguna cuneta o arrojado a alguna cueva, muy abundantes por allí, o al mismo río Ebro.
LOS PRESOS  y LA VIDA EN EL CAMPO
Algunos  presos fueron conducidos en de vagones de ganado, precintados a la salida, con sólo la escasa comida facilitada por familiares, soportando frecuentes paradas en vías muertas, sed, hambre, mareos, vómitos y defecaciones.  Hasta  Burgos donde camiones entoldados que les situaron en el Penal. Y tras 500 kilómetros de viaje, allí empezaba el calvario. Hubo presos llegados desde rincones tan dispares como Castilla-La Mancha, Andalucía, Extremadura,  Lugo, y localidades de Las Merindades. Muchos de ellos eran considerados como peligrosos para el régimen.  Convivieron sin apenas alimento, mantas o un espacio en el que guarecerse de las bajas temperaturas.
La mañana comenzaba con forzosos madrugones a toque de corneta, un cazo de achicoria levemente azucarada y después el lento pasar en el gran patio, soportando lluvia, frío, nieve, con hambre pura y dura. Los húmedos pies embutidos en almadreñas y sentados en los cajoncitos comprados al llegar, donde guardaban plato, cuchara y poco más,  así veían pasar largas horas a la intemperie.
La vida en la cárcel era dura. El invierno era, con diferencia, la peor época del Penal. De comer les ponían un caldo infame, manchado, con una sola alubia que, además, siempre tenía un gorgojo en su interior. También les daban, y ésa era toda la comida, una sardinita de lata y un minúsculo trozo de chocolate. La comida solía constituir el principal tema de conversación. Otras comidas eran una pequeña ración de patatas cocidas, reemplazadas a veces por titos. Eso era todo. El cansancio y el hambre les  iban agotando, y caían enfermos, la llamaban ‘colitis epidémica’ pero  el culpable de esa ‘epidemia’ era el sistema, que los a mal morir.
Las colas y las formaciones eran constantes. Colas para recibir la mísera pitanza, colas para el caso improbable de algún cazo más de comida, formaciones –por lo menos dos diarias- con el consabido “Cara al Sol” y gritos tibiamente contestados de “¡Franco, Franco, Franco, Arriba España!”, formaciones de las que salía algún arrestado, acusado de tremendos “delitos” (sentarse o no cantar) que terminaba dando con sus huesos en las celdas de castigo.
A los tormentos del hambre, el frío, las enfermedades engendradas por la desnutrición y el conocimiento de los fallecimientos que diariamente se producían, además de un incierto porvenir, se unían las interminables noches sin dormir, asaeteados por miles de chinches que bajaban de las viejas paredes de la antigua fábrica o se descolgaban desde los techos. Además, las legiones de ratas, algunas enormes, que circulaban con nocturnidad y descaro entre los camastros de los penados, mientras algunos las mataban a zapatazos y que eran transmisoras de enfermedades.
A los prisioneros españoles les estaba permitido comunicarse sólo con sus familias en España. A los americanos no les era permitido enviar cartas o recibirlas del extranjero, ni comunicar con la Embajada en España. Hasta las puertas de la cárcel venían las mujeres de los presos de toda España cargadas de macutos y comidas que entregaban a los guardias a la espera de que éstos se lo diesen a los suyos. Muchas iban con niños pequeños y algunas dormían en las cunetas porque no tenían dinero para pagarse una pensión.
EL OTRO CEMENTERIO DE VALDENOCEDA
En un solar de Valdenoceda se inhumaron, desde 1938 a 1943, alrededor de 154 presos perdieron la vida a consecuencia de la desnutrición, las infecciones o el frío. Trasladados por sus propios compañeros, los reclusos que perdieron la vida fueron enterrados en el cementerio municipal alejados de sus familias que, en muchos casos, nunca supieron qué fue de ellos. Cuando en 1989 la parroquia del pueblo adquirió el solar para ampliar el cementerio, al menos 39 de los 154 reclusos allí inhumados fueron sepultados por nuevos enterramientos. En 2007 arrancaron los trabajos de exhumación, recuperándose los restos de 114 presos…
Actualmente una lápida recuerda las vidas que se perdieron en el penal. Comenzó entonces un trabajo complicado. El de buscar a las familias de los más de 100 cuerpos que durante estos años han ido saliendo a la luz. Una tarea difícil, que en muchos casos no ha dado sus frutos, debido al paso del tiempo y la desorientación de las pistas. La ASOCIACIÓN DE FAMILIARES Y AMIGOS DE PRESOS DE VALDENOCEDA (BURGOS)  ha  exhumado el 80% de los restos humanos de represaliados republicanos muertos en la Prisión de Valdenoceda y enterrados en la fosa común de esta localidad burgalesa. Mediante la difusión de los datos, ya han encontrado a los familiares de 59 de ellos, pero aún faltan 92.
Como no podía ser de otra forma, las tareas de exhumación de los restos de los presos, que están enterrados en el actual Cementerio Parroquial de Valdenoceda han sido realizadas por  un equipo de antropólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, dirigido por el Director de Antropología de esta Institución, Jimi Jiménez.
LISTADO DE CIUDADANOS DE LAS MERINDADES QUE SABEMOS QUE MURIERON  EN LA PRISION DE VALDENOCEDA

Video testimonio de cuatro supervivientes de la prisión de Valdenoceda. Hablan Isaac Arenal, Ernesto Sempere, Gabriel Martínez y Severiano Arnáiz.

jueves, 20 de febrero de 2014

Ucrania y el movimiento libertario makhnovista

Si en la historia hay sucesos cuya existencia ha sido tratada de borrar por todos los medios por los gobiernos y discursos, probablemente el majnovismo sea uno de los más golpeados por el olvido.

La revolución rusa, como toda revolución, fue un levantamiento del pueblo hacia el poder establecido, un grito de una multitud hastiada del sistema imperante, llena de ideales que cumplir.

Como toda revolución, no fue monolítica, no tuvo una sola ideología detrás, pero una de ellas fue el anarquismo... Y este gestó con gloria al sur de Ucrania, su primera experiencia efectiva, en 1917.

Se crearon comunas libres, sin gobierno, aplicando de forma efectiva las ideas de Proudhon, Bakunin y Kropotkin... El territorio era inicialmente alrededor de 260 kilometros cuadrados, llenos de comunas autogobernadas y autogestionadas, que una vez comenzada la revolución rusa se levantaron como una fuerza armada revolucionaria conocida como el ejército negro.

El ejército negro, dirigido por Néstor Majno (de ahí el nombre) defendía la autonomía de los pueblos a la vez que liberaba progresivamente más comunas campesinas del yugo del estado y las fuerzas armadas de la reacción. Era integrado por campesinos de las comunas que se  alistaban voluntariamente, pero bajo ninguna circunstancia tenia control sobre las decisiones de las comunas, distritos y regiones del territorio libre, que llegó a alcanzar el sureste ucraniano, la rivera del mar negro y la península de Crimea... Un total aproximado de siete millones de personas.

Cada territorio se organizaba en asambleas plenarias que acordaban tras conversación, discusión y consenso, por lo que cada campesino sabía exactamente (y sin imposición de por medio) como actuar en cada circunstancia.

El ejército negro a su vez, en audaces actos de guerrilla liberaba territorio del control de las tropas zaristas, y en varias circunstancias colaboró con las tropas del ejército rojo.

A medida que la revolución rusa avanzaba, la bolcheviquización de esta, y el control de las comunas por los comisarios del partido bolchevique chocó con la autonomía y autodeterminación del territorio libre, lo que llevó a Trostky a mantener la alianza con el ejército negro para eliminar la amenaza blanca por el frente ucraniano, para luego atacarlo por contaminar a las masas.

Terminada la guerra los dirigentes del ejército negro serian invitados a una mesa de dialogo donde serían apresados y fusilados a traición, 150.000 soldados del ejército rojo atacarían el territorio libre que con alrededor de tres mil guerrilleros sobrevivientes de la guerra contra las fuerzas blancas y del occidente contra-revolucionario.

Con todo, no lograron hacer frente a la avasalladora y sorpresiva carga del comité central de Moscú.

La entrada del ejército rojo al territorio libre marcaría el final de la autonomía anarquista ucraniana, alrededor de 200.000 campesinos serian fusilados en la invasión y muchos más serian deportados a los campos de trabajo de Siberia.

El ejército negro combatiría hasta el último hombre bajo el grito de ¡Vivir libres o morir combatiendo!, provocándole con las pocas tropas que quedaban una campaña más larga y más compleja de lo esperado al comité central de Moscú.

Sin embargo, pese a todo, el desgaste, el hambre y la traición acabarían finalizando su cabalgata a mediados de 1921, con sus últimos 100 guerrilleros batiéndose en retirada contra la metralla del ejército rojo, con Majno y casi la mitad de los soldados heridos, cruzando el Rio Dniester hacia Rumania.

Los pocos sobrevivientes del ejército negro y el territorio libre emigrarían lejos de la URSS, donde contarían la historia de Majno y las comunas anarquistas de Ucrania... Majno no volvería a Ucrania y moriría en Paris... Allí, en el ocaso de su vida, conocería a un joven anarquista llamado Buenaventura Durruti, y pondría en alerta al anarquismo occidental del otro rostro del marxismo leninista.

Para terminar, del testamento del majnovismo, nos queda la frase:

"¡Proletarios del mundo: bajad a vuestras profundidades y buscad en ellas la verdad: creadla vosotros mismos! Que en otra parte alguna la encontraréis."
Video:
Néstor Makhno , campesino de Ucrania


viernes, 14 de febrero de 2014

CRÓNICA DE LOS ACTOS DEL 8 DE FEBRERO: HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS Y REPRESALIADOS DE LA GUERRA CIVIL POR LA CNT MÁLAGA

Resumen de los actos del 8 de febrero en homenaje a las víctimas y represaliados de la guerra civil por la CNT de Málaga.
El acto programado comenzó con una acción informativa en el barrio de la Cruz de Humilladero, donde colocamos algunos carteles recordando la desbandá, tal y como se recuerda la trágica huida por la carretera de la muerte de Málaga a Almería en febrero de 1937, cuando las tropas fascistas entraron en Málaga con ansias de venganza y exterminio.
Nuestros folletos narraban estos los hechos y se dio lectura a los mismos  por parte de los afiliados y simpatizantes de este sindicato. Posteriormente nos dirigimos a visitar el monumento a la Memoria, panteón colectivo que guarda 2840 cuerpos exhumados en el cementerio San Rafael, exhumación efectuada entre el año 2006 y el 2009: aquí fueron fusiladas más de 5000 personas.
Esta obra, que fue inaugurada el 11 de enero de 2014, día en el que se dieron cita, además de familiares de víctimas, el Ayuntamiento, representantes del gobierno central, la Asociación de la Memoria Histórica de Málaga, así como diferentes organizaciones sindicales (también la CGT), aunque “olvidaron” incluir a la CNT de Málaga, a pesar de ser la organización que mayor número de víctimas tuvo en esos negros episodios durante la guerra. Fuimos ninguneados y no invitados a dicho acto. No asistimos, y hemos decidido por tanto hacer una visita como CNT y acompañarlo de los actos que aquí se relacionan, además de haber enviado una carta a la Asociación, explicando nuestra postura y queja.
El acto empezó con la presentación a cargo de Francisco Cortes del trabajo allí realizado para desenterrar los cuerpos, quien subrayó la falta todavía de muchos de ellos por desenterrar
Durante el emotivo acto al que asistimos se leyó un escrito (2) de un compañero recientemente fallecido, y que sufrió la represión, en el que recordaba lo vivido en la carretera a Almería junto a miles de malagueños. Posteriormente se leyeron poemas en honor y reconocimiento a todos ellos.
Ya por la tarde, tras una comida confederal en el sindicato, se completó la jornada con unos breves documentales acerca de la exhumación de los cuerpos en las fosas de San Rafael, acompañados de las explicaciones que ofreció Francisco Cortés, responsable de la memoria histórica de la CNT de Málaga, y que ha seguido y estudiado todo lo referente a las fosas en Málaga. Fruto de ese trabajo, se ha elaborado una gran base de datos con miles de registros que permanecen almacenados hasta su organización próximamente en una "web-base de datos" en construcción.
Igualmente explicó que, aunque loable, el trabajo realizado ha supuesto un enorme gasto económico y no ha sido capaz de recuperar todas las fosas sino solo algunas de ellas. Queda abierta la incógnita de que puedan ser objeto de venta los terrenos que albergan muchas otras víctimas, ya que el suelo es catalogado urbanizable, y esto es algo que no debería ocurrir. Así la construcción en esos terrenos de un parque dedicado a la memoria, investigación y divulgación de lo que significó la guerra civil y la represión franquista es algo que queda por reivindicar por parte de todos los malagueños que tienen un mínimo de dignidad humana.
Acabamos finalmente con la proyección ofrecida por el compañero Antonio Jiménez de algunos extractos de vídeo que son la memoria oral del sindicato ya que se trata de entrevistas a compañeros mayores que nos han abandonado en los últimos años, y que nos explicaban con detalle en primera persona cómo fue ese primer día del golpe, frustrado por la ciudadanía en Málaga (S. Fernández ), nos hablaban de la fuerza y capacidad de los militantes de la CNT y la FAI, y de la manera en que vivieron las colectividades con su inmensa capacidad de autogestión, así la de Játiva que relata A. Caro  o Josefina Fuentes, o cómo era la vida de un joven trabajador durante la II República y fue perseguido por ser simplemente de la CNT cuando entraban las tropas en la ciudad (Manuel Sánchez, Antonio Morcillo ), explicando todos ellos su vinculación al sindicato durante toda su vida.
Para finalizar se proyectó un documental sobre la carretera de la muerte: "Málaga 1937 memoria de una huida"



Publicado Juventudes Libertarias de Málaga
El pasado olvidado, la historia cambiada, el porqué de los nombres de nuestras calles y barrios. Nombres manchados de sangre…
El día 7 de febrero de 1937 las tropas fascistas del ejército nacional, lideradas por el genocida Queipo de Llano, rodean la ciudad y entran, finalmente, por la tarde.
Desde aquella mañana se produce el mayor éxodo de una población de la historia europea; más de 150.000 mujeres, niñxs, ancianxs y hombres huyen, a pie en su inmensa mayor parte, por la carretera hacia Almería bajo el fuego intenso de los bombardeos fascistas desde mar y aire, y la persecución por tierra de las tropas italianas.
Aquella columna de niñxs perdidxs, ancianxs esperando su muerte fatigadxs, madres teniendo que dejar atrás a sus hijxs muertxs por el fuego faccioso, entre otras calamidades indescriptibles, ha sido silenciada por la reacción vencedora, borrada de los libros de historia, minimizada cuando se veía reflejada en algún momento…
A veces el pasado brota para recordarnos la historia, en memoria de esta columna de olvidadxs, abandonadxs a su suerte, en las calles, en los barrios….
Este es el homenaje que las Juventudes Libertarias de Málaga queremos hacer a las víctimas de la sinrazón fascista, a lxs olvidadxs por la historia por pretender la libertad.


viernes, 7 de febrero de 2014

La toma de Málaga y la “carretera de la muerte”


El domingo 7 de febrero de 1937, las fuerzas republicanas dan la orden de evacuar la ciudad de Málaga.
Aunque las investigaciones nos confirman que ya el día 6 hay personas detenidas, aunque oficialmente las tropas fascistas no entraran hasta el día 8 de febrero.
Es entonces cuando miles de personas huyeron de la ciudad antes la inminente llegada de las tropas franquistas. Muchos esperaron hasta el día siguiente para partir, pensando que la resistencia aún era posible.

Finalmente entre 150.000 a 200.000 personas huyeron por miedo a la ofensiva lanzada por el general Queipo de Llano. Los  malagueños provenientes de diferentes puntos de la provincia comenzaron así su terrible odisea de hambre, terror, desaparecidos, muertes...

La “carretera de la muerte” fue testigo de la crueldad infinita del, mal llamado, ejército nacional. Algunos huían en sus coches, otros en tren, pero por la escasez de gasolina, muchos huyeron a pie,  cargando con comida, ropas y demás utensilios, utensilios de los que después se  tendrían que desprender para intentar sobrevivir.

A la vez que intentaban la huida en terribles condiciones, eran bombardeados por tierra, mar, y aire, eran masacrados de forma indiscriminada  hombres, mujeres y niños, esos niños que perdieron su infancia  en esa “carretera de la muerte”.

La carretera estaba formada por una alfombra humana de varios kilómetros , alfombra que se iba mermando a medida que tropas, aviones o barcos bombardeaban y asediaban a las miles de personas que trataban de huir de la muerte, todo ello, bajo la mirada pasiva de la Comunidad Internacional y su política de no intervención, que permitió esa masacre. La cifras de que pudieron perder la vida en esta carretera en torno a 15.000 personas.

Día tras día iban perdiendo la vida cientos de personas, otras quedaban mal heridas, sin socorro alguno, aliviados solo por personas como Norman Bethume y su unidad móvil de transfusión de sangre que salvaron muchas vidas. Ya que la gente al verlos pasar les cerraban las puertas por miedo a quedarse sin nada y a las posibles represalias.

Es tal la crueldad de las “tropas nacionales”  que por primera vez se ensaya lo que se conoce como carrusel, una técnica de bombardeo aéreo, en la que 9 aviones bombardean uno tras otro el mismo punto, y así sucesivamente para desmembrar la huida  y aniquilar todo lo que se ponga en su camino.

Una  vez la caravana humana llega a Motril, se ve asaltada por las tropas franquistas, y mientras la mitad de ella sigue por la carretera de la costa hacía Almería, la otra mitad deshace el camino ya andado, volviendo a Málaga para ser, sin saberlo, vilmente asesinados.

Finalmente los que alcanzaron su destino, lo hicieron dejando atrás compañeros y familiares en el camino, entre muertos, extraviados, y desaparecidos.

La gente que sufrió y vivió ese drama no solamente de agonizar, de morirse de hambre, de ver sus padres e hijos morir, a los que quedaban ensangrentados en la carretera y a la gente sin enterrar, después de ese dolor, solo recibieron la ofensa del silencio, la ofensa de un silencio que se mantiene así durante mucho tiempo.

JORNADA DE MEMORIA HISTÓRICA EL 8 DE FEBRERO EN LA CNT-AIT MÁLAGA


martes, 4 de febrero de 2014

CNT: de la reconstrucción a la ruptura (1976-1980).


El presente trabajo es un conjunto de notas sobre el periodo que va desde la reconstrucción de CNT, en 1976, hasta su ruptura en dos sectores, en 1979-1980. Quizá pueda parecer al lector que, en estas notas, prevalece una óptica catalana, limitada a las circunstancias que se producen en la organización catalana, lo que se explica por dos motivos: por un lado, porque quien esto escribe es un veterano militante de Badalona, implicado, básicamente, en la realidad orgánica catalana; en segundo lugar, porque –al menos, esa es mi opinión– ha sido en Catalunya donde se han ventilado los conflictos determinantes de este difícil período para la Confederación.
A finales de 1975, la CNT del interior reproduce fielmente los problemas del exilio. Este se fracciona por segunda vez en 1965, durante el Congreso de Montpellier, en dos grupos: la tendencia más moderada o posibilista, con sede en Narbonne (también conocida por tendencia Frente Libertario, que se corresponde al título del periódico editado por ellos) y el sector supuestamente «purista» del Secretariado Intercontinental, radicado en Toulouse (denominado sector Rue Belfort, en cuya calle está enclavada su sede). Ambas fracciones pugnan por conquistar la hegemonía de la organización del interior, sacudida esta última, además, por el problema de los cincopuntistas. Así, tras la muerte de Franco, existen en Catalunya tres autodenominados Comités Regionales: uno con sede en Mataró, conectado con Narbonne; otro localizado en Tarrasa, dependiente de Toulouse; y un tercero, con sede en Barcelona, donde se agrupan los restos del cincopuntismo. Además, hay otros grupos de orientación libertaria no adscritos a ninguno de los Comités Regionales: el grupo Solidaridad, la gente del Movimiento Comunista Libertario (MCL), etc.
El día 29 de febrero de 1976, tiene lugar una asamblea en la barriada de Sants (Barcelona) donde coinciden buena parte de estos colectivos –en los que predominan elementos ligados a Narbonne con él objetivo de reorganizar la CNT. Los precedentes de dicha asamblea habían sido, ciertamente, jugosos.
Ya el día 1 de febrero de 1975, el periódico Frente Libertario, publicado, como hemos dicho, por el sector del exilio de Narbonne, lanza un editorial con tres puntos en los cuales pasa por encima de la guerra civil latente y da pautas para una posible reorganización de la CNT, una vez desaparecido el régimen franquista.
El mismo mes de febrero, en el interior, un titulado Comité Nacional de la CNT-AIT (un comité fantasma aparece en Madrid, vinculado a la facción de Toulouse, en el que pululan un tal Fernando y un tal Luque) edita un manifiesto denunciando la propuesta de los de Frente Libertario.
El 16 de enero de 1976 (casi en vísperas de la celebración de la asamblea de Sants), el periódico editado en Francia Le Combat Syndicaliste, adscrito a la tendencia de Toulouse, publica un comunicado dirigido a «todas las Regionales, Comarcales y Federaciones Locales» de una supuesta CNT en la clandestinidad –que sólo está en el caletre de un hombre ya difunto, Germinal Esgleas, compañero de Federica Montseny– poniendo en guardia ante lo que consideran es una maniobra de los de la «otra parte».

Paralelamente, en el interior, un grupo de viejos militantes de CNT, que no ven demasiado claro el proyecto de asamblea en Sants, sostienen conversaciones para salir a la luz pública e intentar reorganizar la Confederación. No hay pretensiones de legitimidad histórica, del tipo de las esgrimidas por los de Toulouse, pero sí hay una diferencia crucial con respecto a los organizadores de la asamblea de Sants: se busca una reorganización controlada, no un batiburrillo que nadie sabe cómo acabará. Todo está preparado para celebrar una reunión previa en un salón de reuniones del actual Hogar del Jubilado de la barcelonesa calle de Bach de Roda. Sin embargo, los organizadores de la asamblea de Sants maniobran, lanzando la calumnia de que «los verticalistas están organizando una reunión para ir a la creación de la CNT». El juego sucio ya no es patrimonio exclusivo de ningún sector concreto. No citamos nombres pero, si un día es necesario, se podrán dar.
Así las cosas, la asamblea celebrada en Sants nombra un Comité Regional y supone el relanzamiento definitivo de la organización. Con algunas coletillas curiosas, como la lucha terrible entre los dos carnets venidos de ambas facciones del exilio. Los de Toulouse acaban sumándose al carro y ya compiten por estar en el candelero de los próximos actos públicos que se organicen.
Crisis y escisión
Luego, en julio de 1977, el gran mitin de Montjuic, con una asistencia –creo que inesperada para todos­– de varios centenares de miles de personas. Se produce, entonces, el aluvión de afiliados en los sindicatos, cuya cifra iba a llegar, en Catalunya, a unos cien mil.
Poco después, una convocatoria trascendental: las Jornadas Libertarias. Con prolegómenos conflictivos: el Comité Regional de Catalunya se niega a asumir la convocatoria e igual ocurre con la Federación Local de Barcelona; sin embargo, la solicitud dirigida a las autoridades gubernativas para su celebración lleva el sello del Comité Regional. El escándalo provocado por lo sucedido en el Parque Gü̈ell, donde se dio una imagen pública que nada tenía que ver con un sindicato obrero, supone el comienzo del fin.
La resurgida FAl inicia su escalada hacia el control de la organización, en clara conexión con el sector de Toulouse del exilio. Le acompañan en sus apetencias otros grupos específicos: la Federación Ibérica de Grupos Anarquistas (FIGA), los Grupos Autónomos Anarquistas… Después, el 15 de enero de 1978, vendría la manifestación contra el Pacto de la Moncloa y lo que tras ella siguió, es decir, cuatro compañeros de la CNT, trabajadores de la sala de fiestas Scala, quemados vivos por la acción de varios provocadores a sueldo.
Los conflictos se agudizan. Los plenos de sindicatos acuerdan, en unos casos, la solidaridad con los detenidos a raíz del incendio del Scala y, en otros, resuelven desligar a la Confederación de tan terribles sucesos. Los grupos específicos hacen bandera de los detenidos.
Las reuniones, los plenos, se van vaciando de gente. La táctica de los faístas y sucedáneos da resultado; prolongar las reuniones hasta altas horas de la noche y, cuando los trabajadores de a pie –los que tienen que levantarse a primera hora de la mañana siguiente para acudir al trabajo– abandonan la reunión, votar lo que les interesa.
En el verano de 1978, todos los sectores ajenos a la FAI, se aglutinan en los llamados Grupos de Afinidad Anarcosindicalista, con el fin de frenar el auge faísta. Pero es tarde y, además, el conglomerado de los Grupos de Afinidad es enormemente heterogéneo. Poco más tarde, las cosas adoptan un color más feo: Sebastián Puigserver, Secretario de Organización del Comité Nacional y destacado impulsor de los Grupos de Afinidad, recibe una paliza de manos de unos «desconocidos». Empiezan a producirse las expulsiones de integrantes de los Grupos –los «paralelos», como los motejan los faístas–.

El V Congreso de la CNT, celebrado en Madrid en diciembre de 1979, es el escenario del estallido. Estallido precipitado por el hecho de que, en el Congreso, se debían rendir cuentas económicas del exilio. La ruptura evita que los enviados de Toulouse expliciten lo acaecido con el patrimonio de la CNT llevado al exilio.
Tras este tumultuoso Congreso, la corriente antifaísta organiza comisiones impugnadoras de los acuerdos congresuales. La ruptura ya está, prácticamente, consumada. El Congreso Extraordinario celebrado, en Valencia los días 25, 26 y 27 de julio, sentencia la crisis: ya hay dos CNT disputándose las siglas, una que agrupa a la corriente faísta (CNT-AIT o CNT-V Congreso) y otra aglutinando a los partidarios de una CNT autónoma (CNT-Congreso de Valencia o, familiarmente, CNT renovada).
José COSTA FONT  
Publicado en Polémica. n.º 4-5, junio 1982