sábado, 30 de agosto de 2014

La resistencia anarquista en la Alemania Nazi

Durante años los investigadores académicos mantuvieron que nunca hubo un movimiento anarquista en Alemania, aparte de literalmente uno o dos nombres. Tras la 2ª GM, los archivos policiales fueron tomados por los americanos y cuando se abrieron los eruditos encontraron que la resistencia anarquista alemana de la época había sido extremadamente grande. Había habido un movimiento anarquista muy activo e influyente en la clase obrera desde los tiempos de Bismarck hasta los de Hitler. Esto no había tenido demasiada trascendencia porque para los historiadores los trabajadores en general, así como las mujeres en particular, sólo existen en lo referente a las políticas de poder o a las corrientes intelectuales (también, quizás, exige una cierta investigación verdadera lo que es diferente a hojear los libros de otra gente). Aquí solamente podremos dar algunas pinceladas a la investigación.
Gran parte del viejo movimiento anarco-sindicalista, la FAUD, se centraba en Renania y el Ruhr, en donde tenía su base en las minas y en la industria pesada y se había construido sobre la experiencia de los consejos obreros de 1918. En Baviera, el movimiento obrero era mucho más voluble. El nacionalismo bávaro oscureció los acontecimientos: en Munich, el pueblo casi lamentó la muerte de la pequeña regencia hereditaria local, pero en unos meses se levantaba en masa contra la burguesía y la clase alta, aunque algunos veían esto como un contrapunto a la dominación prusiana. Se formó un ‘ soviet ‘ con la participación de intelectuales anarquistas – para ser aplastado por la viciosa dictadura burguesa-cristiana. El nuevo partido de Hitler iba a formar parte a su debido tiempo de estas fluctuaciones de simpatías, al principio porque se le creía ‘ monarquista bávaro’. Su golpe de ópera-bufa en 1923 fue suavemente desarticulado por el mismo gobierno que masacró a los trabajadores de la comuna de Munich. En algunos lugares como en Wurttemberg funcionaron secciones de la FAUD durante la república de Weimar, principalmente de los trabajadores ferroviarios que habían escapado de Munich.
En Berlín los anarcosindicalistas formaban parte de un movimiento anarquista mucho más amplio y se desenvolvía dentro de una cultura socialista distinta, amargamente dividida entre los socialistas ortodoxos y los comunistas que minimizaban el efecto del anarquismo. El éxito del partido de Hitler tuvo un efecto de ruptura y parálisis en la clase obrera. Durante años se pensó, incluso los que se oponían al partido comunista, que su Frente/Ejército Rojo lucharía contra el fascismo. Se esperaba que la lucha viniera con el éxito de éste ejército, no con su fracaso. Esta actitud estaba asimilada incluso por los que abogaban por la unidad socialista-comunista contra el nazismo. Aunque las formaciones de clase obrera tenían una larga tradición de lucha en las calles contra el Hitlerismo, nadie previó que la lucha terminaría sin un disparo o una explosión.
En una ciudad como Colonia, sólo meses antes de que Hitler tomara el poder los anarco-sindicalistas habían organizado una manifestación, recibiendo un enorme apoyo popular, contra la visita del Dr Goebbels, que se quejó amargamente de ‘ ser perseguido en su ciudad natal como un criminal’. Era un desafío a las tendencias mayores, que se sentían obligadas a organizar manifestaciones similares, haciendo los tours nazis de propaganda, en la época de la depresión, arriesgados en extremo (justo cuando los ‘ historiadores ‘ más tarde dirían que los nazis estaban consiguiendo un apoyo mayor). Hitler tuvo que viajar en aeroplano (entonces considerado peligroso) como mal menor.
En Berlín, las marchas de los Nazis fueron rodeadas y protegidas por la policía (como las marchas fascistas en Gran Bretaña). Isherwood, como joven observador algunos meses antes de que los nazis tomaran el poder, apuntó cómo las muchedumbres hostiles en el distrito obrero de Moabit se reían cuando un veterano capitán de las SS no podía mantener el paso, y encontrándose a sus propias fuerzas, e intentaba frenéticamente alcanzar el cordón protector. (Unos meses más adelante ese capitán probablemente sería investido con poder sobre la vida y la muerte de los que se reían de él).
Las bandas asesinas nazis atacaban a opositores cuando éstos estaban solos. Sin embargo eran bastante cobardes en una confrontación abierta. (La banda a la que pertenecía Horst Wessel lo intentó y éste se convirtió en un mártir nazi). Las actividades de hostigamiento a los judíos (antes de tomar el poder) iban contra los profesionales liberales o los escritores, a menudo cuando estaban sentados en cafés, y pequeños comerciantes, dejados a su suerte. Nunca se les ocurrió intentar ataques en las zonas de obreros organizados de los barrios proletarios, allí quedarían demasiado aislados. Después de que Hitler tomara el poder – éste le fue dado por Hindenburg, con la aprobación tácita de la mayoría de los partidos – la fuerza de las SS creció dramáticamente. Casi de la noche a la mañana las gigantescas organizaciones obreras se derrumbaron con las detenciones masivas, absolutamente ilegales, de sus líderes. Nada desapareció más ignominiosamente que el Ejército Rojo, un día desfilando en las calles con sus generales entrenados en Moscú, al día siguiente languideciendo en agujeros y sótanos de los campos de concentración formados precipitadamente (al principio en almacenes abandonados) sin el estruendo de un disparo (los desdeñados social-demócratas reformistas austriacos por lo menos lucharon hasta la última bala contra Dolfuss).
Se ilegalizó al partido comunista, y los socialistas y el movimiento sindical trataron de hacer las paces con los nazis y fueron ilegalizados lentamente – después de lo cual la socialdemocracia no tenía nada que ofrecer. Los líderes de los sindicatos intentaron transferir sus fondos a las organizaciones de veteranos de guerra (las que por razones ideológicas los nazis no podrían secuestrar, pero sí controlar de todos modos). Toda la clase obrera quedó atontada por el hecho de que toda la defensa que habían construido a su alrededor se había ido con el viento.
Esto también superó a los anarquistas alemanes, excepto en Renania, que pasaron a ser un movimiento disidente marginal, incapaces de hablar y por tanto de crecer. Los trabajadores renanos fueron más lentos decaer, no se vieron provocados inicialmente por la acción industrial de los nazis, pero como la propaganda ácrata desapareció, ellos también terminaron por hacerlo (sin embargo nunca totalmente). Durante los doce años de la dictadura nazi, algunos grupos aislados, basados especialmente en la industria, permanecieron activos. Pero no fue posible ninguna acción coordinada, aunque en Madrid durante la guerra civil la gente hizo cola para contemplar un falso obús alemán en el escaparate de un gran almacén, llevando una inscripción, ‘ ¡Camaradas! Los obuses que yo hago no estallan’. (Pudo haber sido una señal de sabotaje, cosa que continuó, o pudo ser propagada – ¿quién lo puede decir?) En donde los anarquistas alemanes y los comunistas de consejos (que durante todo el período nazi aparcaron sus diferencias, nunca grandes) resistieron fue por la acción individual. Es ironía de la historia, aunque típica, que el único intento de asesinato contra Hitler digno de conmemoración haya sido el de los generales de clase alta que apoyaron su esfuerzo bélico hasta que ya se iba a perder (mientras que intelectuales tales como Rudolf Rocker y Agustín Souchy de la Asociación Internacional del Trabajo declinaron tras la guerra utilizar la documentación sobre atentados anarquistas contra la vida de Hitler con argumentos indudablemente ciertos, de que tal actividad es lo que trae mala reputación a los anarquistas !! ‘).
Nadie asumió que el asesinato de Hitler traería la derrota automática del nazismo. Pero tal era la adoración del héroe Fuhrer, que habría desestabilizado a todo el partido nazi, y habría sido un revulsivo en la confianza de la mayoría de los anti-nazis para levantarse una vez más, aunque solo fuera para defenderse. No hubo tantas tentativas de asesinato contra Hitler como contra Mussolini por parte de los anarquistas italianos, pero fueron bastante más de las que generalmente se suponen. Solamente se enumerarán algunas aquí, y no hemos tocado (hasta conseguir más detalles) otros aspectos de la resistencia tales como el de los anarcosindicalistas en Duisburgo. No se ha hecho ningún intento serio de investigación por parte de aquéllos en posición de sacarlo a la luz (No sea que quite mérito al argumento de los generales y los aristócratas prusianos de que era su último cartucho para salvar el Reich?). La primera intentona (de hecho fue la destrucción del Reichstag y no un plan de asesinato) fue la de Van der Lubbe, un comunista de consejos. Pensó que el quemar el parlamento de los nazis y de los que los que les habían regalado la victoria sería la señal para el levantamiento del proletariado. Aunque logró quemarlo entero fue denunciado por el comunismo mundial y sus aliados liberales como agente nazi. Se sugirió que los nazis lo hicieron ellos mismos para desacreditar a los comunistas (una típica respuesta liberal a la acción).
El Schwarzrotgruppe, basado originalmente en Düsseldorf, fue el primero y más persistente de los grupos que abogaban por -y que planeaban- el asesinato de Hitler. Creían que el gran error cometido en el incendio del Reichstag fue la implicación de un hombre de origen holandés, considerando que el odio a los extranjeros iba a crecer en Alemania con el lavado de cerebro nazi (aunque en un país totalitario uno está inclinado a pensar que todos piensan y hacen lo mismo). Hicieron dos tentativas que casi alcanzaron su objetivo, una vez en la cervecería de Munich en donde se celebraba el fracasado putsch nazi de 1923, otra vez en la ópera de Nuremberg. Ambas se frustraron en el último momento, pero cuando los implicados ya habían escapado. Éstos huyeron a Glasgow (donde fueron acogidos por Frank Leech, un famoso anarquista, en cuya casa los encontré en 1937). Juzgaron prudente ir a Birmingham (lo que tuvo una consecuencia interesante cuando, una generación más adelante, la policía alemana por una confusión (sin duda causada por la pérdida de sus archivos clasificados en Washington) pensó que el grupo rojo y negro (anarco-pacifista inglés) que entonces existía era el mismo grupo SchwarzRot (Rojo y negro), desde hacía tiempo absolutamente muerto o dispersado, que estaba acusado, para su sorpresa, de ser el responsable del asesinato de un banquero ex-nazi. Hubo una respuesta inmediata a estas dos tentativas fallidas en un plan enteramente individual para disparar a Hitler en una manifestación en Colonia, pero el hombre responsable fue cogido; quizá no haya expedientes. Esto llevó a arrestos masivos de trabajadores renanos y causó una paralización de la actividad. De las muchas otras tentativas que también se hicieron, una de la que tenemos más datos es el de Hilda Monte. Ella estaba tanto en el movimiento anarquista como en el consejista, y había actuado en dos o tres unidades de la resistencia. Como persona extremadamente resuelta, se vió decepcionada de que la gente del Schwarzrot no la hubiera utilizado (creían que su origen judío sería explotado por los nazis, como ciertamente fue el caso posterior de Herschel Grynszpan cuyo asesinato de Vom Rath condujo al famoso pogrom de la ‘ noche de los cristales rotos ‘). Para trabajar más libremente, ella se hizo británica casándose con un activista gay, John Olday, quien a pesar de ser residente alemán desde su nacimiento, tenía pasaporte británico a través de un padre canadiense.
Estuvo implicada en los planes de otro atentado contra la vida de Hitler en una manifestación y escapó por poco a Inglaterra. Olday fue deportado como consecuencia de ésto. Allí el grupo con el cual había estado implicada formuló los planes que serían frustrados por pura casualidad (Hitler no se había dado la vuelta en la manifestación). Fueron financiados inicialmente por un rico industrial, George Strauss, laborista (y más tarde Father of the House; [N de T. título nobiliario?] [Es el título que, en la Cámara de los Comunes británica, se le otorga al miembro de mayor antigüedad]). Hilda Monte volvió a Alemania, pero el plan salió probablemente mal y llegó a Londres antes de que estallara la guerra.
Las autoridades británicas sospecharon de una alemana que regresaba momentos antes de las hostilidades, ¡además ella tenía un marido británico con quien nunca había vivido! La internaron, y como muchos anti-fascistas, sintió la dura humillación. Entrando en contacto con anarquistas británicos, creyó que esta vez lo conseguiría si podía entrar otra vez. Ahora Strauss se había retirado de la sociedad, aunque sus conexiones habían sido útiles (posiblemente pensó que lo estaban engatusando en un complot nazi. Sin embargo después de la guerra él reconoció su ayuda anterior). La persona que Hilda Monte encontró, por casualidad, preparada para respaldarla financieramente y con contactos oficiales era una estrella de cine (quién, ya fuera por casualidad o por descubrimiento fue asesinada por los nazis en Portugal). A ella se le permitió regresar a Alemania (cómo, no tengo forma de saberlo) y entró en contacto con su grupo, fue capturada por la Gestapo y asesinada bastante horriblemente, supongo. Un camarada socialista me informa que Det Sgt Jones, de la Special Branch, le habló durante la guerra de su preocupación por la manera imprudente con la que Hilda había sido permitida regresar y su admiración por su audacia. Parecería que Inteligencia decidió limpiarla de toda sospecha de apoyo a Hitler, y la dejó llevar a cabo su cometido por su cuenta. No se la menciona en ninguna lista de agentes aliados enviados a Alemania (algunos sugieren que se debe a su origen racial o a su sexo pero es más probable que fuera porque era independiente del gobierno): sus acciones se conmemoran en Israel (en donde se guardan los archivos de su caso) aunque nunca fue sionista. Durante la guerra cuando Hitler se reunió con Franco hubo otro plan para asesinar a los dos juntos, esta vez por parte de anarquistas españoles, aunque con una cierta implicación francesa y alemana. Esto habría cambiado el curso de la historia y pudo haber sido un hito de la resistencia anarquista, de haber tenido éxito. Aquellos que desprecian estas tentativas como de amateurs deben considerar que no están hablando de asesinos profesionales sino de trabajadores ordinarios que vivían bajo opresión intolerable. Como mínimo estos acontecimientos deben ser hechos públicos y no ocultarse. Eran representativos de los verdaderos sentimientos de los trabajadores durante los años de la derrota de la clase obrera, cuando sus dirigentes arrastraban su nombre en la inmundicia.
(AM – Black Flag, No. 200, Sept. 1990).


domingo, 24 de agosto de 2014

Los españoles que liberaron París, silenciados y olvidados en Francia


El próximo 24 de agosto, una extraña caravana recorrerá París. Un grupo de franceses y españoles portarán en las calles de la capital francesa las fotos de algunos de los soldados que ese día, hace 70 años, fueron los primeros en entrar en la ciudad para liberarla de sus ocupantes nazis. Franceses y turistas descubrirán que esas fotos en blanco y negro con los rostros de los liberadores son el testimonio, silenciado durante décadas, de que esos soldados que se jugaron la vida por liberar París eran en su inmensa mayoría españoles.

El 24 de agosto de 1944, un grupo de vehículos blindados semiorugas (half-tracks) y tres tanques Sherman entran en la capital francesa por sorpresa. Los parisinos creen en un principio que son parte de las tropas alemanas instaladas en la ciudad; después se dan cuenta de que no, que visten uniformes del ejército de Estados Unidos y que son la avanzadilla de las tropas que devolverán la libertad a París y, por consiguiente, a toda Francia. 
Pero la confusión aumenta cuando cada vehículo en los que se desplazan esos oficiales y soldados tiene inscrito en el morro un nombre en español. Loshalf-tracks bautizados 'España cañí', 'Guernica', 'Madrid', 'Brunete', 'Guadalajara' o 'Ebro', entre otros, son conducidos por militares que portan una bandera roja, amarilla y violeta cosida a sus uniformes. Son los miembros de La Nueve, la compañía de choque de la II División Blindada (DB) del general Leclerc. Se la conocía así, La Nueve, en español, porque 146 de sus 160 componentes eran republicanos españoles, alistados en las tropas de la Francia libre.


La Nueve estaba comandada por el capitán francés Raymond Dronne, que tenía como mano derecha al teniente Amado Granell, el valenciano que fue el primer militar francés en entrar ese día en el Ayuntamiento de París, ya en manos de la resistencia parisina en la que, por cierto, habían participado otros miles de españoles exiliados. En la noche del 24 de agosto del 44, canciones como "Ay, Carmela" y otras pertenecientes al cancionero republicano español sonaron hasta la madrugada en los lugares 'asegurados'. Pero la liberación de París no había terminado. 
Los españoles de La Nueve hicieron frente dentro de la capital a los contraataques y emboscadas de los alemanes que todavía ocupaban la ciudad. El 25 de agosto, el gobernador alemán, atrincherado en el Hotel Meurice con sus tropas de élite, se rindió por fin. Un extremeño, Antonio Gutiérrez, se encargó de mantener encañonado a la máxima autoridad nazi  en la capital francesa mientras esperaba que un militar del rango del alemán se hiciera cargo de él. Von Choltitz le regaló a Gutiérrez su reloj, en agradecimiento por haber respetado las convenciones militares internacionales.

De Gaulle desfila escoltado por españoles 
París estaba ya casi limpia de nazis y colaboradores franceses para que el general Charles De Gaulle pudiera hacer su entrada en la ciudad y simbolizar con su imagen la liberación de la capital, de la Francia que se ponía de nuevo en pie, como escribió Leclerc. El 26 de agosto, el militar que se había exiliado a Londres y que había desafiado a su excompañero Petain, recorría a pie las calles de París, desde el Arco de Triunfo y la Tumba al Soldado Desconocido, hasta la catedral de Notre Dame. Cuatro de los half-tracks de La Nueve fueron los elegidos para abrir el desfile de De Gaulle. Amado Granell encabezaba el cortejo, que recibía los vítores de una ciudadanía en júbilo. Quedaba claro el homenaje militar de De Gaulle a La Nueve y a los españoles que la componían. Pero a partir de ahí, la historia de estos republicanos que habían participado en la guerra civil con apenas 20 años y que se convirtieron en héroes bajo mando francés se silenció y se enterró voluntariamente con una capa de propaganda más fuerte que el cemento, precisamente en el país al que ayudaron a liberar. 



Ya el día 25, el diario Libération abre en primera con una gran foto del interior del Ayuntamiento, en la que se ve a Amado Granell con el líder de la resistencia parisina. El nombre de Granell no es mencionado, nada se dice sobre los españoles; el periódico habla de "soldados americanos". La torpeza de los periodistas no es sorprendente, ni antes ni ahora, y Libération pudo haberse equivocado con los uniformes como los propios parisinos en la calle, pero lo que vino después estuvo bien pergeñado. 
Hay palabras que quedan grabadas para la historia y pasan a formar parte de la memoria política de los pueblos. De Gaulle sabía lo que tenía que decir cuando lanzó su famosa proclama: "París, ultrajada, París, rota, París, martirizada, pero París liberada. Liberada por ella misma, liberada por su pueblo con el concurso de los ejércitos de Francia, con el apoyo y la contribución de Francia entera. Es decir, de la única Francia, de la verdadera Francia, de la Francia eterna". 
La reescritura de la Historia 
Ni una palabra sobre los auténticos liberadores españoles. Poco importantes para el futuro, según De Gaulle, que debía enterrar la imagen de la Francia colaboracionista, ensalzar a una Resistencia francesa en la que participaron pocos franceses y hacer frente a los norteamericanos, por una parte, y a los comunistas locales, por otra. Gaullistas y comunistas decidieron, pues, que toda Francia había sido resistente y que sus soldados liberaron París.
Desde entonces, los historiadores franceses, los militares o los periodistas han ignorado el papel jugado por los republicanos españoles en la liberación de Francia. Un silencio de 70 años que pocas obras escritas han intentado romper. Entre ellas, el libro de Evelyn Mesquida La Nueve, ces republicains espagnols qui ont liberé Paris, publicado en español por Ediciones B con el títuloLa Nueve, los españoles que liberaron París. La obra de Mesquida, que fue durante mas de 30 años corresponsal de Tiempo en la capital francesa, recoge la historia de La Nueve y, en especial, las entrevistas que la periodista hizo a algunos de los supervivientes de compañía. El testimonio de esos veteranos es una de las páginas mas emocionantes y tristes de la historia de Francia. Es, también, parte de la memoria de la trágica guerra civil española.



"Un deshonor para Francia"
"Si este año, por el 70 aniversario, Francia no los reconoce, será una vergüenza y un deshonor". Así se expresa Evelyn Mesquida, que ha contactado con el Elíseo y el Ministerio de Defensa francés para instarlos a participar en el homenaje del 24 de agosto. Según el entorno de François Hollande, el presidente es muy sensible a la gesta de la Nueve, y así se lo han asegurado a Mesquida, que espera que el jefe del Estado dedique unas palabras a los españoles en un discurso que debe pronunciar el 25 de agosto.  Hay que recordar que Hollande ya se inclinó ante la bandera republicana hace dos años, en el consistorio parisino, con motivo del 68 aniversario de la gesta. 
También desde el Ministerio de Defensa francés se promete un reconocimiento. Evelyn Mesquida no se fía. Hace años que recorre los archivos de Francia donde el papel de los españoles en la liberación de el país está escrito. Hace años que se topa con el silencio y la animosidad de los altos mandos militares. 

La historia francesa de los españoles que partiparon en La Nueve no empieza en París. Comienza tras la derrota republicana y el comienzo del exilio. Cientos de miles de españoles, muchos de ellos combatientes republicanos, pasan la frontera de los Pirineos. Otros huyen en barco hacia las colonias francesas del otro lado del Meditarráneo. En una y otra parte, son encerrados en campos de concentración (por primera vez se les lamó así), donde son apaleados, pasan hambre, frío y sufren enfermedades. A los hombres se les ofrecen dos soluciones: ser devueltos a España o alistarse en la Legión francesa. Así, algunos miembros de La Nueve participaron en combates contra los alemanes antes de la debacle del ejército francés.

Una vez que Petain se alía con Hitler, los españoles intentan por todos los medios pasarse al ejército de de Gaulle, el ejército de la 'Francia libre'. Muchos participaron en las batallas que han edificado la historia militar francesa en África: Cufra, El Alamein, Bir Hakeim… Los 146 que formaban parte de La Nueve fueron entrenados en Gran Bretaña antes de desembarcar en Normandía el 1 de agosto de1944.  Formaban parte de las tropas francesas comandadas por el general Patton. De ahí los uniformes del ejército norteamericano. Pero su lucha no acabó en París. Los miembros de La Nueve que quedaban con vida tras duros combates en Alsacia y Lorena fueron los primeros también en llegar al último refugio de Hitler, el Nido del Águila, en Berchtesgaden.

Una mayoría de anarquistas 
Que Francia 'nacionalizara' su Historia es injusto, pero políticamente comprensible. Como lo es también que la falta de apoyo a estos soldados exiliados se debe muy en parte a que eran en su mayoría anarquistas. Una mayoría de anarquistas comecuras, ateos y anticlericales que no dudaron en contribuir a la compra de una nueva estatua del Sagrado Corazón para la iglesia de la localidad de Ecouché, en Normandía. La vieja escultura fue destruida en los feroces batallas que libró La Nueve contra las tropas alemanas. 
Esos anarquistas, reacios a aceptar órdenes de militares franceses inexpertos o ineptos, respetaron y se ganaron el reconocimiento de Philippe François Marie de Hauteclocque, más conocido como el general Leclerc, un aristócrata católico y profundamente religioso al que los españoles llamaban 'el patrón'. 
Ese grupo de anarquistas enseñó un poco de dignidad también a los exaltados franceses que intentaban robar las botas a los soldados alemanes vencidos, o a los que maltrataban a las mujeres francesas que supuestamente habían confraternizado con el invasor. Para los soldados de La Nueve, esos que perseguían a las mujeres deberían haber luchado contra los alemanes y no quedarse esperando a que los liberaran. 
"España es mi madre; Francia, mi novia" 
El único reconocimiento oficial para algunos miembros de La Nueve fueron las medallas y otros honores militares por su labor en el campo de batalla. Amado Granell, el teniente y segundo en el mando de la compañía, recibió del general Leclerc la Legión de Honor con estas palabras: "Si es cierto que Napoleón creó esta distinción para recompensar a los valientes, nadie la merece más que usted". De Gaulle ofreció a Granell un puesto de comandante en el ejército francés si abandonaba su nacionalidad. Granell le respondió negativamente, arguyendo que "amaba a España como una madre y a Francia como una novia". Socialista próximo a Largo Caballero, hizo de intermediario entre su partido y Juan de Borbón para facilitar la instauración en España de un sistema monárquico democrático. Granell, entrevistado por primera vez en España en 1970 por Vicente Talón para el diario Pueblo, murió en España en un accidente de tráfico en 1972. 
Amado Granell.
Granell fue el oficial español de mayor grado en La Nueve, pero eso no puede hacer olvidar los nombres de los españoles de la compañía que dejaron su vida desde el desembarco en Normandía el primero de agosto del 44 hasta la capitulación alemana. El libro de Evelyn Mesquida es un homenaje a todos ellos. De los 146 que salieron de Gran Bretaña para "liberar a Europa del fascismo",quedan hoy dos con vida: el barcelonés Luis Royo, que reside en Cachan, cerca de París, y el almeriense Rafael Gómez, que vive en un pueblo cerca de Estrasburgo. Royo, Gómez, el asturiano Manuel Fernández, los gallegos Víctor Lantes y Cariño López, el valenciano Germán Arrúe, el santanderino Faustino Solana, los barceloneses hermanos Pujol, el madrileño Antonio Van Baunberghen, formado en el Instituto Libre de Enseñanza o el aragonés Martín Bernal, torero conocido como 'Larita II' antes de la guerra de España, pensaron, hasta el último momento, como el resto de la compañía, que tras la victoria en Francia y Alemania los aliados los ayudarían a combatir en España.

Desde que cruzaron la frontera en el 39 no tenían otro objetivo. Los dos supervivientes lo atestiguan. Rafael Gómez, que conducía el half-track 'Don Quijote' recuerda que la noche de la liberación de París todos durmieron pensando que "la liberación de España estaba próxima". Luis Royo, que guiaba el 'Madrid', reconoce que él nunca pensó que luchaba por Francia, sino por la libertad. Ambos tuvieron que renunciar a su sueño e integrarse en la sociedad francesa de posguerra. Ni sus compañeros de trabajo ni sus vecinos supieron nunca que esos dos extranjeros habían arriesgado su vida por Francia. El primer reconocimiento político oficial lo recibieron hace diez años, gracias al apoyo de la hoy alcaldesa de París, Anne Hidalgo. 70 años antes de la llegada al Ayuntamiento de esta gaditana, otros españoles ya habían hecho historia en el mismo lugar. Si Francia vive desde entonces en democracia y en libertad es, en parte, gracias a ellos.
http://www.elconfidencial.com/mundo/2014-08-18/los-espanoles-que-liberaron-paris-silenciados-y-olvidados-en-francia_177174/

martes, 19 de agosto de 2014

Actuación vandálica de una compañía de la policía armada en Rentería


VIERNES, 14 de julio de 1978
Fuerzas de la Policía Armada pertenecientes a una compañía de la reserva general, con sede en Miranda de Ebro y al mando de un capitán, arrasaron ayer establecimientos públicos y domicilios privados de Rentería, actuando vandálicarnente durante cuarenta minutos. Decenas de cristaleras han quedado destruidas y en algunos comercios, los policías se llevaron objetos expuestos en los escaparates para luego arrojarlos desde sus vehículos en marcha. El gobernador civil, al que se dirigieron telefónicamente de inmediato el presidente de la comisión gestora municipal y el secretario del Ayuntamiento, manifestó que las fuerzas no habían actuado de acuerdo con sus órdenes y que no podía controlarlas.
Contrastando con la vuelta a la normalidad ciudadana y laboral que ayer se registró en toda Guipúzcoa, en Rentería, comenzaron a producirse cierres de comercios sobre las diez de la mañana. Paralelamente las asambleas de numerosas empresas locales decidieron interrumpir el trabajo para protestar por la actuación de la Guardia Civil, que anteayer por la tarde causó dos heridos de bala al ,tratar de eliminar las barricadas que interrumpían el tráfico en la carretera nacional, de Madrid a Irún. A las doce, tres o cuatro vehículos de la Guardia Civil se aproximaron a la principal entrada del pueblo desde San Sebastián, permaneciendo a cincuenta metros de un trader cruzado que impedía el tráfico.
A las dos, según todos los testigos que explicaron a EL PAIS lo sucedido, un numeroso grupo de autobuses y camionetas de la Policía Armada apareció en la carretera. Los policías comenzaron inmediatamente a retirar las barricadas, disolviendo pequeños grupo con procedimientos expeditivos.
A las dos, el vandalismo
Después, con todas las calles desiertas y la población atemorizada, piquetes de policías armados recorrieron a pie las principales calles de Rentería, destrozando con disparos de pelotas de goma y culatazos todo lo que encontraron a su paso. Los policía armados, descompuestos y en un gran estado de excitación, rompieron con las culatas de sus armas escaparates y cristaleras de portales, destrozaron porteros automáticos y se llevaron de varios establecimientos aparatos de radio, relojes y productos de pastelería. Los objetos sustraídos fueron destrozados más tarde lanzándolos desde los vehículos en marcha.
El punto donde se registró mayor violencia fue situado por los vecinos que presenciaron lo ocurrido en una confluencia de calles donde existe un centro de trabajo de la compañía eléctrica Iberduero. Los operarios que se encontraban en aquel momento en las dependencias de Iberduero manifestaron a EL PAIS que habían escuchado en los portales próximos un gran estrépito acompañado de gritos, imprecaciones y risas. Pensaron al principio, que se trataba de algún piquete de manifestantes incontrolados pero al asomarse para comprobar lo que sucedía pudieron ver a los policías armados, de uniforme, destrozando a patadas y culatazos todo lo que encontraban.
Defecaron en un portal
Estos portales, que se encuentran en la calle Aralar, seguían por la tarde tal y como quedaron, tras la actuación de la fuerza pública. Los porteros electrónicos quedaron inservibles, todos los cristales de las puertas estaban rotos, al igual que las lámparas del interior. Sobre grandes espejos hechos añicos, en los números 1 y 2 de la calle Aralar, aún podían verse nítidamente las huellas de los tacos de goma de botas militares. En uno de estos portales, el número 1, los policías armados introdujeron un bote de humo en el ascensor, activándolo y tratando de hacerlo llegar a las plantas superiores sin conseguirlo, ya que sólo atiende a llamada desde los pisos.
En un portal próximo, los miembros de la fuerza pública defecaron y orinaron repetidamente.
Otro establecimiento afectado fue el cine Alameda, en el paseo de Navarra, con amplias superficies acristaladas en dos fachadas. Ayer por la tarde no quedaba una sola luna en él. Un camión matrícula SS-12445, que estaba cruzado sobre la misma avenida, a pocos pasos del cine, quedó completamente calcinado al prenderle fuego los policías, según algunos testigos, aunque otras personas declararon que no existe aún completa seguridad sobre este hecho.
Más de cincuenta comercios y portales fueron afectados por la actuación destructora de la fuerza pública, aunque: el número de cristaleras destrozadas es muy superior. Los disparos de pelotas de goma fuerori. dirigidos en ocasiones contra los pisos, rompiendo cristales y persianas. «Trataban -manifestó un testigo a EL PAISde que nos encerráramos aterrorizados y no pudiéramos ver nada.»
Todos los vecinos consultados hicieron hincapié en que no hubo provocación alguna por parte de la población ni s,- produjeron enfrentamientos, ya que las calles permanecieron desiertas.
La gestora municipal, enterada de lo ocurrido, trató de establecer diálogo con el capitán de la Policía Armada que estaba al mando de la fuerza. Varios de sus miembros se dirigieron hacia él acompañados de dos policías municipales, siendo recibidos con palabras despectivas y amenazantes y, se les transmitió la orden de que se alejaran inmediatamente. Con anterioridad el presidente de la gestora municipal y el secretario del Ayuntamiento habían hablado por teléfono con el gobernador civil, Antonio Oyarzábal, quien lamentó lo que sucedía y declaró que ra fuerza pública estaba actuando en contra de sus órdenes y fliera de su control. «Estoy indignado y dispuesto -manifestó- a que esto no quede impune.» El señor Oyarzábal ha sido jefe del gabinete técnico de Carlos Arias Navarro cuando éste era presidente del Gobierno.
Miembros de la gestora hablaron nuevamente con el señor Oyarzábal a las cinco, protestando por los «graves daños ocasionados por la Policía Armada desmandada contra gran número de comercios, bares y establecimientos en general». El gobernador prometió presentarse en Rentería a las 6.30 de la tarde, pero pasada esa hora manifestó que había tratado,de llegar por dos accesos diferentes sin conseguirlo.
La gestora pide calma
Antonio Gutiérrez, presidente de la gestora municipal y miembro del PSOE, declaró a EL PAIS que la actuación de la Policía Armada se produjo cuando la situación tendía a normalizarse y que el gobernador afirmaba que había sido desobedecido, puesto que envió la compañía a Rentería para que se dejara ver y con intenciones meramente disuasorias.
El señor Gutiérrez afirmó que .daba toda la sensación de que se había producido una represalia y mostró su opinión de que el pueblo debía mantenerse en calma y reintegrarse al trabajo para no caer en el juego de las provocaciones. El presidente de la gestora declaró también que el gobernador civil le había anunci ado el cese inmediato del capitán que mandaba la fuerza, asegurándole que en cuanto la compañía llegara a Miranda de Ebro serían arrestados todos los mandos y se les deduciría de las pagas las indemnizaciones a que hubiere.
 Lugar.
En la tarde de ayer, los miembros de la gestora, acompañados por la Policía Municipal, visitaron todos los locales y pisos afectados. A las nueve de la noche existían ya cuarenta denuncias firmadas por otros tantos propietarios damnificados.
Una asamblea popular en la plaza del Ayuntamiento no llegó a ninguna. Conclusión, al contestar violentamente muchos de los presentes al senador y consejero de Transportes, Juan María Bandrés. A última hora se formó una manifestación de 2.000 personas, que recorrió las calles de Rentería a los gritos de «Gora ETA militar», «Disolución de los cuerpos represivos» y «ETA, ETA, más metralletas».
Bandrés: "Haré de notario del dolor de este pueblo"
El senador Bandrés, en su intervención ante la asamblea, dijo: «Yo he visto con mis propios ojos la barbarie ocasionada por la gente' uniformada.» «Hoy, Rentería -añadió- tiene que darse cuenta de que sólo tiene un enemigo público común: las fuerzas de orden público.»
Juan María Bandrés, visiblemente indignado, dijo que Rentería debía dejarse de tonterías y que «el pueblo tiene ahora que mostrarse más unido que nunca». Pidió la autodeterminación para Euskadi de una puñetera vez y declaró: «Hoy haré de notario del dolor de este pueblo ante el Consejo General vasco. » Puso a disposición del pueblo de Rentería al CGV, y antes de dejar la palabra grito: Gora Euskadi askatuta, consigna que fue respondida con el gora de los asistentes.


Los pueblos que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo”.


sábado, 16 de agosto de 2014

Notas sobre escuela y pedagogía libertaria


Paulo Freire (1921-1997), pedagogo e influyente teórico de una educación liberadora, publicó su primer libro en 1967, La educación como práctica de libertad, al que siguió el año siguiente Pedagogía del oprimido. Vamos a echar un vistazo a sus ideas liberadoras en educación y su estrecha relación con las propuestas libertarias.

Puede decirse que desde que el hombre observa el mundo que le rodea, y le otorga un significado racional, cognitivo y simbólico, trata de formar su propia realidad; así, acaba tomando una falsa conciencia de la realidad y queriendo dominar todo lo que contempla: la naturaleza, los animales, incluso a la mujer y a todo ser humano análogo a él... La concepción del hombre que hemos heredado generación tras generación, se explica con la primera forma de opresión, dominación, desigualdad y jerarquía: la del hombre contra la mujer. Se trata del germen del sistema patriarcal, generador de las tres grandes formas autoritarias: el Estado, la Iglesia y el sistema capitalista. La Iglesia, institucionalización autoritaria de la religión, estuvo controlada desde el principio por hombres y representa a una deidad como un gran padre, señor absoluto, primer gran rompedor de la igualdad de géneros; aunque esta institución emplee un lenguaje de paz y amor, su realidad original es la descrita y se ha encargado históricamente de ostentar el poder y garantizar el sometimiento en nombre de "la voluntad de Dios".

El sistema económico triunfante en la Edad Moderna, a partir de la Revolución Industrial, es el capitalismo. La productividad, el comercio y el consumo, que conforman junto a otros mecanismos el mercado, son el motor que impulsa las relaciones humanas. Así, el ser humano ha acabado definido por lo que tiene o por lo que produce, no por lo que es. Un sistema en el que prima lo privado, y son las grandes compañías las que se encargan de la producción y el intercambio de bienes y servicios mediante complejas transacciones mercantilistas, ha acabado afectando gravemente al entorno ambiental y a la dignidad humana. A pesar de que el gran paradigma económico es la explotación a gran escala, poderoso garante de las mayores desigualdades, la alienación producto de la tecnología y de una educación y conocimiento impuestos y ajenos a los valores humanos ha supuesto en las sociedades llamadas "desarrolladas" una notable reducción de la conciencia en el individuo y el conformismo más atroz.

El origen del Estado, aunque en la modernidad trate de dársele una concepción social y de protección del ciudadano, está en la defensa de un territorio; en la actualidad, el Estado pretende ser el único garante de los derechos y de las reivindicaciones humanas y sociales. Así, la escuela también se institucionaliza en la modernidad y, al menos en la teoría, también busca fines como el desarrollo cognitivo de la persona, la liberación, la construcción de la realidad... Paulo Freire considera que ningún tipo de educación es neutral, sino que se crea para cumplir determinados fines; desgraciadamente, hoy pocos cuestionan esto y veneran la educación per se, sin detectar los mecanismos autoritarios y adoctrinadores que se siguen manteniendo para instrumentalizarla de acuerdo a ciertos objetivos. Los tres grandes monstruos objetos de la crítica del anarquismo, Estado, Iglesia y Capital, siguen encontrándose detrás de la institucionalización de la educación. Paulo Freire, junto a toda la tradición libertaria, demanda una escuela al servicio de los valores humanos, de la liberación del hombre, que no reproduzca ningún patrón autoritario ni esté al servicio de intereses externos. De ahí la insistencia libertaria en la educación, en la creación de un modelo pedagógico que no reproduzca los mismos mecanismos del poder. La transformación de la escuela es la base para el proceso de transformación social, algo que parece difícil que discuta ningún anarquista.

Tal y como se ha formulado desde una óptica libertaria, las ideas de Freire pueden resumirse en los siguientes puntos:

1.- Una educación que, liberada de todos los rasgos alienantes, constituya una fuerza posibilitadora del cambio y sea impulso de libertad.

2.- Despertar la conciencia histórica de las masas para realizar un análisis holístico de su realidad particular. En medida de poseer conciencia histórica, serán libres de toda dominación impuesta.

3.- Educación social y humanística. Dicha tarea de educar, será auténticamente humanista en la medida en que se procure la integración del individuo a su realidad comunitaria, ya que no existe educación sin sociedad humana y no existe hombre fuera de ella.

4.- Debe dejarse a un lado la concepción en el estudio social al investigador fuera del contexto que estudia; primeramente, el hombre no sólo está en el mundo sino con el mundo y, segundo, se debe respetar al hombre como persona, dejando atrás el pensamiento hombre-objeto por hombre-sujeto.

5.- El hombre debe existir en el tiempo y debe luchar para la no acomodación, es decir, para la humanización, participando en las épocas históricas, creando, recreando y deduciendo. La actitud crítica, es el único medio por el cual el hombre se integrará en su época.

6.- Debe proveer al educando de los instrumentos necesarios para resistir los poderes del desarraigo frente a una civilización industrial que se encuentra ampliamente armada como para provocarlo. Hay que enseñar a los hombres educación: oyendo, preguntando e investigando.

7.- Debe estar vinculada a los problemas sociales que presenta la comunidad donde habita. Debe estudiar los fenómenos, problematizar la naturaleza y establecer los nexos causales de la misma para aportar soluciones contextualizadas y pertinentes.

8.- Debe ser liberadora y autónoma, humanizando procesos y acabando con el academicismo, madre de reglas inoperantes que restringen la creatividad del sujeto.

9.- En esa misma línea de abolición de dichas reglas inoperantes academicistas, se debe abrir y flexibilizar aquellas normas que limiten al ser en su pleno desarrollo, así como la abolición de todo mecanismo que ejerza poder para que quede aislada de todo organismo político-partidista, religioso o empresarial, ejerciendo así el verdadero laicismo y pluriculturalidad.

10.- Así, sería la sociedad misma a través de la autogestión y el cooperativismo, quien tome y apoye a la educación en sus manos. Se habla entonces de una sociedad escolarizadora, una sociedad con conciencia que sirva de apoyo a la nueva comunidad de docentes. Una sociedad que, paralelamente a la escuela, estará en construcción; donde no sólo el educando aprenda, sino que en cooperación y en ambiente cooperativo el educando, el docente y la sociedad misma se nutran en el proceso y lleguemos paralelamente, todos, a ese estadio de desarrollo humano que tanto aspiramos.

La pedagogía libertaria de Freire puede inscribirse entonces en la tradición libertaria, una educación que combata toda forma de alienación y se centre en el ser humano, en los principios de autonomía individual y responsabilidad social. En base a una educación para la libertad, son los individuos, sin jerarquización alguna ni intereses por parte de una clase dominante, los que deben construir su propia realidad; una sociedad libre solo puede conseguirse con nuevos paradigmas educativos. Aunque Freire no se llamara nunca a sí mismo anarquista, sí es posible reconocer estos principios libertarios en sus teorías y prácticas educativas; dejando a un lado las simples etiquetas y todo dogmatismo, una manera de contribuir a la transformación social y a la liberación personal es reconocer la dignidad humana y los más nobles valores humanos en algunas propuestas.

La pedagogía del oprimido

Hablamos de un pedagogo que pone en su teoría y práctica la relación con los demás, ya que es algo que se considera clave en todo crecimiento personal; por supuesto, la transformación social se produce gracias a la educación mutua de sus miembros. De las páginas de La pedagogía del oprimido son estas palabras: "(…) la liberación es un parto. Es un parto doloroso. El hombre que nace de él es un hombre nuevo, hombre que solo es viable en la y por la superación de la contradicción opresores-oprimidos que, en última instancia, es la liberación de todos". Hay que mencionar, en primer lugar, la evidente influencia de Erich Fromm y de las ideas presentes en la obra El miedo a la libertad; ambos autores se conocieron en Cuernavaca (México), lugar donde Fromm estuvo instalado un tiempo. Existe un concepto del que habla Freire, que alude a la "verticalidad"; se trata de la "educación bancaria", según la cual existe una separación tajante entre los roles del educador, el que otorga conocimiento, y el educando, considerado un ignorante. Veamos de nuevo las palabras de Freire:

"En la visión ‘bancaria’ de la educación, el ‘saber’, el conocimiento, es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que juzgan ignorantes. Donación que se basa en una de las manifestaciones instrumentales de la ideología de la opresión: la absolutización de la ignorancia, que constituye lo que llamamos alienación de la ignorancia, según la cual ésta se encuentra siempre en el otro."

Freire demanda humildad, por parte del educador, y respeto hacia un educando que bajo ningún concepto puede considerarse ignorante; deben conciliarse los dos polos, de tal manera que ambos se hagan, de forma simultánea, educadores y educandos. Donde coincide en términos generales con Fromm es en su propuesta de "humanizar" la vida; para el autor alemán, la vida humana debe racionalizarse, pero no en el sentido de intelectualizarla, sino de humanizarse, haciendo que responda a las necesidades específicamente humanas. Esa humanización supone el desarrollo de un vínculo afectivo con los otros seres y con el mundo; superando toda cosificación, toda conversión del otro en un objeto, será la relación fraterna como amor maduro la que gobernará entonces el mundo. En esa misma línea, Freire considera que el educador debe identificar y superar su propia verticalidad psicológica, la cual le empuja a negar el diálogo; así, se persigue la horizontalidad de las relaciones humanas, buscar en el acto educativo la colocación del oprimido fuera de toda estructura opresora. Al igual que en Fromm, en la labor de Freire se apunta a una doble transformación: en el interior del ser humano y en las estructuras sociales. En la labor pedagógica, como interacción horizontal, se está ya realizando la utopía de una sociedad sin opresión entendida como la que no cohibe la expresión de las personas. Es en el medio para lograrla, en el proceso educativo, donde se encuentra ya presente la nueva sociedad. Uno de los más graves obstáculos para que acontezca la encarnación del ideal es la carga ideológica que el oprimido ostenta, la cual está incorporada a él mismo. Freire considera, según su pedagogía del oprimido, que es posible una rectificación de esa "falsa conciencia" en la persona, a nivel interno y externo, y siempre desde su libertad. Si la ideología es el conjunto de creencias e ideas que legitiman una determinada configuración social, Freire cree posible la transformación cultural revolucionaria (es decir, desde el discurso y las ideas); gracias a una praxis ejecutada en la palabra, criticando las creencias asentadas y denunciando las estrecheces ideológicas, es posible la liberación. La transformación social tiene entonces una doble vertiente, la ideológica y la material. Donde se aprecia también la influencia de Fromm en Freire es en el concepto de enajenación, entendida como la incorporación de unas creencias ajenas que operan en nuestro interior, que simulan ser propias de la persona y favorecen la situación del sujeto oprimido, el cual vive así engañado. Así, un primer paso en la pedagogía de la liberación, ya que el oprimido no es por lo general consciente de su opresión, es la concientización, con la que se supera la enajenación y la víctima retoma las riendas de la realidad.

"El gran problema radica en cómo podrán los oprimidos, como seres duales, inauténticos, que ‘alojan’ al opresor en sí, participar de la elaboración, de la pedagogía para su liberación. Solo en la medida en que se descubran ‘alojando’ al opresor podrán contribuir a la construcción de su pedagogía liberadora. Mientras vivan la dualidad en la cual ser es parecer y parecer es parecerse con el opresor, es imposible hacerlo. La pedagogía del oprimido, que no puede ser elaborada por los opresores, es un instrumento para este descubrimiento crítico: el de los oprimidos por sí mismos y el de los opresores por los oprimidos, como manifestación de la deshumanización".

De cualquier manera, toda educación liberadora debe partir de la propia realidad vital del oprimido, ya que se entiende que es la víctima la que debe entender mejor lo que supone una sociedad represora. Así, ese punto de partida se sitúa en lo que Freire denomina una situación límite; el objetivo es que el ser humano llegue a un encuentro consigo mismo y con los demás, en la restauración del diálogo como rasgo fundamentalmente humano y humanizante. La persona solo puede expresarse y crecer en un tipo de relación horizontal; se ha mencionado, para esta visión de crecimiento personal en base a la comunicación con los otros, la influencia en Freire del filósofo Jaspers y, en general, del existencialismo y del personalismo. Tal vez Freire lleva más lejos esa visión en su pedagogía, la cual se basa en el diálogo horizontal cuyo aspecto principal es la escucha activa; solo mediante el diálogo puede el ser humano, como persona concreta, ir conociéndose como ser en constante reconstrucción en un mundo que también es susceptible de ser reelaborado. No es posible negar la influencia del existencialismo en Freire, si tenemos en cuenta estas palabras de Sartre en El existencialismo es un humanismo: "[...] el primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es y hacer descansar sobre él la responsabilidad total de su existencia". También hay que tener en cuenta la influencia del personalismo de autores como Mounier, cuando vemos en la pedagogía de Freire que la libertad y el compromiso vertebran toda acción educativa; el objetivo no es adoctrinar de ningún modo, sino que los educandos sean capaces de vivir y de comprometerse como personas. Frente a toda visión estática, que caracteriza a las concepciones que Freire llama "bancarias", se impone una visión dinámica; la persona se realiza, por una parte, por su relación con el mundo y con el resto de los seres humanos, y por otra con la posibilidad de construir su propio destino. En síntesis, la labor educativa de Freire se esfuerza en el desarrollo de una conciencia ética y crítica en las víctimas de la opresión por ser los sujetos históricos destinados a llevar a cabo su propia liberación. Se ha dicho que la pedagogía del oprimido de Freire recoge la influencia de importantes corrientes filosóficas del siglo XX llevadas al terreno educativo; aunque esta escuela tiene en cuenta, sobre todo, los pueblos más deprimidos y oprimidos, no es posible negar su sentido universal. La utopía, a nivel planetario, se construye cooperando, conversando y escuchándose mutuamente.

Las teorías de la desescolarización

Particularmente, aclaro que no estoy a priori en la línea de la crítica radical a la escuela como institución, que supone las teorías de la desescolarización. No obstante, el evidente vínculo que tiene con las propuestas libertarias, incluso con autores específicamente anarquistas que defienden esa postura, obliga a vencer los inevitables prejuicios, aprender más del asunto y comprobar las posibilidades que ofrece de cara a la transformación social. El punto de partida de esta teoría hay que situarlo en la obra de Ivan Illich, publicada a principios de los años 70, La sociedad desescolarizada; de hecho, el término desescolarización es un neologismo que nace del libro de Illich o, al menos, de la traducción que se le da en castellano. El autor propone una crítica radical a las instituciones escolares que, amparadas en la necesidad de cubrir necesidades básicas, en realidad se ocupan de generar mentes controladas y subordinadas. El ser humano acaba estando al servicio de una institución que termina escapando a su control, en lugar de a la inversa. Además de Illich, se suelen mencionar otros tres autores representativos de la línea teórica de la desescolarización: Everett Reimer, Paul Goodman y John Holt. La generación de autores que trabaja en esta corriente tuvieron la ciudad de Cuernavaca, en concreto el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC), coordinado por el propio Illich entre 1963 y 1976, como lugar de referencia para el debate, la reflexión y el intercambio de ideas. Recordemos que es en esta localidad mexicana, tal y como dijimos más arriba, donde se conocen dos autores tan importantes para la sociología, la pedagogía, y el pensamiento en general, como Erich Fromm y Paulo Freire.

Los pensadores de la desescolarización no escatimaron críticas a la institución educativa, denominando incluso la tarea que desempeñan como "destrucción cultural". Pero el empobrecimiento cultural no era tal vez lo peor que podían realizar, ya que el gran peligro estaba en la extensión de su influencia por el mundo entero, confirmada a principios del siglo XXI, a la sombra de los grandes planes de desarrollo promovidos por las compañías, por las potencias económicas y por las organizaciones internacionales afines (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Iglesia católica, Unesco…); los males objeto de la crítica, obstáculos para el cambio político, social y económico, serán: una sociedad de la meritocracia, la estimulación de la ignorancia, la incapacidad psicológica que se provoca en el individuo para resolver los propios problemas (sin recetas institucionales) o la idea de que el conocimiento y el aprendizaje puede ser medido, planificado y valorado según estándares uniformes. Los teóricos de la desescolarización realizan la propuesta de invertir las instituciones y poner al servicio de las personas la tecnología y los recursos; de esta manera, la escuela puede ser reemplazada por unidades descentralizadas donde se estimule lo que se denomina convivialidad (convivencia y jovialidad), sin que exista carácter obligatorio y con el propósito, sobre todo, de que exista una utilidad pública que garantice la información y los aprendizajes útiles para la vida. Por supuesto, la propuesta desescolarizadora no cambiará por sí sola el mundo, son necesarios cambios sociales profundos. El anarquista Paul Goodman, no tan radical como otros en el tema que nos ocupa, complementa la teoría de la desescolarización con rasgos comunitarios; promueve una comunidad educativa vivencial, donde discípulos y maestros se relacionen sin coerción alguna, y con las nociones libertarias de descentralización y autogestión muy presentes. En Goodman, como objetivo último está la idea de una nueva sociedad como proyecto comunitario en la que todos los sectores y adultos cumplan una función educativa: será entonces la ciudad la que eduque, no la escuela.

Al comienzo de los años 70, el CIDOC es ya un espacio de referencia a nivel internacional, un lugar al que acuden a estudiar, investigar y debatir autores de vanguardia de todo el mundo; el punto de partida será el estudio crítico de las instituciones modernas en los análisis y reflexiones, y amplios sectores de los movimientos sociales contestatarios de Latinoamérica participarán en las actividades. Era un encuentro de personas que deseaban aprender, sin requerimientos académicos para profesores o estudiantes, sin observar currículos ni grados y sin que existieran certificados ni créditos. En el CIDOC, en 1967, se organizará un semanario periódico con el nombre de Alternatives in Education con el objetivo de abordar cuestiones concretas de las instituciones educativas; ya a partir de 1970, los seminarios impartidos en el centro de Cuernavaca alcanzarán una fama notable entre aquellos que planteaban criticas radicales a los sistemas educativos desde diversas partes del mundo. A esta línea crítica contundente, se empezarán a unir autores fundamentales provenientes de la pedagogía radical estadounidense, como Paul Goodman y John Holt. Puede decirse que la obra de Goodman, como es el caso de Growin Up Absurd (1960) y Compulsory Mis-education (1966), tenderá el puente hacia la crítica radical presente en La sociedad desescolarizada (1971). La critica realizada desde Cuernavaca y los nombres de Holt, Goodman, Illich o Reimer serán citados con insistencia y sus libros se leerán en las principales universidades de todo el mundo. No obstante, el CIDOC no tardará demasiado tiempo en cerrarse, se dice que la decisión estaba tomada desde 1973, ya que se llegó a la conclusión de que los objetivos con los que se fundó ya se habían realizado. Una de las metas marcadas por los teóricos de la desescolarización se cumplió en primera instancia, fue provocar un debate en el seno de las sociedades modernas industriales en relación con el papel que representaban las instituciones educativas.

Una vez finalizada la década de los 70, se producirá un giro conservador y las teorías de la desescolarización parecerán caer en el olvido. Incluso, a partir de los años 80, se calificará a los autores más representativos de la desescolarización como un grupo de místicos intelectuales contrarios al progreso y al bienestar occidental; sus propuestas fueron reducidas de manera interesada y acabaron ocupando un lugar pequeño en los manuales de formación del profesorado y, en general, en la bibliografía. Otros factores para el abandono de estas teorías hay que buscarlos también en lo ocurrido con sus representantes: la muerte de Goodman en 1972; la no publicación de ninguna obra más por parte de Reimer, fallecido en 1988, después de La escuela ha muerto (1971); la radicalización de Holt a través de movimientos muy concretos de ayuda a aquellas personas que tomaron la decisión de no enviar a sus hijos a la escuela (el llamado homeschooling, fundado en 1977, o la escisión llamada unschooling en una nueva vuelta de tuerca radical más), o el desplazamiento del propio Illich hacia otras labores críticas con la modernidad. Después de aquel abandono durante dos décadas, en los últimos años se ha producido un nuevo interés por las teorías de la desescolarización, especialmente en Latinoamérica y en Estados Unidos. Un ejemplo de esta nueva situación es la publicación del libro Critical Pedagogy, Ecoliteracy & Planetary Crisis. The Ecopedagogy Movement (2010), de Richard Kahn, donde se formula la nueva teoría de la ecopedagogía, basada en gran parte en las propuestas de Paulo Freire y recogiendo el legado crítico de la desescolarización.

Desde planteamientos de confianza en lo que ofrecen las nuevas tecnologías, como son las herramientas 2.0 en Internet, también se ha producido un acercamiento a los planteamientos de la desescolarización. Lo más importante puede ser que ello ha abierto un debate sobre el modo en que la tecnología de las redes sociales abre nuevos paradigmas para la educación y el aprendizaje; las propuestas de los autores de Cuernavaca cobran una sorprendente actualidad en el nuevo contexto tecnológico y pedagógico. Otro ámbito que se menciona, como lugar de estudio de las teorías desescolarizadoras en la actualidad, es la alternativa de carácter indigenista al capitalismo; en ese sentido, la Universidad de la Tierra en México (existen dos ubicaciones, en Oaxaca y en San Cristobal de Las Casas, Chiapas) es un ejemplo muy concreto, que se define como comunidad de aprendizaje, estudio, reflexión y acción, y considera que debe ser el ejercicio ocioso de personas libres dejando a un lado la visión de la educación como un medio de escalar en la sociedad meritocrática. En este contexto de crisis del sistema capitalista, y de su modelo de desarrollo y progreso, junto al impacto de las nuevas tecnologías, empuja necesariamente, al menos, a tener en cuenta las propuestas de la desescolarización creadas hace cuatro décadas. No parece una alternativa que aplicar de manera literal, y sí más una postura radical sobre los postulados más autoritarios de la modernidad que provoque el pensamiento crítico, teniendo en cuenta que el progreso en esta época va unido al desarrollo del capitalismo y a una nueva forma de entender el autoritarismo en nombre de la educación y del conocimiento.

Capi Vidal 
http://reflexionesdesdeanarres.blogspot.com.es/


domingo, 10 de agosto de 2014

Historia de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)


En 1864, con ocasión de una exposición internacional en Londres, obreros ingleses y franceses se reunieron en la sala San Martín con la idea de realizar la unión estrecha entre los obreros de todos los países. Se formó un comité con la misión de redactar un programa y los estatutos para la Unión internacional. Como miembro de ese Comité fue elegido, entre otros, Carlos Marx, que tomaba parte en los trabajos de la Unión El primer congreso internacional regular tuvo lugar del 3 al 8 de septiembre de 1866, en Ginebra. En aquel congreso quedo constituida definitivamente la organización internacional, que adoptó el nombre de Asociación Internacional de los Trabajadores (A.I.T.), A la cabeza de la A.I.T. ,se hallaba el Consejo General, cuya misión era asegurar el lazo de unión entre las diversas secciones de la organización.
Como objetivo de la A,I.T., el programa especificaba la emancipación económica de la clase obrera. Los estatutos dejaban a cada sección una completa independencia, así como la libertad de entrar directamente en relaciones con el Consejo General. El segundo congreso tuvo lugar en Lausana, del 2 al 7 de septiembre de 1867. En el tercer congreso ”celebrado en Bruselas, del 6 al 13 de septiembre de 1868, fue designada la huelga general como el único medio de impedir la guerra y de asegurar la paz. El cuarto congreso se celebró en Bruselas, del 6 al 13 de septiembre de 1869. En ese congreso empezaron las grandes discusiones entre Marx y Bakunin. El primero preconizaba el centralismo, el parlamentarismo y la acción política como medios de lucha. El segundo predicaba el antiestatismo y el federalismo. Fue en ese congreso donde se vio por primera vez el gran éxito de la idea federalista y la importancia de las uniones obreras. Allí fue donde se afirmó la idea de la anulación del Estado y de reemplazarlo por las uniones de productores. Los comienzos de Bakunin en la Internacional fueron un éxito, así como la influencia creciente del ala antiautoritaria, federalista. Esta era peligrosa para Marx y sus partidarios. Entonces empezó todo un juego de intrigas contra los federalistas que llegó a la disolución de la sección de Ginebra. La sede del Consejo General se hallaba en Londres y estaba bajo la influencia de Carlos Marx. En 1870 no hubo congreso, a causa de la guerra. En 1871, el Consejo General convocó en Londres, una conferencia cerrada, a la cual fueron invitados y estuvieron presentes sobre todo delegados partidarios de Marx y del Consejo General. .
Los belgas, los españoles y los italianos se inclinaban, con Bakunin, hacia el federalismo. Las organizaciones del Jura no estaban presentes en la conferencia. La invitación fue hecha de tal forma que los partidarios del Consejo General se hallaron en mayoría. La conferencia fue utilizada por Marx para declarar obligatoria la acción parlamentaria, rechazada por el lado latino. Eso aconteció por medio de la votación y la adopción de la resolución siguiente:
Visto que el proletariado, como clase, no podría alzarse contra la violencia colectiva de las clases poderosas de otra manera que constituyéndose en un partido político particular, en la lucha contra todos los viejos partidos de las clases burguesas; que la constitución del proletariado en un partido político es indispensable para asegurar el triunfo de la revolución social y de su objetivo final, la abolición de las clases; que la unión de las fuerzas de los trabajadores, que fue ya lograda con ayuda de las luchas económicas, tendrá que servir también como palanca para las masas de esta clase en su lucha contra el poder político de los explotadores, la conferencia declara a los miembros de la Internacional que, en vista del estado de guerra en el cual se encuentra la clase obrera, su acción económica y política están ligadas de manera inseparable.
Conforme a esto, la potencia del Consejo General aumentó. Se apropió un poder autoritario vis a vis de las secciones, con el objeto de velar por la doctrina, El lado latino, que se erguía contra el centralismo y el parlamentarismo, tenía que ser descartado. De esta manera se incrustó una cuña en la Internacional, cuña que finalmente acarrearía una escisión provocada directamente por Carlos Marx en el Quinto Congreso, celebrado en La Haya, del 2 al 7 de septiembre de 1872.
Los partidarios de Marx disponían de 40 votos, los federalistas sólo de 25. Esta proporción desigual de votos fue el resultado de una maquinación de Marx. Tomó todas las  disposiciones para que los delegados de Alemania, en donde se hallaban sus partidarios, viniesen en crecido número al Congreso. Así fue fabricada una mayoría marxista. El congreso de La Haya aprobó las decisiones de la conferencia de Londres. La fuerza del  Consejo General aumentó todavía  y se introdujo en los estatutos de la Internacional un artículo sobre la necesidad de la acción política. El punto de vista de los federalistas, los del Jura a la cabeza, fue expuesto por James Guillaume. Precisó la diferencia entre marxistas y federalistas, declarando que los primeros buscaban conquistar el poder político por medio de la participación en las elecciones parlamentarias, mientras que los segundos trataban de destruirlo. Marx se aprovechó igualmente  de ese congreso para lanzar calumnias contra Bakunin, que no estabat presente. Fue formada una comisión compuesta  en su mayoría por partidarios de Marx, la cual aprobó la expulsión de Bakunin, de Guillaume, de Schwizguébel y otros más del seno de la Internacional. La expulsión de los dos primeros fue decidida a pesar de la declaración dcl presidente de la Comisión, el delegado alemán Cuno, en el sentido de que no había pruebas materiales contra los acusados. La minoría presentó, en la persona de Víctor Dave, una declaración diciendo  que tenía la intención de defender  dentro de la Internacional la autonomía federal.
De este forma, las pretensiones injustas y autoritarias de los marxistas trajeron la escisión de la Internacional.
Los federalistas organizaron entonces,a su vez, el Congreso de Saint-Imier, el 15 de septiembre de 1872, en el cual participaron todos los elementos antiautoritarios y federalistas de la Internacional. Toda el ala latina; de esta última estaba representada, particularmente las secciones del Jura, de Italia, de España, de Francia y dos secciones americanas. En ese congreso fueron formulados los principios  fundamentales del movimiento obrero libertario, que pueden servir como indicadores del camino al proletariado revolucionario de la época. Las resoluciones sobre la acción política, así como sobre las uniones profesionales y sus tareas se expresan de la manera siguiente:
Considerando:
que querer imponer al proletariado una línea de conducta o un programa político uniforme como vía única que pueda conducirle a su emancipación social es una pretensión tan absurda como reaccionaria; que nadie tiene derecho de privar a las federaciones y secciones autónomas del derecho incuestionable de determinarse ellas mismas y de seguir la línea de conducta política que crean mejor y que todo proceder contrario conducirá fatalmente al más escandaloso dogmatismo; que las aspiraciones del proletariado deben tener como objetivo el establecimiento de una organización y de una federación económicas absolutamente libres, fundadas sobre el trabajo y la igualdad del todo independientes de todo gobierno político, y que esta organización y esta federación no pueden ser más que el resultado de la acción espontánea del proletariado mismo, gremio de artesanos y de comunas autónomas
Considerando:
que toda organización política no puede ser más que la organización del poder en provecho de una clase y en detrimento de las masas, y que si el proletariado quisiera apoderarse del poder se convertiría en una clase dominante y explotadora,
el Congreso reunido en Saint-Imier: declara:
1º Que la destrucción de todo poder político es el primer deber del proletariado;
2º Que toda organización de poder político – aunque se suponga que es provisional y revolucionaria – destinada a efectuar esa destrucción no puede ser más que un engaño y será tan peligrosa para el proletariado como todos los gobiernos existentes hoy en día;
3º Que los proletarios de todos los países deben rechazar todo compromiso en el camino de la Revolución Social y deben establecer una intensa solidaridad de acción revolucionaria, al margen de toda política burguesa.
También se adoptó esta resolución:
La libertad y el trabajo son la base de la moral, de la fuerza, de la vida y de la riqueza del porvenir. Pero el trabajo, si no es libremente organizado, se vuelve opresivo e improductivo para el trabajador y es por eso que la organización del trabajo es la condición indispensable de la verdadera y completa emancipación del obrero.
Sin embargo, el trabajo no se puede ejercer libremente sin la posesión de las materias primas y de todo el capital social; no se puede organizar si antes no se emancipa de la tiranía política y económica, conquistando el obrero el derecho a desenvolverse completamente en la aptitud de todas sus facultades. Todo Estado, es decir, todo gobierno y toda administración de las masas populares de arriba a abajo, al estar fundados necesariamente sobre la burocracia, sobre los ejércitos, sobre el espionaje y sobre el clero, no podrán establecer jamás la sociedad organizada sobre el trabajo y sobre la justicia, ya que, por la naturaleza misma de su organización están fatalmente empujados a oprimir al trabajador y a negar la justicia.
Según nosotros, el obrero no podrá jamás emanciparse de la opresión secular si no sustituye a ese cuerpo absorbente y desmoralizador por la libre federación de todos los grupos productores, fundada sobre la solidaridad y la igualdad.
Después de los congresos de 1872, el de La Haya y el de Saint-lmier, los congresos de las dos tendencias se celebraban separadamente. El Consejo General de la mayoría marxista fue transferido a Nueva York. Aquí fue su entierro. Contrariamente, todas las secciones de la Internacional, a excepción de la sección alemana, abrazaron el punto de vista de las secciones del Jura. Las Trade Unions inglesas estaban de igual modo contra el Consejo General dirigido por Marx.
Cuando un año más tarde las dos tendencias, la marxista y la federalista, convocaron sus congresos en Ginebra, esos congresos se celebraron separadamente.
El segundo Congreso de los antiautoritarios tuvo lugar del 1 al 6 de septiembre de 1873, el de los marxistas del 8 al 13 de septiembre. Se veía claro, ahora, que los marxistas se hallaban en plena derrota. Fue el último Congreso. El Congreso dc los federalistas fue muy frecuentado. Elaboró nuevos estatutos para la Internacional. El Consejo General fue suprimido.
La cuestión de la huelga general fue discutida, aunque no fue definitivamente solucionada visto el número restringido de organizaciones obreras en esa época. El Congreso de los marxistas fue un fracaso completo. Aparte de los delegados alemanes y austríacos, no hubo apenas otras representaciones, de forma que se vio obligado a renunciar a nuevas convocatorias para congresos ulteriores. El ala antiautoritaria y federalista se mantuvo. Mas ella también sufrió mucho, por una parte, a causa de la escisión provocada por Marx, y, por otra, a causa de la reacción general instaurada en toda Europa después de la caída de la Comuna. Todavía se celebraron tres congresos: el 3º en Bruselas, del 7 al 13 septiembre de 1874; el 4º en Berna, del 26 al 29 de octubre de 1876; y el 5º en Verviers, del 6 al 8 de septiembre de 1877. En 1877 tuvo lugar en Ginebra un Congreso general socialista de donde nació la Internacional socialdemócrata. No tardaron en entenderse las dos internacionales marxistas, y se creó una oficina común para las dos, Fue el fin de los congresos y de la Internacional.
A partir de ese momento empezó otro periodo que dio origen a la formación y organización de la internacional conocida con el nombre de Segunda Internacional.
La época que siguió fue de franca decadencia del movimiento obrero internacional. La hegemonía de Alemania sobre el continente europeo, después de la guerra de 1870-71, trajo también una preponderancia del movimiento obrero alemán sobre el de los otros países, en especial en los latinos.
Con esto, lo métodos alemanes del parlamentarismo tomaron superioridad, mientras que el ala federalista de la Primera Internacional iba declinando de día en día.
Pasaron algunos años antes que los elementos libertarios estuvieran suficientemente fuertes, en el seno del movimiento obrero, para que pudieran reunirse en un plano internacional. Con el desarrollo del sindicalismo revolucionario antiestatal se vivificó el movimiento obrero internacional en cl sentido de la tendencia antiautoritaria de la Primera Internacional. Al considerar esta tendencia, desde el punto de vista económico, a las organizaciones profesionales como los órganos llamados a guiar la lucha del proletariado consciente de su deber de clase y como los indicados para llevar a cabo la revolución social, el sindicalismo revolucionario tomó fuerza y continuó esta tendencia.
En 1913 se reunieron en Londres los delegados de las organizaciones sindicalistas revolucionarias de casi todos los países europeos y de otros lugares, con el fin de poner la primera piedra de la nueva internacional obrera que seguiría .el camino trazado por la Primera Internacional. La resolución principal adoptada en Londres decía:
El primer Congreso Internacional Sindicalista reconoce que la clase obrera de todos los países sufre la misma represión por parte del Estado y del sistema capitalista. Por tal motivo se declara en favor de la lucha de clases, de la solidaridad internacional y de la organización independiente de la clase obrera sobre la base de unión federativa.
Tiende éste a la elevación material y moral inmediata de la clase obrera hasta la destrucción total del capitalismo y del Estado.
Este declara, además, que la lucha de clases es una consecuencia necesaria de la posesión privada de los medios de producción y de distribución y que, por ende, este Congreso tiende a la socialización de esos medios.
En este sentido deben orientarse la constitución y el desarrollo de las organizaciones sindicalistas, ya que ellas están en las mejores condiciones de poder asegurar la producción y la distribución de los productos en beneficio de la sociedad entera.
Comprobando que los sindicatos internacionales no pueden realizar con éxito la lucha de clases si los obreros continúan divididos por diferencias políticas y religiosas, el Congreso declara que la lucha de clases, como tal, no podrá tener más que carácter económico, por lo que las organizaciones obreras no deben buscar el fin enunciado por medio de colaboraciones con el gobierno ni con sus aliados, y que ellas se deben apoyar únicamente en el poder de las organizaciones y en su acción directa.
Como consecuencia de esta declaración el Congreso hace un llamamiento a los trabajadores de todos los países para que se unan en organizaciones industriales, federales, independientes, sobre la base de la solidaridad internacional, con el fin de liberarse completamente de la opresión ejercida por el Estado y el capitalismo.
Desgraciadamente, la obra encaminada a conseguir la unión internacional de las organizaciones industriales revolucionarias libertarias fue interrumpida por la guerra que estalló en 1914. Todos los países se cerraron herméticamente. Toda relación internacional de los trabajadores fue casi imposible. La reacción duró hasta el fin de la guerra. La revolución en Rusia y en Europa Central creó una nueva situación. Las fuerzas dispersas del proletariado revolucionario volvieron a unirse. Sin embargo, una tentativa de continuar la obra emprendida en Londres en 1913 tuvo éxito en 1920. Ese año se celebró una conferencia sindicalista preliminar en Berlín, del 16 al 21 de diciembre. Se adoptaron las siguientes resoluciones:
1º La Internacional Revolucionaria del Trabajo se declara sin reserva alguna en pro de la lucha de clases revolucionaria y del poder de la clase obrera.
2º La Internacional Revolucionaria del Trabajo tiende a la destrucción y al aniquilamiento del régimen económico, político y moral del sistema capitalista y tiende a la fundación de una sociedad comunista libre.
3º La conferencia tiene plena conciencia que la clase obrera es la única que está en condiciones de destruir la esclavitud económica, política y moral, impuestas por el capitalismo, si aplica de manera severa y enérgica sus medios de poder económico, los cuales encuentran sus más potentes medios de expresión para lograr ese fin en la acción directa revolucionaria de la clase obrera.
4º Como consecuencia, la Internacional Revolucionaria del Trabajo hace suyo el punto de vista de que la construcción y la organización de la producción y de la distribución son tareas primordiales en la organización económica de cada país.
5º  La Internacional Revolucionaria del Trabajo es completamente independiente de todo partido político. En caso que la Internacional Revolucionaria del Trabajo decidiera una acción determinada y algún partido político o cualquier organización se declarasen de acuerdo con esa acción o viceversa, entonces, la ejecución de esta acción puede hacerse en común con esos partidos y organizaciones.
6º La Conferencia hace un llamado urgente a todas las organizaciones sindicalistas revolucionarias e industriales invitándolas a tomar parte en el Congreso convocado para el l’ de mayo de 1921 en Moscú por el Consejo Provisional de la Internacional Sindical Roja (I.S.R.) con el fin de fundar una I nternacional Revolucionara del Trabajo unificada para todos los trabajadores del mundo.
Cuando en el verano de 1921 tuvo lugar en Moscú el  Congreso constitutivo de la Internacional Sindical Roja (I.S.R.) los sindicalistas revolucionarios estuvieron allí representados en gran número. También hubo, sin embargo, organizaciones sindicalistas revolucionarias que ya en esa ’.poca adoptaban el punto de vista de no querer vivir bajo los auspicios del gobierno de Rusia. En primera línea de ese punto de vista se encontraban los sindicalistas alemanes que, con motivo de una delegación enviada a Moscú, habían hecho previamente un referéndum en sus filas que dio resultado negativo. Se suponía, por otra parte, que los comunistas rusos no tolerarían jamás una internacional sindicalista revolucionaria verdaderamente independiente, es decir antiautoritaria, ya que ellos defendían la teoría según la cual el Partido debía ejercer una dictadura sobre uniones profesionales. Esta suposición estaba plenamente justificada, Habiendo formado una mayoría con arreglo a sus deseos, los usos lograron ahogar la opinión de los sindicalistas revolucionarios, Pero ya en Moscú la minoría estrechó sus lazos poniéndose de acuerdo acerca de la publicación de un manifiesto contra el Congreso. En el Congreso de los anarcosindicalistas en Dusseldorf en el otoño de 1921, tuvo lugar una pequeña conferencia internacional con delegados de Estados Unidos, Suecia, Holanda y Alemania.
En esa conferencia se tomó la decisión de convocar en Berlín, al año siguiente, una conferencia internacional de las organizaciones que no estuvieron de acuerdo con las decisiones del Congreso de Moscú. Esa conferencia preliminar de los sindicalistas tuvo lugar en Berlín, del 16 al 18 de junio de 1922. Estaban representadas en ella: La Frei Arbeiter Union Deutschlands (Alemania), la Unione Sindicale Italiana (Italia), la Confederación General del Trabajo Unitaria (Francia), la Confederación Nacional del Trabajo (España), la Sveriges Arbetaren Centralorganization (Suecia), la Norsk Sindikalistisk Federation (Noruega), la minoría sindicalista de las uniones profesionales rusas y la Federación Obrera Regional Argentina. Fue admitido como observador un representante de las uniones profesionales rusas.
La última gran discusión con las uniones profesionales rusas tuvo lugar en esta conferencia. En el momento que debía ser elaborada una resolución de protesta contra las persecuciones de los obreros revolucionarios, los representantes de la minoría sindicalista de Rusia intentaron también abogar por la liberación de los revolucionarios encarcelados en la Rusia soviética. El representante de las uniones profesionales rusas, Andreieff, defendió los puntos políticos del gobierno ruso. Estalló entonces una dura discusión. Finalmente, fue nombrada una Comisión que presentó claramente al representante de las uniones profesionales rusas, las dos cuestiones siguientes:
lº ¿El Comité Central de las uniones profesionales rusas piensa intervenir, de manera formal, con vistas a la liberación de todos los sindicalistas y anarquistas encarcelados por sus ideas?
2º ¿Tiene el mismo Comité la intención de exigir que los camaradas puedan desarrollar libremente sus actividades revolucionarias dentro de las uniones profesionales, a condición de que no luchen contra el gobierno ruso con las armas en la mano?
La respuesta a esas cuestiones fue dada por tres veces, pero siempre equívoca. Se vio con claridad que el gobierno ruso era defendido por las uniones profesionales rusas. La Conferencia se pronunció entonces en favor de los revolucionarios encarcelados en la Rusia soviética. Cuando el representante de las uniones profesionales rusas comprendió que tenía la partida perdida abandonó la Conferencia. Desde ese momento la separación de las uniones profesionales autoritarias de la Rusia soviética y de las organizaciones sindicalistas revolucionarias antiautoritarias fue un hecho definitivo. La Conferencia elaboró en diez tesis una declaración de principios del sindicalismo revolucionario que fue aprobada unánimemente. Esta declaración fue adoptada casi íntegramente por el Congreso constitutivo ulterior de la Asociación Internacional de los Trabajadores, La citamos más abajo. A continuación la Conferencia adoptó una resolución contra la Internacional Roja, pues, según se afirmaba en aquella resolución no se veía la verdadera base sobre la cual podría unirse el proletariado revolucionario del mundo entero. Se constituyó una oficina provisional que debía convocar a un congreso internacional de los sindicalistas revolucionarios.
A ese congreso fueron invitadas también las organizaciones adheridas a la Internacional Roja. La sede de la oficina fue fijada en Berlín.
En fin, del 25 de diciembre de 1922 al 2 de enero de 1923 tuvo lugar, en Berlín, el Congreso constitutivo de los sindicalistas revolucionarios. En ese Congreso estaban representadas las organizaciones sindicales revolucionarias de Argentina, Chile, Dinamarca, Alemania, Francia (Comité de defensa sindicalista), Holanda, Italia, México, Noruega, Portugal, Rusia (la minoría), Suecia, España, Checoslovaquia la minoría. Allí se aprobó la declaración de principios, se elaboraron los estatutos y se adoptó el nombre de Asociación Internacional de los Trabajadores. Así resucitó la A.I.T.” tanto de nombre como en esencia,
La A.I.T. tuvo su II Congreso en Holanda, en la primavera de 1925. La organización se consolidó. Tomó claramente posición  frente a las otras tendencias dentro del movimiento  obrero.
Digna de señalar es la resolución de clausura del III Congreso, celebrado en 1928, en Lieja (Bélgica), en la que se decía: ...
El proletariado debe, en efecto, recordar constantemente que su liberación no será posible más que en la desaparición del orden social existente y que únicamente cuando haya conquistado los medios de producción de distribución y de cambio podrá instaurar el verdadero socialismo, permitiendo al individuo expansionarse libremente.
Veinticinco países estuvieron representados en el IV Congreso, celebrado en Madrid, en junio de 1931. Congreso laborioso y de trascendental importancia, fijó normas de organización de las Federaciones Internacionales de Industria y se pronunció netamente contra las doctrinas nacionalistas y contra el fascismo.
En el V Congreso, celebrado en París en el verano de 1935, el estudio se centró sobre la situación que se había creado con la victoria del fascismo y la contrarrevolución en América :Latina, Austria, Alemania, Italia, Portugal y otros países.
Aquella preocupación la comprobación del peligro creciente que ella representaba y la adopción de medidas defensivas necesarias no impidió que, a su vez, fuesen examinadas cuestiones de orden interno, introduciéndose algunas modificaciones en sus estatutos.
Después del VI Congreso (París 1938), las actividades de la Internacional habían de sufrir una momentánea reducción. El conflicto mundial desencadenado por el nazifascismo en 1939 rompió en gran parte las relaciones del Secretariado Internacional (radicado en Suecia) con las respectivas secciones.
El VII Congreso no se celebró hasta 1951, en Toulouse (Francia), Asistían al mismo delegaciones de la Sección Española (representaciones de la organización clandestina del interior y del exilio), de Bulgaria (exilio), Suecia, Inglaterra, Alemania, Argentina, Italia, Holanda, Noruega, Dinamarca, Austria y Cuba. Entre las resoluciones fundamentales de aquel comicio conviene señalar la de la creación de subsecretariados internacionales en áreas geográficas o lingüisticas.
En el mes de julio de 1953, en la ciudad de Puteaux (Francia), se celebró el VIII Congreso Internacional, con la asistencia de 19 delegaciones, de las cuales 5 estaban en calidad de observadores. Este Congreso puso punto final al problema planteado en el seno de la A.I.T. por la actitud de la C.N.T. española durante la guerra civil y la revolución en aquel país, reconociendo que aquella actitud de colaboración de carácter transitorio, había sido superada y zanjada por los acuerdos de esta misma Sección en su Congreso de 1945, en París.
Participaron en el IX Congreso (Marsella – Francia – 1956) las secciones de Suecia, Dinamarca, Francia, Noruega, España, Uruguay, Argentina, Italia, Bulgaria, Chile, Holanda y Gran Bretaña. En el mismo comenzaron a señalarse las diferencias fundamentales que iban a provocar años más tarde la separación de las secciones holandesa y sueca, partidarias de una adaptación de los principios y tácticas de la A.I.T. a las situaciones especiales que pudieran plantearse en cada país, abandonando la acción directa y encaminándose hacia las tácticas de cogestión.
El Congreso, después de varias sesiones dedicadas a la discusión de este aspecto fundamental, ya que iba a determinar un cambio completo de línea revolucionaria, reafirmó netamente los principios y tácticas de la A.I.T. contra la voluntad de las dos secciones más arriba mencionadas.
El mismo problema había de venir, sin embargo, a las deliberaciones del X Congreso, celebrado dos años después, al plantearse la especial posición de la sección sueca que, por el abandono de los principios y tácticas reafirmados por la Internacional, se colocaba al margen de la misma.
Se llegó a la resolución de crear grupos de ”Amigos de la A.I.T..” allá donde la presencia de un pequeño grupo de militantes permitiese la realización de la propaganda tal como fue decidida en el Congreso.
El XI Congreso (Burdeos, 1961) se desarrolla en plena ”Guerra Fría” ; los sindicatos del mundo se orientan hacia una de las tres organizaciones internacionales reformistas: cristiana, socialdemócrata o comunista. La A.I.T., pasa por momentos difíciles, con sus Secciones más emblemáticas minimizadas por la represión estatal.
El debate sobre las relaciones con otras internacionales sindicales no estuvo ausente del XII Congreso (Puteaux, 1963).
Más constructivo resulta el XIII Congreso (Burdeos, 1967). Se estudian ponencias sobre economía, colectivismo, cooperativismo y sobre la manera de hacer más eficaz la propaganda.
El XIV Congreso, celebrado en Montpellier en 1971, hace un estudio para la penetración de la Internacional en los países subdesarrollados y se define la autogestión que durante la Revolución Española de 1936-39 se llamó colectivización y socialización.
También fue el XV Congreso (París, 1976) prolífico en resoluciones sobre la problemática del mundo: guerras por doquier, dictaduras, hambre, degradación del medio ambiente...
Al XVI Congreso (París, 1979) se incorporan nuevas Secciones y la C.N.T. española está representada, tras muchos años de dictadura, por una delegación del interior. Se estrechan las relaciones con la Internacional de Federaciones Anarquistas.
En 1984 se celebra en Madrid el XVII Congreso. Se admiten nuevas Secciones y se adoptan importantes resoluciones analizando la situación del mundo y las tensiones creadas por los dos imperialismos (U.S.A.. y U.R.S.S.) que se han repartido la hegemonía en dos zonas de influencia.
El XVIII Congreso (Burdeos, 1988) analiza una serie de problemas enraizados en el mundo laboral (paro, emigración...).
Tres años después de la caída del Muro de Berlín y del derrumbe del comunismo de Estado, se celebra el XIX Congreso (Colonia, 1992). En él se elaboran estrategias de penetración en los países del antiguo bloque soviético, así como un estudio sobre el racismo. Fruto de este Congreso será la celebración de una conferencia internacional sobre sexualidad.
A principios de diciembre de 1996 se celebra en Madrid el XX Congreso, A la alegría de dar la bienvenida a siete nuevas Secciones y a dos grupos de ”Amigos de la A.I.T.”, se une la tristeza de tener que prescindir de parte de las organizaciones de Francia y de Italia por su participación en maniobras reformistas. Se amplían los Estatutos de la A.I.T., con el fin de contemplar situaciones como la degradación del medio ambiente o la discriminación por razones de sexualidad. Se hacen más explícitas las negativas a subvenciones, cargos retribuidos y participación en comités de empresa. Se da el espaldarazo a los subsecretariados con la reactivación del latinoamericano. El futuro es esperanzador: existen Secciones de la Internacional en los cinco continentes.
En los años 2000, otras nuevas secciones entraron a formar parte de la AIT, la ASI Serbia y COB brasileña la cual fue la encargada de organizar el XXIV Congreso. Este último congreso estuvo marcado por la detención en Belgrado del secretario de la AIT, Ratibor Trivunac, junto con otros activistas de la ASI y anarquistas serbios. Así mismo la ZSP fue admitida como sección de la AIT en Polonia.