miércoles, 16 de marzo de 2016

El Solitario, ¿anarquista o villano?


Antes que nada confieso que me tragué casi a pies juntillas la versión oficial cuando apresaron a Jaime Jiménez Arbe, alias “El Solitario”, bautizado así por un periodista de la prensa “seria”. Como siempre el montaje policial estaba muy bien planificado, más retorcido que la raíz de un olivo centenario, como sólo las mentes de quienes nos manipulan puedan llegar a serlo. Jaime aparecía como un asesino despiadado que acabó con la vida de dos picoletos y que si continuaba suelto podría seguir matando. El enemigo público Nº1, desde el Lute no se conocía nada comparable. Robaba bancos con una facilidad pasmosa, él solo, y después escapaba sin dejar rastro, la policía estaba que trinaba, Jaime demostraba a ojos vista lo que ya todos sabemos, que la madera es estúpida.
En una de las ocasiones que lo vi en el telediario, pudo gritar algo antes de que lo encerraran el el furgón policial, gritó ¡soy el solitario! y después algo que llamó mi atención ¡viva la anarquía! Los perros de prensa se apresuraron rápidamente a manipular la verdad, antes de que estas palabras calaran y alguien se preguntara quien era realmente Jaime Jiménez Arbe, lo descalificaron tachándolo de zumbado, que decía esas cosas sólo para llamar la atención, que era una pose típica de los atracadores (cuando al menos yo es la primera vez que oigo decir eso a un delincuente común que se dedique a atracar bancos) que era un ser vanidoso que buscaba la polémica para darse notoriedad y aparecer ante los medios como un mártir de la causa anarquista, debo confesar que me tragué todas estas descalificaciones prácticamente a pies juntillas, la censura funcionó a la perfección y sólo se conocía una sola versión de los hechos, la oficial, o lo que es lo mismo, la que dictaron los maderos. Por supuesto que a nadie se le ocurrió comentar el hecho de que Jaime donaba parte del botín a organizaciones anarquistas como la Cruz Negra Internacional, para ayuda de presos o víctimas del estado.
Existen muchas posibilidades de que todas estas acusaciones (incluidos los asesinatos de los picolos) sean falsas, según Jaime y su propio abogado. Los maderos le tenían ganas por haberlos dejado en ridículo repetidas veces, además era un anarquista, los mayores enemigos de los que protegen al estado o viven de él. Así que no bastaba con encerrarlo 40 años, su persona debería ser denostada, se le debería rebajar hasta la condición de mísero asesino y ladrón sin más motivación para cometer esos crímenes que el placer de perpetrarlos junto al móvil monetario, sus principios morales y convicciones políticas deberían ser absolutamente acalladas, en la medida de lo posible se tenía que evitar hablar de la orientación política de Jaime, su condición de anarquista, condición arraigada en su ser desde la cuna, su padres y abuelos fueron víctimas de la represión franquista, tenía sobrados motivos para odiar a este sistema heredado de Franco y pegarles donde más les duele, en su puto dinero.
Cuando me dispuse a leer este libro, – que por cierto está muy bien escrito, al menos para mi gusto – lo haría cargado con una pesada mochila llena de prejuicios, puesto que también había escuchado a los perros de prensa ladrar los argumentos espúreos que les dictan sus amos y que descalificaban o rebatían lo dicho en el libro. Pero ¡oh! sorpresa, me encuentro con que el prólogo del libro corre a cargo nada más y nada menos que de Lucio Urtubia, uno de los más insignes anarquistas nacido en Iberia, uno de los seres más generosos y solidarios que ha dado este país de paletos, mangantes y envidiosos, alguien cuya credibilidad está fuera de toda duda y a quien tuve la suerte de conocer en persona hace unos meses en Sevilla durante una manifestación, aunque no pude beber mucho de una fuente tan limpia como lo son sus palabras llenas de sabiduría y conocimiento, estaba muy ocupado, todo el mundo quería hablar con él y yo no quería molestarlo en demasía con la veneración que siento hacia su persona y que no podía disimular, de haber podido le habría escuchado durante horas, aunque se que su modestia y sencillez le hacen sentir incómodo ante tanta baba, je. Una vez leido el libro escrito por Jaime y conocer su versión de los hechos, la historia de su vida, su manera de contar las cosas y todo ello con el aval que le da a sus palabras el prólogo de Lucio, sólo me queda decir lo mismo que Lucio, Jaime, ojalá salgas pronto de prisión, quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. A continuación os dejo el prólogo escrito por Lucio y el enlace para descargar el libro, que lo disfrutéis con salud y anarquía.
Todos los bancos son bancos de sangre (anónimo)
Lucio Urtubia
Los ladrones son ellos
En el mes de septiembre de 2008, mi amigo y editor Josemari Esparza me preguntó: «Lucio: ¿conoces a El Solitario?». Yo creí que me preguntaba por el juego de cartas del mismo nombre y le contesté que no: «El único juego que conozco un poco y me gusta es el mus». «¡No hombre! –me dijo– te pregunto por El Solitario que está preso en Portugal, que asaltaba bancos y le acusan de haber matado a dos guardias civiles en Castejón». Le contesté que en la prensa había leído alguna vez la historia y una vez estando en Cascante leí un poco sobre el juicio que le hicieron en Tudela y Pamplona, pero sin demasiado interés. Eso sí, me chocó la expectación de gente y prensa en los alrededores de esos tribunales. Parecía un encierro.
Mi amigo editor me explicó que se escribía con El Solitario (entonces yo no sabía que ese era un nombre policial y que para los amigos es Jaime) y que se había decidido a editar sus memorias con Txalaparta por el tipo de editorial que era y, entre otras cosas, porque editaba libros como el del anarquista Lucio Urtubia. Me pidieron prologar su libro y dije que sí gustoso, a pesar de que apenas lo conocía. Simplemente sabía que robaba a los bancos y para mí el que roba a los ladrones ya tiene todos los perdones. Comencé a escribirme con él: yo le preguntaba por la situación en las cárceles, ese horroroso invento humano que no debería existir, y él me pidió que le contara cosas de mi amigo y compañero Quico Sabaté, con el cual viví y compartí con él lo que tenía y recibí de él lo que soy. Y eso voy a hacer en este prólogo.
Hay mucha gente que envidia sanamente mi humilde pero riquísima suerte de haber compartido aquellos tiempos con Quico, todo cuanto viví y me transmitió, la semilla que germinó en mí y en cuantos le conocieron. Un animal para la clandestinidad, olía a la Policía, a la Guardia Civil, a la Gendarmería, pero también tenía fino olfato para conocer a las personas, para alejarse de los habladores y falsos revolucionarios. Desde muy joven practicó la expropiación y empezó a robar para ayudar, trabajando y militando en la cnt desde muy jovencito, todo ello desde una familia numerosa de trabajadores. Por él supe de los compañeros que habían emigrado a América, de las huelgas en que había participado en Barcelona, de la guerra de Ma rruecos… Cuando hoy día oigo hablar de inteligencia me acuerdo de la suya, natural, práctica. Quico estaba considerado por los verdaderos criminales como un criminal y también como un analfabeto. Pero demostró ser inteligentísimo.
Vivió años intensos, aunque muriera joven, y si lo tenemos tan presente es porque llevó a cabo cientos de acciones y casi todas le salieron bien. No haremos un dios del Quico, pero hay que reconocer que tuvo mucha vida y mucha suerte. Siempre estuvo solo y siempre acompañado. Quico tuvo treinta años de subversión, de práctica revolucionaria, pero los veinte últimos fueron increíbles: hacía sus míticas expropiaciones, estudiaba para ellas, trabajaba intensamente, vivía intensamente.
Sin ser intelectual, él preparaba sus octavillas, su periódico y su propaganda, sus pases de frontera, a pie, llevando el material a hombros. Yo le decía: «Nano, si vamos a Barcelona, cruzaremos la muga por Valcarlos, por Navarra podemos pasar más fácilmente que por Cataluña. Navarra es mi provincia, conozco la frontera y en 24 horas podemos presentarnos en Barcelona. Además, tú no deberías ir. Somos nosotros los que no estamos quemados, ni somos conocidos como tú. Podemos ir sin problemas, preparar pisos, escondites, garajes, gente». La respuesta de Quico era: «Nano, cuando llamo en una casa en Cataluña y hablo en catalán, las puertas se me abren de par en par». Quico, que era internacionalista, era un catalán que quería y amaba a su país y jamás aceptó pasar la frontera por ningún lugar que no fuese Cataluña, la tierra que conocía y lo había criado.
En las expropiaciones, actuaba con la cara descubierta. Era tan conocido que con decir «soy el Quico», todos los empleados del banco le ayudaban a recuperar el dinero para que se fuese lo antes posible, unos por simpatía y los otros por temor. Les decía: «No somos gánsteres, somos trabajadores antifranquistas que luchamos por la libertad, contra Franco y contra el fascismo. No robamos». Rechazaba la violencia y sólo se servía de ella cuando no tenía más remedio, para protegerse. De los bancos salía bien pero en algunos casos tuvo que emplear la violencia para poder salvarse.
Lo que recaudaba pasaba a su trabajo revolucionario: compraba todo lo necesario para hacer su propaganda, pagar las imprentas, ayudar a las familias de los presos, abogados, pisos alquilados, viajes… todo era para el trabajo clandestino y Quico enviaba el valor de su paga a su mujer. Él decía que si trabajara en una fábrica, llevaría a casa un salario y eso era lo que hacía. Éramos riquísimos aunque nada teníamos. Era un ser honrado que luchaba porque creía en sus ideas, ideas que hoy más que ayer son necesa rias. Si su ideal hubiera sido tener una gran casa, Quico hubiera tenido cien casas.
El movimiento libertario en el exilio estaba en Toulouse. Allí vivíanlas grandes figuras del anarquismo español. Quico era más joven que los grandes responsables de la CNT y no se ponía de acuerdo con ellos. Uno no dispone de las mismas energías a los treinta años que a los cincuenta. Hacía muchos años que el movimiento libertario era una pura sangría. Los comités, grupos, organizaciones, imprentas… Todo caía en las manos enemigas. Fusilamientos, miles de años de cárcel… Todo era un fracaso. El enemigo era superior y desorganizaba todo. Quico y su hermano José conocían los fallos y no se entendían con la organización ni con sus responsables. Por eso Quico empezó a trabajar por su cuenta, podemos decirlo así, pues había perdido la confianza en la organización.
Luego, todo lo que ocurre en Cataluña se le atribuye al Quico: expropiaciones, arreglos de cuentas a fascistas, imprentas clandestinas… Quico consigue una infraestructura importante, ganada a pulso con su prestigio, coraje y generosidad. No quiere decir que fueran ángeles, pero casi, comparado con los políticos corruptos de la actualidad. Quico no esperó a que el sectarismo o la burocracia política o sindical le autorizaran lo que tenía que hacer. Era adulto, un libertario, un ser responsable que sabía que un revolucionario tiene que ser humilde, pero tiene que pasar a la acción. Que de nada sirven las ideas y las palabras si no se es coherente. Y Quico lo fue hasta el final. Y esto es, muy resumido, lo que te puedo decir de Quico Sabaté, amigo Jaime. No te conozco, salvo por este libro que acabas de escribir en unas condiciones tan adversas.
Yo creo, Quico me lo enseñó, en lo que uno es, y uno es lo que es por lo que hace y no por lo que dice. No creo ni acepto las cárceles, como no creo en el Estado. Tampoco creo en su Justicia ni en sus juicios apañados. Mucho menos creo en los Bancos, pero también sé por mi vida y experiencia que nadie tiene una solución exacta para arreglar las injusticias del mundo. Por eso debemos escuchar con sensibilidad y tratar con respeto a todos aquellos que luchan, que actúan con buena intención, que se enfrentan al sistema y que, en muchos casos, acaban en la cárcel.
Tú has expropiado bancos en solitario; yo acompañé a Quico y falsifiqué moneda; mi mujer Anne es médico responsable de la acción humanitaria en Haití y en un pueblo navarro: Valcarlos-Luzaide; los jóvenes vascos ocupan casas abandonadas en el campo para autogestionarlas. Todo puede servir en algún momento si todas las acciones están sustentadas en los principios de la libertad, la generosidad, la justicia y la solidaridad entre las personas y los pueblos. Los delincuentes, los malhechores, los que hacen las guerras y los pobres, los que roban, son otros. Son ellos. Ojalá te vea pronto en libertad.
Lucio Urtubia

viernes, 11 de marzo de 2016

El PSOE y el Referéndum de la OTAN: historia de una extorsión (II)



La dependencia directa del poder por parte de los grandes medios de comunicación públicos y privados, tuvo un antes y un después en el referéndum de la OTAN

OTAN, de entrada NO
Adolfo Suarez dimitió como Presidente del Gobierno el 23 de enero de 1981, incapacitado para soportar la presión ejercida por la mayoría de su Partido – y por EE.UU. - para que decidiera de forma inmediata la integración del Estado español en la OTAN. El objetivo era colocar al más que probable siguiente gobierno del PSOE ante los hechos consumados.
El intento de Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 sirvió por encima de todo como puesta en escena de la amenaza del terror fascista; por si alguien se había olvidado. Pero tuvo también inquietantes ramificaciones. La más destacada es la preparación de un gobierno de concentración nacional presidido por el general Armada en el que participarían todas las fuerzas políticas parlamentarias, incluidos el PSOE y el PCE. Es obvio que los dirigentes implicados conocían con anterioridad la intentona golpista y dejaron hacer; precisamente porque la misma debía preparar el terreno para que ellos aportaran su “solución”. Como es bien sabido, los diversos escenarios contaban con el beneplácito del Rey y eran conocidos previamente por la Embajada de EE.UU. quien se apresuró a declarar la intentona golpista como “asunto interno”1. Como demuestra Joan Garcés en Soberanos e intervenidos, a partir de documentos incontestables, Tejero y Milans del Bosch fueron simples marionetas de intereses mucho más poderosos2. El 30 de mayo de 1982, el gobierno de Calvo Sotelo apoyado por una mayoría parlamentaria que tenía los días contados y con una opinión pública claramente opuesta, formalizó el ingreso en la OTAN.

La posición política del PSOE en relación con la OTAN desde los primeros años de la Transición hasta su acceso al gobierno en 1982 fue, no sólo contraria al ingreso en la OTAN, sino de neutralidad activa, como defendía entre otros, el Primer Ministro sueco Olof Palme. Propugnaba la disolución de los bloques militares, la desnuclearización del Mediterráneo y el desmantelamiento de todas las Bases militares norteamericanas. Se alineaba así con el resto de fuerzas de izquierda del Estado, modificando radicalmente su anterior posición favorable al ingreso en la Alianza adoptada por el PSOE en el exilio en 1949.
La victoria electoral por mayoría absoluta en octubre de 1982 tuvo lugar bajo el slogan central “OTAN, de entrada NO”, pero curiosamente el asunto de la OTAN sólo aparecía en los últimos párrafos del último apartado del Programa Electoral dedicado a “La Política Exterior de España”4. En él se planteba que “como medida inmediata se congelarán las negociaciones para la integración en la organización militar” y “en un segundo momento se mantendrá el compromiso contraído por el PSOE de convocar un referéndum para que sea el pueblo español el que decida acerca de nuestra pertenencia a la OTAN”
Desborda las posibilidades de este artículo relatar pormenorizadamente los hitos que marcaron el cambio de posición del PSOE en relación con la Alianza, por lo que citaré algunos de los más significativos. Mientras, en el Partido, se iban definiendo posiciones. A favor de la salida de la OTAN se situaron en los primeros momentos del acceso al gobierno, Javier Solana, Jose Mª Maravall o Alfonso Guerra. Las posiciones pro-atlantistas estaban avaladas por dos miembros del gobierno situados en departamentos clave, Narcís Serra en Defensa, y Miguel Boyer, en economía.
Felipe González materializó su progresivo acercamiento a la Alianza con un golpe de efecto en un tema de gran trascendencia y motivo de grandes movilizaciones populares en Europa. Declaró, precisamente en Bonn, su apoyo a la decisión de la OTAN de desplegar 572 cabezas nucleares en Europa proyectada para diciembre de 19835
La convocatoria del Referéndum para decidir la permanencia de España en la OTAN se realizó según lo previsto en la Constitución Española, artículo 92, que se caracterizaba por ser la más restrictiva de la CEE en la regulación de la democracia directa.
Dicha norma y la Ley Orgánica que la desarrolla excluyen cualquier forma de iniciativa popular para convocarlo. Sólo puede ser convocado por el rey, a propuesta del presidente del gobierno y siempre tiene carácter consultivo, es decir, sus resultados no son jurídicamente vinculantes para el gobierno. Se niega así, en la práctica, lo que pomposamente establece el artículo 236 del mismo texto constitucional: el derecho del pueblo a participar directamente en los asuntos públicos. Un ejemplo más del conjunto de papeles mojados en materia de derechos y libertades supuestamente amparados por el texto de 1978.
La OTAN, la televisión privada y el final de cualquier disidencia en los medios de comunicación
Uno de los elementos decisivos para intentar cambiar una opinión pública que de forma mayoritaria se posicionaba contra la permanencia en la OTAN, eran los medios de comunicación. La radio y la televisión públicas tenían, además de una plantilla de destacados profesionales, un margen de maniobra relativamente mayor que el actual para expresar opiniones no coincidentes con los objetivos del Gobierno.
Digo relativa porque un muro de silencio rodeaba todo lo relativo a la monarquía y sus corrupciones, a la práctica de la tortura, a la Iglesia, a las fuerzas y cuerpos de seguridad, a todas las estructuras administrativas y judiciales en las que no se había producido depuración alguna de elementos fascistas, a las relaciones con EE.UU., y de forma destacada, con la complicidad de la izquierda, a la Memoria de la resistencia antifascista.
El gobierno del PSOE acabó con cualquier asomo de pensamiento crítico en los medios públicos y procedió brutalmente a la cancelación de programas que osaran dar siquiera cabida a las razones del NO a la OTAN. El cese más emblemático fue el de Jose Luis Balbín al frente del prestigioso programa “La Clave”, que con algunas suspensiones, se estuvo emitiendo desde 1975 al 20 de diciembre de 1985. Fue evidente que la cancelación tenía relación directa con el Referéndum de la OTAN que se celebraría tres meses más tarde.
El PSOE también dio un giro de 180º a su posición defendida en las elecciones contraria a la existencia de medios de comunicación privados. Utilizó la promesa de la concesión de hipotéticos canales de televisión para disciplinar a los medios que estaban sosteniendo posiciones contrarias a la Alianza Se hizo saber a sus directores que quién no apoyara las posiciones favorables al SI no tendrían la menor opción. No todos lo lograron a pesar de haber realizado giros copernicanos en su práctica informativa a despecho de criterios deontológicos y otras zarandajas.
Uno de los mayores damnificados fue Antonio Asensio, propietario del gurpo Z (El Periódico de Cataluña, Interviú, Tiempo) junto al multimillonario Murdoch. Según el ex director de Interviu y uno de los directores de ese grupo, Pablo Sebastíán “Él, [Asensio] había puesto al Grupo Zeta al servicio del gobierno en el tema de la OTAN bajo la promesa de que a cambio le darían un canal de televisión. Roma no paga a traidores. Asensio se equivocó”7.
Otros si lo consiguieron. El País – elemento clave en la desnaturalización de la izquierda política y sindical - que defendía desde su fundación la neutralidad y el desarme pasó a sostener acérrimas posiciones atlantistas, que mantiene sin fisuras hasta la fecha. El clan Cebrián – Polanco y su grupo empresarial PRISA, recibió el premio mayor, el canal de televisión de pago Canal Plus.
El grupo Mediaset (Berlusconi), ONCE (Miguel Durán) y Anaya (Germán Sánchez Ruiperez) fueron obsequiados con Tele 5. El grupo Antena 3, recibió la concesión del canal del mismo nombre. Este grupo mediático, presidido por el conde Godó, era propietario del influyente rotativo catalán La Vanguardiaquien pasó de criticar duramente la convocatoria del referéndum, a militar decididamente en las filas del SI.
Por si esto fuera poco se editó un Manifiesto por el SI firmado por “50 intelectuales y artistas”8 que obviamente dependían de los presupuestos públicos y de los medios de comunicación para desarrollar su trabajo
La dependencia directa del poder por parte de los grandes medios de comunicación públicos y privados, tuvo un antes y un después en el referéndum de la OTAN. A partir de entonces el alineamiento y la homogeneidad informativa ha sido total, especialmente en todo lo concerniente a la política internacional, en la que es imposible establecer diferencia alguna entre ellos, incluyendo a la gran mayoría de medios digitales.
El avasallamiento de la libertad de información lo ilustró claramente el mismísimo Juan Luis Cebrían, director de El País y delegado para España del club de Bilderberg. Cuando Pablo Sebastián (que se vio obligado a dejar la dirección de Interviú al no aceptar la posición pro-OTAN que se le imponía) le comentó: “Esto de la OTAN va a acabar con el periodismo independiente”, Cebrián le respondió: Si. Esto es así. Algunos tendrán que enseñar el culo y nosotros una pierna”9.
En este siniestro juego de presiones y chantajes en la sombra jugó un importante papel la sociedad norteamericana INCI (Instituto de Cuestiones Internacionales), financiada a su vez por la USIA (United States International Comunication Agency), “organización oficial norteamericana que encubre la guerra sucia exportada por EE.UU. a través de los medios de comunicación”10.
Las presiones mediáticas no parecían bastar a unos pueblos que se habían organizado de forma autónoma y enormemente creativa. La efervescencia social era enorme. La sensación que se vivía en la calle era que no sólo estaba en juego la neutralidad y la soberanía. Se percibía algo tan rotundo como el poder del pueblo frente al terror de los GAL y al miedo a la extrema derecha anidada en las cloacas de los aparatos de Estado revivida el 23F. Era la oportunidad de sacudirse por una vez la losa de tantas derrotas.
Felipe González tuvo la desvergüenza de amenazar con los tanques en la calle y la intervención de EE.UU. si el SI era derrotado.
Aún así el NO ganó en el País Vasco, incluida Navarra, Cataluña y Canarias.
¿Sólo?
El periodista Pablo Sebastián afirma haber escuchado en una tertulia del Café Gijón de Madrid a uno de los magistrados integrantes de la Junta Electoral Central en ejercicio en 1986, cuyo nombre no está autorizado a revelar, afirmar que en la contabilización de los votos del referéndum OTAN se había detectado un pucherazo de más de 400.000 votos en Galicia. Es evidente que la maniobra no podría haberse realizado sin el consentimiento de Fraga que mantuvo – con Alianza Popular - la petición de la abstención en dicho referéndum. ¿Pagó así el gallego el error de cálculo de anteponer intereses de partido a los sacrosantos intereses del imperio, en definitiva, de su clase?.
Nada se dijo, a parte de alguna mención realizada por el citado periodista. Sin embargo fue un tema conocido en los cenáculos, no sólo del poder, sino de la oposición que apostó por el NO. Tratando de averiguar qué sucedió, yo misma pregunté a Gerardo Iglesias, en la época secretario general del PCE y Coordinador General de IU, si habían tenido noticia del hecho y si habían investigado. Su respuesta fue que sí supieron del rumor que corría pero que no habían hecho pesquisa alguna porque “hubieran sido acusados de hacer la pinza con el PP”(sic).
El GAL y los ejércitos secretos de la OTAN
La actuación criminal de la extrema derecha durante la Transición y su vinculación con los aparatos del Estado forma parte de la losa de silencio mediática que presidió la Transición, aunque prestigiosos escritores, como Alfredo Grimaldos, han dejado documentada constancia de ello11. Hay evidencias de la actuación en el Estado español de destacados fascistas italianos en masacres como la de Montejurra (1976) o, entre otras, en la matanza de los abogados laboralistas de Atocha (1977). También es patente la continuidad de dichas actividades con los crímenes de los GAL, a su vez íntimamente vinculados a los aparatos del Estado.
El juez Felice Casson en 1984 empezó desvelar la trama de la red Gladio en Italia - integrada por la OTAN, la extrema derecha y los servicios secretos militares - y el presidente de la República, Giulio Andreotti, ratificó su existencia en 1990 ampliándola al resto de países europeos. Las actuaciones criminales destinadas a evitar gobiernos de izquierda mediante el nunca mejor llamado terrorismo de Estado se iniciaron al final de la II Guerra Mundial en Grecia12y no hay noticias fehacientes de que los diferentes “gladios” hayan sido disueltos.
Recientemente Ferdinando Imposimato, presidente honorario de la Corte di Cassazione (Tribunal Supremo) de Italia en la Convención “No Guerra, No NATO”, celebrada en Roma en octubre de 2015 declaraba solemnemente13:
“En las investigaciones que yo he realizado sobre las masacres que se han realizado en Italia, desde la de Piazza Fontana en Milán, a la de la estación de Bolonia, a la de la Piazza della Loggia en Brescia, a los asesinatos de mis colegas Giovanni Falcone y Paolo Borsalino y sus escoltas, en todas, se ha certificado que los explosivos utilizados provenían de Bases de la OTAN. Testimonios directos me han confirmado que en estas Bases se reunían mafiosos de la Logia P2 [vinculada al Vaticano], terroristas de la extrema derecha, mafiosos, oficiales de la OTAN y políticos italianos, los días previos a las masacres”.
Estos testimonios han sido publicados por Ferdinando Imposimato en su libro “La Repubblica delle stragi impunite” sin que haya sido desmentido14.
En el Estado español no tuvimos la suerte de tener jueces como Casson o como Imposimato. Las denuncias de torturas o los crímenes del GAL, las matanzas como la de Vitoria o Atocha, los más de cien asesinatos de la “pacífica” Transición, se han traducido reiteradamente en absoluciones por falta de pruebas, indultos, en huidas de la cárcel o han chocado con la Ley de Amnistía de 1977.
Y nada permite suponer que algo haya cambiado. En 1998 el juez Garzón era el magistrado instructor de dos importantes causas, la de los vuelos de la muerte de la Dictadura argentina y la que investigaba el terrorismo de Estado durante los gobiernos de Felipe González “el caso GAL”. En el marco de la primera y con una íntima vinculación con la segunda recibió la denuncia de Victor Basterra, fotógrafo secuestrado en la ESMA(Escuela de Mecánica de la Armada), que relataba la participación directa de militares españoles en los crímenes allí perpetrados, desde fines la década de los 70 hasta, al menos, 1983. La denuncia fue confirmada por el Mº de Defensa español que informó del envío de altos cargos del Ejército para recibir “entrenamiento” en Argentina y que estuvieron en campos de exterminio como la citada ESMA o el Campo de Mayo. Así mismo el Ministerio, en manos del PP a partir de 1996 remitió al juez Garzón una lista con los nombre y graduación de los implicados.
El juez Garzón, tras llamar a declarar al primero de ellos, el coronel de la Armada, Cristóbal Gil y Gil, vinculado entonces a los servicios secretos (SECED) y en el momento de esta denuncia integrado en el IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos)dependiente de la Dirección General de Política de Defensa15, cerró el caso. No hubo más actuaciones a pesar de las reiteradas denuncias del coronel Amadeo Martínez Inglés y de que según nuestra legislación los tribunales son plenamente competentes para juzgar delitos cometidos por ciudadanos españoles en el extranjero16.
Para finalizar quiero dejar constancia de un hecho inquietante relativo al asesinato de Olof Palme, Primer Ministro de Suecia. El magnicidio ocurrió el 28 de febrero de 1986 y el caso ha prescrito sin que nunca fueran identificados sus autores. Las pistas siempre apuntaron a agentes de la extrema derecha vinculados a la CIA y a la OTAN, que habrían actuado para eliminar al más destacado político socialdemócrata, que denunciaba con firmeza las guerras imperiales, la política de bloques y se mostraba solidario con el Chile de Allende o la resistencia vietnamita.
Olof Palme, pocos días antes de caer asesinado había anunciado públicamente que viajaría al Estado español para participar personalmente apoyando la campaña por el NO a la OTAN. Este hecho hubiera tenido una enorme trascendencia dada su estrecha relación con Felipe González, rota públicamente en 1983 por el giro atlantista de éste último. Lo que es absolutamente desconocido es que las investigaciones oficiales suecas por el asesinato de Palme siguieron, entre otras, lo que denominaron como “pista hispana”, tal y como afirmó el Secretario de Estado de Asuntos Exteriores sueco en el transcurso de un homenaje a Camilo José Cela celebrado en la embajada de ese país en Madrid en 2003, al que asistía también Pablo Sebastián.
Como puede verse las cloacas del Estado mantuvieron la continuidad de su estructura y de sus acciones desde la muerte de Franco y tuvieron una actividad intensa en todo el periodo previo al referéndum de la OTAN.
Sirva este obligatoriamente breve recorrido en torno al referéndum de la OTAN para dejar constancia de hasta qué punto el PSOE, no sólo no responde a lo que de la manera más laxa pudiera entenderse como partido de izquierda, sino que ha actuado decisivamente desde sus gobiernos – entre otras muchas cosas - para liquidar la libertad de información y perpetuar en los aparatos del Estado las cloacas de la Dictadura.
El terrorismo de Estado, el GAL o la OTAN no son compartimentos estancos, sin relación con la lucha de clases. Y el PSOE, independientemente de quién se situara en su dirección, ha jugado un papel decisivo, tanto en su creación y desarrollo, como en el aseguramiento de la impunidad de los crímenes por ellos cometidos. Más nos vale no olvidarlo.
Febrero de 2016
Artículo escrito para la revista Espineta y Caragolins.

Los pueblos que no recuerdan su pasado están condenados a repetirlo”.

viernes, 4 de marzo de 2016

¿Quién era y por qué mataron a la ambientalista Berta Cáceres en Honduras?



La ambientalista Berta Cáceres fue asesinada este jueves en Honduras.
La Policía afirma que fue por un robo, pero su familia tiene claro que las razones apuntan hacia otra dirección.
Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) y ganadora del premio Goldman, lideraba la lucha contra la construcción de la represa hidroeléctrica de Agua Zarca en el río Gualcarque, departamento de Santa Bárbara, noroeste de Honduras.
El proyecto, que en un inicio contaba con el financiamiento del Banco Mundial y de la compañía china Sinohydro, amenazaba con dejar sin agua a cientos de nativos lenca, etnia a la que pertenecía Cáceres.
"Nos consideramos custodios de la naturaleza, de la tierra, y sobre todo de los ríos. La represa de Agua Zarca hubiera significado desplazamientos y hubiera impedido a la comunidad desarrollar sus actividades agrícolas. No solo se privatiza el río sino varios kilómetros a la redonda", dijo la ambientalista en una entrevista con la BBC en abril del 2015.
Cáceres, que tenía cuatro hijos, recibió por su oposición al proyecto múltiples amenazas y vio cómo varios compañeros de lucha fueron asesinados.
La lucha de Cáceres contra la represa arrancó en el 2006 y tuvo sus momentos más tensos en el 2013, cuando el pueblo lenca comenzó con el bloqueo de carreteras para impedir el ingreso de maquinaria a la zona. Esa estrategia se empleó por alrededor de un año. Tres líderes indígenas fueron asesinados durante la lucha.
"Había presencia y hostigamiento militar, policial, guardias privados, sicarios. Incluso la policía hizo acciones en que apuntó los cañones de sus fusiles a las cabezas de niños y niñas y ancianos", dijo Cáceres en su entrevista con BBC.
Finalmente, la campaña encabezada por Cáceres logró que Sinohydro y la Corporación Financiera Internacional (entidad del Banco Mundial) abandonaran el proyecto, que actualmente se encuentra detenido.
Honduras contra los ambientalistas. Durante el 2014, según la organización Global Witness, Honduras fue el país que registró más asesinatos per cápita de defensores del ambiente en todo el mundo, con 12. Del 2002 al 2014 fueron asesinados 111 ambientalistas.
"Los defensores hondureños que denuncian problemas ambientales e instruyen a los ciudadanos acerca de sus derechos a la tierra y a los alimentos han sido calificados de miembros de la resistencia, guerrilleros, terroristas, opositores políticos o delincuentes", explica la antigua Relatora Especial de la ONU sobre la situación de los defensores de los derechos humanos Margaret Sekaggya en un informe de Global Witness.
La mayoría de conflictos están relacionados con proyectos hidroeléctricos y mineros. 
Por: Gustavo Arias


jueves, 3 de marzo de 2016

Melchor Rodríguez, el ángel rojo



8 de diciembre de 1936. El bombardeo de las tropas franquistas sobre Alcalá de Henares enardece a los milicianos. Armados, se dirigen a las puertas de la cárcel. Claman venganza. Quieren abrir las celdas y linchar a los presos del bando nacional.
Cuando la turba ya ha franqueado la primera puerta, aparece Melchor Rodríguez, el delegado de prisiones del Gobierno republicano. Subido a una mesa, evita la entrada en las celdas. Le ponen una pistola en el pecho, le empujan, le desgarran la camisa. La situación es insostenible. Con ingenio, lanza un farol a los milicianos. Les dice que ha dado la orden de que armen a los presos en caso de que se consume el asalto a la cárcel. Las horas pasan. La multitud se dispersa. Rodríguez consigue que la retaguardia republicana no colme su sed de sangre y venganza. Había salvado la vida de cientos de presos. Entre ellos estaban personas tan conocidas como Muñoz Grandes, Raimundo Fernández Cuesta, el futbolista Ricardo Zamora, el torero Villalta y dos de los hermanos Luca de Tena. Se lo agradecieron con un avión artesanal en miniatura decorado con sus firmas.
Alfonso Domingo, periodista y escritor, ha dedicado una década a bucear en la vida de Melchor Rodríguez. Su investigación quedó plasmada en el libro “El ángel rojo” (Almuzara, 2009) y ahora está a punto de estrenar un documental. Con brillo en los ojos y pasando con mimo las manos sobre las fotografías, dice: “Quijotesco, maravilloso, es una historia de película”. Con él recorremos la vida de un niño de Triana que se convirtió en anarquista después de intentar ser torero y que, como delegado de prisiones, evitó la ejecución de miles de presos en la retaguardia republicana durante la Guerra Civil.

DEL TOREO AL ANARQUISMO
Melchor Rodríguez nació en Sevilla en 1893. Hijo de un maquinista de puerto y de una cigarrera, quedó huérfano de padre a los diez años. En ese momento, obligado por la pobre economía familiar, aprendió el oficio de calderero.
Ya adolescente, soñó con ser torero. Vestido de luces, lidió novillos en muchas plazas de Andalucía. No tomó la alternativa. Una grave cogida en Madrid –en la plaza de Tetuán de las Victorias– arruinó sus expectativas de convertirse en matador. Era 1918.
Melchor Rodríguez. Cedida por Alfonso Domingo.
Instalado en la capital se ganaba la vida como chapista. Su primer acercamiento al sindicalismo fue su afiliación a UGT. Más tarde, giró a la CNT y comenzó su lucha por los derechos de los reclusos, una batalla que le llevaría a prisión muchas veces a lo largo de su vida. “Estuvo en la cárcel en treinta y cuatro ocasiones y con regímenes distintos: monarquía, república y franquismo”, cuenta Domingo.

UN DELEGADO DE PRISIONES APUNTADO EN EL PECHO
En noviembre de 1936, fue nombrado Delegado de Prisiones por el ministro de Justicia anarquista, Juan García Oliver. Eran días de “paseos”, de checas y de tiros en la nuca. Una de sus primeras medidas fue prohibir sacar a los presos de las cárceles entre las seis de la tarde y las seis de la mañana.
Además, cuenta Domingo, exigía un documento que él tenía que firmar para que trasladaran a los reclusos de un sitio a otro: “Se evitaron muchos asesinatos. También impidió muchos traslados a Paracuellos. Incluso se jugó la vida deteniendo convoys alegando que él mismo aplicaría la sentencia de los presos, para luego volver a conducirlos a prisión y salvarles la vida”.
Esta actitud –que le granjeó el mote de ángel rojo– le enemistó con los comunistas que controlaban la Junta de Defensa de Madrid, entre ellos Santiago Carrillo. Existen testigos, cuenta Domingo, que aseguran que tuvieron que separarles para que no llegaran a las manos.
A Melchor Rodríguez intentaron matarlo muchas veces. Más de un día entraron en su despacho para ponerle una pistola en el pecho. Pero el atentado más flagrante ocurrió en Valencia: “Les acribillaron a balazos cuando iban en el coche, pero no murió ni él ni ninguno de los que le acompañaban. Fue un milagro”, relata Domingo.

SIN SER CREYENTE, SE JUGÓ LA VIDA POR UN CRUCIFIJO
En marzo de 1937, Melchor Rodríguez fue destituido de su cargo y pasó a ser concejal y responsable de los cementerios de Madrid. Su amigo Serafín Álvarez Quintero pidió que se le enterrara con un crucifijo, lo que por aquel entonces era casi imposible.
Aquel día, Melchor apareció con una cruz de madera. Cuando percibió la reticencia de los anarquistas y de las autoridades presentes en el funeral, lanzó un farol, al igual que hizo aquel 8 de diciembre en la prisión de Alcalá de Henares: “Llevo aquí un permiso”, dijo tocándose el abrigo. En su bolsillo, revela Domingo, no había nada.

SU CASA: UN REFUGIO PARA LOS REPRESALIADOS
Melchor Rodríguez se apoderó de dos casas durante la guerra. Sus propietarios, al término del conflicto, aseguraron que las encontraron igual que las habían dejado. En ellas alojaba a curas, homosexuales, monjas… “¡Incluso a un modisto de la reina!”, recuerda Domingo.
Melchor Rodríguez se quedó en Madrid hasta la entrada de las tropas franquistas. Fue nombrado alcalde por las autoridades que todavía no se habían exiliado. “Fue él quien entregó Madrid a Alcocer, el primer alcalde franquista de la ciudad”, explica el biógrafo.

LA DEUDA DE MUÑOZ GRANDES
A pesar de sus labores humanitarias, fue apresado y sometido a juicio militar en dos ocasiones. “En la primera quedó absuelto, pero la fiscalía recurrió y volvió a ser juzgado. Ahí fue cuando intervino Muñoz Grandes”, cuenta Domingo.
Cuando iba a decretarse la pena de muerte para Melchor Rodríguez, intervino el general Muñoz Grandes con una lista de 2.500 firmas, todas ellas pertenecientes a personas del bando nacional que fueron salvadas por el alcalde republicano.
El propio Muñoz Grandes fue ayudado por Melchor en Alcalá de Henares, pero también en otra ocasión: “Cuando estaba preso en la cárcel de La Modelo, hubo un incendio y un asalto. En ese momento intervino Melchor y eso salvó la vida a Muñoz Grandes, que luego se lo agradeció de esta manera”.

DE SU PUÑO Y LETRA
Melchor Rodríguez fue condenado a veinte años de cárcel, de los que cumplió cinco. Murió en 1972. Rechazó las ayudas de los miembros del régimen a los que un día ayudó. En su funeral concurrieron cargos del franquismo y anarquistas, lo que no había sucedido hasta aquel momento.
“Se le enterró con una bandera anarquista y, por fuera, se colocó un crucifijo en el ataúd. Así lo pidió su familia, aunque él nunca fue religioso. Era un santo laico”, sonríe Domingo.
Han pasado cuarenta y cuatro años de su muerte. El pleno ha aprobado por unanimidad otorgarle una de las nuevas calles. Melchor Rodríguez amó la libertad y lo dejó escrito para la Historia: “Anarquía significa amor, poesía, igualdad, fraternidad, sentimiento, LIBERTAD, cultura, arte, armonía… La razón, suprema guía; la ciencia, excelsa verdad, vida, nobleza, bondad, satisfacción y alegría”.


Videos: Melchor Rodríguez: el Ángel Rojo
https://www.youtube.com/watch?v=m-sj9i9Gj_8